La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

La Xunta anuncia una “moratoria temporal” de eucaliptos cuando la especie ya ocupa el doble de hectáreas de lo previsto para 2032

El Gobierno gallego se ha avenido a los que, desde hace años, reclamaban ambientalistas, expertos y partidos de oposición: poner un freno a la expansión del eucalipto. Lo anunció este jueves el presidente, Alberto Núñez Feijóo, al proclamar “una moratoria temporal” para las plantaciones del polémico árbol. La declaración contrasta, sin embargo, con el escaso celo gubernamental en el control de la especie. En 2018, la superficie ocupada por la misma era ya casi el doble de lo previsto para 2032 por el Plan Forestal Galego impulsado en 1992 por Fraga Iribarne y vigente hasta esta semana.

Porque ayer en el Parlamento de Galicia, el Partido Popular aprobó en solitario, y con duras críticas de la oposición, un nuevo documento con la estrategia pública para el monte gallego. Pensada para el período 2021-2040, no incluye la prohibición provisional de nuevos eucaliptales. La medida aparecerá como una disposición adicional de la Lei de Recuperación de Terras Agrarias, actualmente en tramitación, lo que el BNG ha calificado como “brindis al sol”. El plan del 92 avistaba 245.000 hectáreas de eucalipto medio siglo después. Los datos del Inventario Forestal de Especies Productivas -elaborado cada década por el hoy Ministerio para la Transición Ecológica- correspondientes a 2018 refieren 300.500 hectáreas de eucaliptales puros y 121.700 en las que aparece el árbol, prácticamente el doble de lo esperado en 2032.

Los argumentos que ofreció Feijóo para sustentar la paralización provisional fueron, principalmente, dos. En primer lugar, habló de la rentabilidad descendiente que, para los propietarios de eucaliptales, provoca el continuo aumento de su superficie. “Cada vez vale menos”, dijo. En segundo, de que existe “un problema de ecosistema”. El eucalipto desplaza a especies autóctonas, necesita gran cantidad de agua y es pirófito -es decir, facilita la propagación del fuego.

La cuestión mercantil preocupa especialmente a la Xunta de Galicia. El sector forestal gallego es la mitad del total del Estado. Hay más de 2.000 empresas relacionadas con él y un “12% de las familias gallegas” reciben ingresos relacionados con el bosque, según cuantificó el conselleiro de Medio Rural, José González, que compareció junto a Feijóo al término de la reunión semanal del gabinete gallego. “Hemos detectado un déficit de pino y también de frondosas”, advirtió Feijóo. A financiar 20.000 hectáreas de cada una de estos tipos de arbolado dedicará el Gobierno “inversiones, medidas de fomento y líneas de acción transversal” en las próximas dos décadas.

A la vez que comunicaba la prohibición temporal del eucalipto, Feijóo se cuidaba de aclarar que la iniciativa permitirá a las actuales plantaciones “seguir con normalidad”. “Pero no se legalizan las que son ilegales”, añadía. “La superficie del eucalipto no debe seguir aumentando”, puntualizó el conselleiro, quien sí se refirió a la necesidad de que “mejore la productividad” de las arboledas ya existente.

La Xunta asegura haber consensuado la suspensión con los agentes implicados en lo forestal. Países como Portugal han adoptada políticas similiares respecto al eucalipto, en este caso ya en 2017, tras una gran oleada de incendios que, alimentada por la especie, acabó con la vida de decenas de personas. También Asturias ha regulado su extensión, algo que históricamente había reclamado en Galicia la oposición.

El BNG echó en cara al Gobierno gallego y al partido que lo sustenta, el PP, que no haya incluido la moratoria en el Plan Forestal Galego 2021-2040 que este miércoles aprobaron en solitario los populares en la Cámara autonómica. Para la diputada nacionalista María Albert, este ausencia convierte el anuncio de Feijóo en un “brindis al sol” y lamentó que la Xunta no hubiese actuado antes, cuando la alarmante expansión del eucalipto era una evidencia y el “tenía los argumentos, la norma y la capacidad política y de gobierno para hacerlo”. El socialista Martín Seco expuso una posición parecida y tildó la paralización temporal de “ocurrencia y chalaneo sin explicación técnica ni encaje en el desarrollo” del plan forestal.