En abril de 2016 Alberto Núñez Feijóo escenificaba el 'sacrificio' de volver a ser candidato del PPdeG a la Presidencia de la Xunta mientras en el escenario estatal todo apuntaba que el Congreso salido de las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 no iba a poder componer una mayoría de investidura. Efectivamente, así fue. A comienzos de mayo quedaron convocados los nuevos comicios generales para el 26 de junio, marcando irremediablemente el final de la legislatura gallega, que acabaría terminando tres meses después, cuando Feijóo llamó a las urnas para el 25 de septiembre. En aquel 25S el PPdeG revalidó la mayoría absoluta y el único cambio fue el de la composición de los 34 escaños de la oposición.
Tres años y medio después de lo que entonces fue una inédita repetición electoral, el próximo día 23 quedarán convocadas otras elecciones generales por no haber acuerdo para formar Gobierno sobre el juego de mayorías dictaminado por los comicios del pasado 28 de abril. En el 28A, el PSOE de Pedro Sánchez se impuso a la derecha más fragmentada de las últimas tres décadas y, en Galicia, el PSdeG logró una histórica primera posición en votos y escaños. El buen resultado de las generales animó a los de Gonzalo Caballero a soñar con un cambio político en la Xunta al frente de una mayoría de izquierda, aspiración reforzada tras el veredicto de las urnas en las municipales y europeas de mayo, impulsado por el éxito de Sánchez.
Pero, como en 2016, el escenario estatal se impone en el final de la legislatura gallega en este 2019. Hace tres años las generales repetidas fueron cuatro meses antes del límite para celebrar elecciones gallegas. Ahora el margen es solo un poco mayor: Feijóo tiene legalmente hasta diez meses a partir del 10N para elegir el punto del calendario en el que sitúa los comicios gallegos. No obstante, casi nadie se atreve ya en las principales fuerzas políticas del país a descartar la posibilidad de un adelanto electoral para la primavera de 2020. Influirá lo que suceda en las urnas de noviembre y la decisión de Feijóo sobre si repite como candidato. También la evaluación que el PPdeG haga de las potenciales debilidades de la izquierda y los planes del lehendakari Urkullu para llamar a las urnas en Euskadi.
El último debate, primer asalto
Con todos estos elementos sobre la mesa, el primer asalto doblemente preelectoral comenzará el próximo miércoles en el Parlamento gallego cuando, justo en el tercer aniversario de la tercera mayoría absoluta de Feijóo, eche a andar el último debate de política general de la legislatura, el primero con Gonzalo Caballero como líder de la primera fuerza de la oposición. El PP lo situó en la jornada siguiente a la convocatoria formal del 10N, cuando ya apuntaba a la repetición de las generales. Lo hicieron, aseguran, para alejar el debate gallego del estatal.
Como era de esperar, en sus primeras valoraciones del adelanto los principales dirigentes del PPdeG apelaron a contrastar la “estabilidad” del Gobierno gallego con la “inestabilidad” a la que, acusan, Pedro Sánchez condujo a la política española. España está ya en el “club de países inestables de la UE” por culpa del líder socialista, dijo Feijóo desde Argentina, donde está de viaje oficial. En Galicia, mientras, continúa la “estabilidad”, agregó el vicepresidente Rueda.
A esta “inestabilidad” ligará Feijóo en el debate los contenciosos que permanecen abiertos entre la Xunta y el Gobierno central, comenzando por los fondos pendientes de transferir. Con ellos procurarán diluir el debut de Caballero en su primer gran debate en el Pazo del Hórreo. El líder socialista, que en los últimos días intentó avanzar un argumentario en clave social con propuestas como la recuperación de la gratuidad universal para los libros de texto, afirma que la convocatoria del 10N “no era el escenario que nosotros queríamos”, sino al que “estamos abocados por el bloqueo”. Los nuevos comicios serán una forma de “segunda vuelta” en la que, avanza, el PSdeG pedirá apoyo para “refrendar la posición mayoritaria” de Sánchez y los “avances sociales frente a la ultraderecha”.
En Común y BNG
Desde Galicia en Común, su diputada Yolanda Díaz dice ver clara la responsabilidad de Sánchez en las nuevas elecciones. Díaz, del equipo negociador de UP con el PSOE, acusa al líder socialista de no querer “negociar con nadie”. “El señor Sánchez llevaba tiempo en campaña electoral”, acusa. En la formación ven a los socialistas escorados hacia la derecha en el inicio de una precampaña exprés que se prevé notablemente más dura de los de Iglesias hacia el PSOE al quedar descartada la posibilidad de coalición. En este mismo ámbito político, en el grupo Común de la Izquierda en el Parlamento de Galicia se teme que la falta de acuerdo en el Estado dificulte que la ciudadanía gallega pueda percibir la existencia de una alternativa en Galicia.
Por el lado del BNG, su portavoz nacional, Ana Pontón, reitera que volver a las urnas es “una oportunidad”. Tras quedar “constatada” la “inutilidad y la incompetencia de las fuerzas estatales”, considera, “Sánchez, Casado, Iglesias y Rivera” van “a recibir en las urnas lo que merecen”. “La ciudadanía gallega tomó nota” y el “problema” se va a convertir en la “oportunidad” de “garantizar la defensa de Galicia ante Madrid” de la mano de un Bloque que, ahora sí, augura, retornará al Congreso.
Mientras, desde En Marea, Luis Villares también asegura percibir el 10N como una “oportunidad” de “tener representantes” en las Cortes. En clave gallega, el ahora diputado del Grupo Mixto considera que “tanto el PSOE como Podemos” van a tener de ahora en adelante la “dificultad” de “convencer de que son capaces de llegar a acuerdos para construir una alternativa cooperativa a Feijóo”. “¿Tan cómodos están Gonzalo Caballero y Yolanda Díaz con Núñez Feijóo? Si no lo están deberían demostrarlo mostrando voluntad de acuerdo en el Estado para poder hacerlo mañana en Galicia”, afirma.