La sanidad gallega y, en concreto, la Atención Primaria, no deja de sumar quejas de profesionales y pacientes en Galicia. No hay suficientes médicos, de modo que afrontan una sobrecarga constante y servicios como los puntos de atención continuada (PAC) llevan meses sin facultativos en algunos turnos en varios centros. Tampoco la sanidad pública gallega logra captar a todos los pediatras que necesita. El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, admite que la falta de estos sanitarios es “más agudizada, especialmente en algunas áreas sanitarias, que la de médicos de primaria”. Pero, ante unas protestas que van en aumento, el Gobierno gallego renuncia a buscar más soluciones propias que las medidas puestas en marcha hasta el momento -contratar a profesionales por concurso de méritos sin oposición y fomentar que unos cubran las ausencias de otros prolongando su jornada- y se resigna al colapso.
La gerente del Servizo Galego de Saúde (Sergas), Estrella López-Pardo, sostiene que la Xunta “no tiene más margen de actuación”. Y Alfonso Rueda insiste en que el papel activo para resolver el problema corresponde al Gobierno central. La falta de médicos afecta, dijo al término de la reunión semanal de su gabinete, a toda España y el Ejecutivo “se pone de perfil”. Repite desde hace meses que las soluciones están en crear un itinerario de especialización para urgencias distinto al de atención primaria y aumentar las plazas de formación. Colectivos de profesionales y plataformas en defensa de la sanidad pública replican que en Galicia no se cubrieron todas las plazas MIR ofertadas en la última convocatoria y que las dificultades para encontrar profesionales ya formados se deben a la precariedad y a las malas condiciones laborales.
La polémica más reciente se ha generado por el anuncio del gerente del área sanitaria de Pontevedra-O Salnés de que darán cursos a las enfermeras para que se hagan cargo de los PAC cuando no haya médicos. El Consello de Colexios Médicos de Galicia se ha declarado “atónito” ante lo que considera “atajos ilegales, ineficientes y temerarios” de la Xunta. Pero el presidente gallego se resigna ante la situación: “Mejor que no tener ni siquiera eso”. La medida, repite estos días, no tiene “vocación de permanencia”, sino que es “coyuntural”. No aclara hasta cuándo se podrá prolongar y zanja la cuestión con la afirmación poco concreta de que el Gobierno gallego hará lo que esté “en su mano” para cubrir las plazas.
El Parlamento gallego está tramitando el proyecto de presupuestos para 2023. El año que viene la sanidad pública gallega tendrá un presupuesto superior al del ejercicio vigente, aunque crece menos que la media. Serán 137,5 millones de euros más, aunque solo una cuarta parte del incremento -algo más de 34 millones- será para personal; el resto son inversiones, gastos de funcionamiento y transferencias.