Rueda se resigna a la situación de la sanidad en verano: “Hay problemas y no tenemos todas las soluciones”

Daniel Salgado

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Los serios problemas que atraviesa la sanidad pública gallega, especialmente agudos en lo que se refiere a la atención primaria, existen. Los denuncian profesionales, sindicatos y oposición, e incluso los admite el propio presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. “Por supuesto que hay problemas y no tenemos todas las soluciones”, se resignó este miércoles en la sesión de control del Parlamento gallego. La pregunta versaba sobre las carencias sanitarias que se acentúan en verano y se la dirigió Ana Pontón, líder del BNG. Rueda no entró en demasiados detalles y ocupó la mayor parte de su respuesta en criticar que los nacionalistas gallegos vayan a repartirse un escaño en Europa con ERC.

“Qué falta de respecto”, intentó reconducir el debate Pontón, “vaya usted a hablarle de Bildu, de Esquerra y de las elecciones europeas a la gente de Viveiro sin cita en el médico de cabecera, o a la de O Courel, sin médico”. No lo consiguió. El presidente gallego ya se había deslizado por la pendiente de su estrategia habitual. “Yo digo la verdad y usted cuenta mentiras”, le espetó a la nacionalista. Lo dijo al final de la segunda de sus dos intervenciones, pero no se había apartado mucho del tono general. “Cada día da unas cifras diferentes, manipuladas y tergiversadas”, había comenzado, “de credibilidad andan escasos”. Y así llegó Rueda a las notas que traía preparadas contra el BNG. “Una rebaja del 40% en su escaño”, proclamó ante el alborozo de los diputados del PP.

Ana Pontón había contextualizado su pregunta sobre las garantías de la atención sanitaria también en verano. Calificó de “15 años de acoso y derribo” de la sanidad pública los tres lustros del Partido Popular en el Gobierno gallego, aseguró que el gasto en atención primaria se había reducido 2.139 millones de euros, y recordó las listas de espera en medicina de familia, la saturación de las urgencias o los miles de niños sin pediatra. “Todo va a peor en el verano, sobre todo en zonas de tensión turística”, añadió, “y lo más lamentable es que se repite año tras año. Usted solo responde con improvisaciones y ocurrencias”. “No le voy a escapar a la pregunta”, respondió, de entrada, Rueda. En realidad sí lo hizo.

El presidente gallego se escudó primero en unas declaraciones de Miguel Anxo Fernández Lores, alcalde nacionalista de Pontevedra -“la sanidad pública de Galicia es de las mejores del mundo”, dijo que dijo-, y luego ya continuó con lo que denominó “timo electoral del BNG”. Se refería al hecho de que el tercer asiento logrado el 9 de junio por la coalición Agora Repúblicas, en la que el Bloque iba precisamente de número 3, no vaya a ser del nacionalismo gallego durante toda la legislatura. “Fue un fraude como una casa”, insistió. “Hay miles de gallegos con su salud empeorando y usted viene al Parlamento a hacer chascarrillos”, concluyó Pontón, “si lo que quiere es un club de la comedia seguro que lo contratan en la TVG”.

La AP-9 a la comisión de transferencias

El intercambio con José Ramón Gómez Besteiro, portavoz del Partido Socialista, trató sobre la transferencia y gratuidad de la Autopista del atlántico. Los socialistas gallegos exigieron a Rueda dos cuestiones al respecto: que lo incorpore a la Comisión Mixta de Transferencias Xunta Estado junto a la ley del litoral y que avance hacia la gratuidad de las vías de titularidad autonómica. “Pedimos unas cosas en Madrid pero no las hacemos en Galicia”, recriminó Besteiro al Gobierno gallego. Lo hizo al día siguiente de formar parte, junto a Pontón y al portavoz parlamentario del PP, Alberto Couñago, de la delegación de la Cámara gallega que consiguió abrir de nuevo el trámite del traspaso de la AP-9 en el Congreso.

El presidente no respondió a lo concreto pero sí habló del tema. Afeó a Besteiro el estado de las infraestructuras de titularidad estatal y recordó que su gabinete ha congelado los peajes de las dos autopistas autonómicas de la comunidad. “Seis millones de euros que asume la Xunta para que no los asuman los gallegos”, fue el curioso argumento del que se valió Rueda para defender la medida, como si el dinero de las arcas públicas no procediese de la ciudadanía. También justificó que Couñago usase el gallego en el Parlamento español. Para esto no contaba con ningún argumento. El Partido Popular se opuso en Madrid al uso de las lenguas cooficiales en el hemiciclo -Feijóo no tuvo reparos en calificarlo despectivamente como karaoke- y en el Parlamento gallego votó en contra de respaldarlo. “Lo habitual”, señaló Besteiro, “los socialistas construimos derechos, ustedes se oponen, y después gozan de ellos”.