La Xunta ordena por mail a sus médicos de Atención Primaria que dejen de hacer PCR a contactos estrechos de positivos por COVID

Gonzalo Cortizo

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El Gobierno de Feijóo ha ordenado a sus médicos de Atención Primaria que dejen de pedir pruebas PCR a los contactos estrechos con casos positivos de coronavirus que se presentan en sus consultas reclamando atención. La decisión ha sido comunicada a través de un envío masivo de correos electrónicos, con fecha del pasado 29 de octubre, que han empezado a llegar a los centros médicos de toda Galicia. Medidas similares se vienen implantando en la Comunidad de Madrid desde el pasado mes de septiembre.

El correo asegura lo siguiente: “Tras la reunión con la Dirección Xeral de Asistencia Sanitaria y para evitar duplicidades se nos indica que transmitamos a los médicos de familia que no soliciten PCR a los contactos estrechos”. En caso de cumplir la orden, los médicos que confirmen en consulta un caso positivo de COVID-19 no pedirán pruebas a los convivientes de la persona que ha resultado infectada y que se presentan en las consultas reclamándolas. En lugar de hacerlo, deberán enviar un correo electrónico al Central de Seguimiento de Contactos de Galicia (CSC), un organismo cuya composición es un misterio y que la propia Xunta reconoce que no funciona bien.

Aún cuando el CSC falla, la Xunta pide que todo se derive a este departamento, tal y como reza el correo electrónico: “Sobre los pacientes que detectéis como contactos no identificados por el CSC o no seguidos por ellos remitid mail al CSC con nombre completo y teléfono del paciente”. Varios médicos consultados por esta redacción relatan que el envío de la información a este departamento de rastreadores “no funciona”. Según el relato de uno de esos facultativos, “hay contactos sin aislar, familias a las que dan el alta sin haberse hecho una PCR y contactos de enfermos que tras la llamada de los rastreadores continúan yendo a sus puestos de trabajo”. Desde la Xunta reconocen que el sistema a veces falla pero aclaran que “a las dos horas de confirmar un positivo los rastreadores ya están localizando los contactos”.

La orden que recoge el mensaje se adapta a la última modificación de los protocolos del Gobierno gallego y cuestiona en parte la figura del médico de cabecera como primera columna de defensa frente al avance de la pandemia. Según relata a elDiario.es el director general de asistencia sanitaria del Servizo Galego de Saúde (Sergas), Jorge Aboal, los facultativos “no aportan valor añadido” cuando se trata de casos que no presentan sintomatología. Atrás queda el tiempo en el que el propio Feijóo decía que los doctores de proximidad eran también rastreadores, un tipo de profesional sobre el que todo es opacidad en Galicia.

Aboal discute, en conversación telefónica con esta redacción, que se esté apartando a los médicos de familia de las labores de rastreo: “Hacen una labor muy importante, e ellos les corresponde localizar casos con sintomatología clínica en sus consultas”. El resto, según su relato, es labor de la central de seguimiento.

El CSC es un organismo cuya dirección recae en la Dirección Xeral de Saúde Pública de la Xunta. Nadie sabe cuánta gente trabaja en él, ni siquiera el director general de asistencia sanitaria: “Yo no lo sé. Puedo decirle cuántos médicos y enfermeras tenemos pero no cuántos trabajan en el CSC. Es como un acordeón que se adapta a las necesidades. A veces es estrecho y ahora es ancho”. La última vez que un medio de comunicación le preguntó por esta cifra al conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, la respuesta fue: “No se lo voy a decir”.

A pesar de las dudas sobre su sistema Feijóo asegura que su administración está “insistiendo en el tema del rastreo”. Durante la rueda de prensa posterior a la reunión de su Gobierno de este jueves, el presidente de la Xunta ha asegurado lo siguiente: “Fuimos de las primeras comunidades que levantamos la mano cuando Defensa dijo que ponía rastreadores a disposición. Si pone [más] rastreadores formados vamos a decir que sí. Y si no están formados diremos que sí y los formaremos. El rastreo es fundamental para rebajar el número de contagios”.

En uno de los correos que ordena a los médicos del sistema público dejar de pedir PCR por su cuenta, el director de Atención Primaria de Santiago, Felipe Calle Velles, afirma que “en lo referente al CSC se espera que en los próximos días mejore su funcionamiento tras los cambios realizados”. Dicho en otras palabras, la Xunta reconoce por primera vez que sus rastreadores no funcionan bien y lo hace en el mismo documento en el que pide a los doctores que dejen todo en manos de esos rastreadores. Quien lo dice es el responsable de Atención Primaria de un área sanitaria especialmente golpeada por el avance de la pandemia y con un puñado de ayuntamientos confinados perimetralmente y su hostelería obligada a echar la persiana. Al frente de esta área sanitaria está Eloína Núñez, prima de Alberto Núñez Feijóo y protagonista de una de las primeras grandes polémicas de la primera ola de la COVID-19 en Galicia.

La orden dada por la Xunta a sus médicos para que frenen la petición de pruebas no ha supuesto un desplome en el número de PCR realizadas. Más bien al contrario: el día en el que se envío ese correo electrónico en Galicia se realizaron 8.769 pruebas PCR. Al día siguiente la cifra subió a 9.184. O bien los médicos no atendieron al requerimiento, o la Xunta y sus rastreadores han ordenado la realización de test en ámbitos alejados de la clientela de los centros de salud.

Uno de los ejemplos más claros de falta de puntería en la búsqueda de casos de COVID fue el que se produjo en torno a la población universitaria. El propio Feijóo responsabilizó a los estudiantes de estar poniendo en riesgo la economía de la capital gallega y la salud de sus vecinos con sus “fiestas en pisos, fiestas ilegales en locales y botellones”. Con tal motivo el Gobierno gallego ordenó un cribado sobre esta parte de la población. Solo entre los alumnos de los campus de Lugo y Santiago se realizaron un total de 13.987 pruebas sin apenas casos positivos: solo el 0,82% estaba infectado de coronavirus; un dato muy por debajo de la media de positividad gallega que se sitúa en el 8,54%.