Crónica

Rueda dice querer una Galicia “en la que se pueda opinar” tras años de protestas contra la manipulación en la CRTVG

Daniel Salgado

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El fragor del debate suele dar lugar a situaciones paradójicas. La temperatura dialéctica sube y no todas las ideas que se enuncian se compadecen con la realidad. A veces de manera involuntaria, pero a veces de manera voluntaria. Sucedió este miércoles durante la sesión de control parlamentario al presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, cuando éste opuso la “Galicia pequeña y acomplejada” que, a su juicio, pretende el BNG, a la que pretende el Partido Popular, “una Galicia abierta y plural en la que todo el mundo pueda opinar”. La frase sería para enmarcar, salvo por un pequeño detalle: los trabajadores de los medios públicos gallegos, dependientes del Gobierno autonómico, llevan años de protestas y huelgas por la manipulación informativa a favor de la derecha y el incumplimiento de la ley en la materia. Rueda, por supuesto, lo obvió.

Solo un día antes, su antecesor en la Xunta -la encabezó durante 13 años hasta 2022- y ahora superior en el escalafón interno de los populares, Alberto Núñez Feijóo, había incluido en su programa electoral a la presidencia del Ejecutivo central que un hipotético gabinete presidido por él “asegurará la independencia y la objetividad en los medios públicos”. Hace 267 semanas que los empleados de la Corporación de Radio Televisión de Galicia (CRTVG) visten de negro los viernes para expresar su malestar por el sesgo pro PP de las emisoras y canales. Y solo en lo que va de año han convocado cinco jornadas de paro contra los abusos de la dirección y apagado programas emblemáticos de las parrillas. Pero a Alfonso Rueda nada de esto le constó a la hora de alabar en el Parlamento de Galicia del pluralismo y la libertad de opinión. Sus intervenciones en respuesta a los portavoces de BNG, Ana Pontón, y Partido Socialista, Luis Álvarez, se dirigieron sobre todo contra Pedro Sánchez.

La campaña electoral al Congreso de los Diputados comienza este viernes. Pese al uso rutinario del argumentario, -“Sánchez convoca a las urnas porque le conviene a él”, insistió Rueda-, a los populares gallegos tampoco les ha venido mal la cita del 23J. Las fortísimas tensiones que sufren en Ourense han pasado a un segundo plano político. Ni siquiera la oposición las mencionó ya este miércoles en la Cámara gallega. A cambio, los socialistas se enfrascaron en una defensa de la acción de Pedro Sánchez y su coalición con Unidas Podemos y Pontón acusó al presidente de la Xunta de ser un mero “delegado electoral del candidato Feijóo en Galicia”. Quien, añadió, “no ha justificado un incremento patrimonial de 600.000 euros en dos años”. Rueda se revolvió con el mantra habitual del PP. Su “principal reto” como gobernante en la comunidad, replicó a los nacionalistas, es “acabar con el sanchismo”.

Pontón: “El PP gallego es sumiso a Madrid y a la extrema derecha”

Álvarez le había recordado algunos indicadores sensibles de la situación económica de Galicia: el riesgo de pobreza para la población de entre 16 y 24 años, la brecha de género en las pensiones -400 euros menos reciben las mujeres-, la inversión relativamente escasa en I+D+i, la destrucción del empleo industrial. La nacionalista se refirió a la crisis demográfica, al déficit en competitividad o al distanciamiento de la comunidad de la convergencia europea. El presidente gallego apenas entró en lo concreto de las cifras y se limitó, una vez más, a asegurar que la oposición las falsea. Después lo fío todo a que Feijóio entre en la Moncloa tras el 23 de julio. “Si hay un cambio de gobierno, vamos a empezar a ser muy reivindicativos”, afirmó, y ante el jolgorio en los bancos de PSOE y Bloque, añadió: “Y eficaces, esa es la diferencia”.

Alfonso Rueda no dejó atrás uno de sus más socorridos lugares comunes en las sesiones de control, aquel que afea al BNG “ser manso y dócil” por apoyar al gabinete de Pedro Sánchez. “No sirve para nada desde el punto de vista político”, dijo cuando Pontón ya no disponía de turno de réplica. Esta había explicado antes al Hemiciclo que el PP gallego era “sumiso a Madrid y sumiso a la extrema derecha racista, machista y profundamente antigallega. Su colega del Partido Socialista también habló de Vox y de como la derecha gallega contribuye ”al discurso del odio“. Rueda no entró en grandes disquisiciones ideológicas y se conformó con señalar las presuntas preferencias de la oposición. ”Ustedes estarían encantados de que Vox tuviese representación en Galicia“, dijo. De momento, solo cuenta con una edil electa en Avión (Ourense). Pero el partido que ha cerrado pactos con la ultraderecha en comunidades autónomas y decenas de ayuntamientos de todo el Estado, y cuyas primeras consecuencias ya son públicas -subidas de sueldos para ellos mismos, censura cultural, eliminación de políticas de igualdad-, es el PP.