El Ayuntamiento de Ourense mantiene las cifras de coronavirus más preocupantes de Galicia. Es la consideración que le otorgó el pasado viernes el conselleiro de Sanidade, cuando anunció que quedaban prohibidas en la ciudad las reuniones entre personas que no vivan juntas. Esta medida, con sus excepciones para los ámbitos laboral y educativo, es el paso anterior a otras limitaciones que podrían llegar y ser “muy dolorosas para la economía de Ourense y muy restrictivas, basadas en el confinamiento”, como indicaron hace tres días desde el comité clínico que propone las órdenes a la Xunta. El propio alcalde de la ciudad advertía el domingo que Ourense estaba “al borde” del confinamiento y revelaba que el municipio tenía 459 casos activos para algo más de 105.000 habitantes. Sin embargo, el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, afirmaba ayer en una entrevista que la ciudad estaba “lejos” de los parámetros que marca el Gobierno central para cerrar el perímetro de un ayuntamiento, como sucede en Madrid.
La Xunta de Galicia se niega a hacer públicos muchos de los parámetros que maneja para el seguimiento de la evolución del virus en la comunidad, entre ellos la desagregación de las cifras por municipios, ya que lo considera “peligrosísimo”, en palabras del presidente Alberto Núñez Feijóo, por lo que no es posible saber la distancia que separa a Ourense de cumplir con los requisitos que fija el Ministerio de Sanidad para confinar una población.
La orden del Gobierno central indica que esta medida se aplicará en las ciudades de más de 100.000 habitantes –en Galicia solo superan esa cifra Vigo, A Coruña y Ourense– que mantengan una incidencia acumulada de 500 casos en los últimos 14 días y, además, superen el 10% de positivos en PCR y una ocupación del 35% de las plazas en las unidades de cuidados intensivos. Los únicos datos que se conocen de Ourense y que datan del 2 de octubre son los de la incidencia por cada 100.000 habitantes. La ciudad ronda los 300 casos por cada 100.000 habitantes, 167 si se evalúan los últimos siete días y 72 a tres, pero al Servizo Galego de Saúde también le preocupan los otros dos parámetros y algunos más que maneja la Xunta. Sin dar las cifras, Sanidade indica que es delicado el aumento en la hospitalización, la tasa de positividad de las pruebas PCR y la alta edad media de los contagiados, ya que el 30% de los casos afecta a mayores de 65 años.
A pesar de las palabras del alcalde y de la propia afirmación de Comesaña hace tres días, el conselleiro de Sanidade aseguró el domingo en una entrevista en Radio Galega que Ourense está “lejos” de llegar a los límites del Ministerio. “A día de hoy”, dijo, ninguna de las tres ciudades gallegas que superan los 100.000 habitantes cumple los parámetros que marca Sanidad. “La que podría estar más cerca es Ourense”, aseguró, pero se encuentra “lejos” en la incidencia acumulada, el dato más alto que tiene.
Que la ciudad no cumpla los parámetros del Gobierno central no significa, sin embargo, que se aleje la posibilidad de nuevas medidas restrictivas o de un confinamiento en Ourense, ya que el presidente de la Xunta dejó claro el pasado jueves que Galicia se regirá por los criterios que marque el Gobierno gallego mientras no se llegue a esa tasa de incidencia de 500 cada 100.000 personas. La Xunta –como otros gobiernos en los que se encuentra el PP– votó en el Consejo Interterritorial de Salud en contra de la orden aprobada por el Ejecutivo central por considerarla “incompleta”. Según explicó Feijóo, Sanidade evalúa una decena de criterios para tomar las medidas de restricción y, aunque mencionó algunos, se desconoce cuáles son y cuáles son los límites máximos que harían saltar las alarmas.
La escasa información que proporciona el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo –Galicia es la comunidad, junto a Extremadura, más opaca con los datos sobre la COVID-19– mantiene la incertidumbre sobre la situación actual de Ourense, pero también lo que sucederá en los próximos días, cuando el comité de expertos de la Xunta se reúna para ver la evolución del virus en la ciudad, ya que de desconocen cuáles son los criterios del Gobierno gallego para dar un paso más en el endurecimiento de las restricciones.