Hace una semana, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid condenó al juez Elpidio José Silva (Granada, 1959) a 17 años y medio de inhabilitación por un delito continuado de prevaricación y dos contra la libertad individual. Habían pasado siete días exactos desde que trascendiera que la Audiencia Nacional investiga a Rodrigo Rato y Miguel Blesa, entre otros, por la utilización de una tarjeta a cuenta de Caja Madrid con la que gastaban sin rendir cuentas y por lo que no declaraban a Hacienda. Bankia comenzó a investigar esta práctica porque eldiario.es publicó un correo de Blesa en el que se detallaba su funcionamiento. Ese correo había salido previamente de los servidores de Bankia al reclamarlos el juez Silva en el marco de la investigación al expresidente de Caja Madrid, la misma que le ha terminado costando una pena de inhabilitación.
¿Se debe atribuir a usted que haya estallado finalmente el escándalo de las tarjetas 'black'?
A mí no me cabe la menor duda de que la intervención de los correos corporativos de Blesa y de que el 'caso Blesa' han sido la clave de todo esto. Si yo no hubiera iniciado esas diligencias, todo esto estaría tapado. No es que lo diga yo, el fiscal Moix ha hecho todo lo posible y mucho más para que estos correos corporativos no aparezcan en la causa contra mí ni se utilicen en ningún momento. La Fiscalía se negó sistemáticamente a ello y llegó a decir que los correos eran nulos, lo cual es una barbaridad en la boca de un jurista. Es algo tremendamente reprochable en alguien que se supone que tendría que tener alguna idea de derecho.
No cabe duda de que también ha habido un impulso importante de 15MpaRato, del Partido X y de la propia UPyD. Ha habido grupos políticos que han empujado, pero sin el 'caso Blesa' no tendríamos nada. Eso es seguro. Como no tenemos nada a día de hoy. Ningún juez está pidiendo los correos corporativos, lo que considero una barbaridad, una aberración, es engañar a los ciudadanos. ¿Cómo es posible que ningún juez esté pidiendo los correos corporativos de la cúpula de Caja Madrid, que nadie esté recuperando toda la información de la BlackBerry que utilizaban por aquellos tiempos? Si el delito ha prescrito, eso recaería directamente en Fiscalía, que no ha impulsado las diligencias. Han tardado dos años en poner en marcha lo que ya se descubrió en el 'caso Blesa'. Esto es tremendamente lamentable.
Sin embargo, la sentencia que le condena dice que obtuvo los correos de Blesa de forma “absolutamente irregular”.
Demuestra que los magistrados del Tribunal Superior no tienen la menor idea de derecho penal; de hecho, no son penalistas. El único penalista es el magistrado que me absuelve. Los otros dos no tienen experiencia en penal y lo que están diciendo ahí es una barbaridad. Estos magistrados no saben de qué hablan porque esto no es una intervención de comunicaciones. Los correos corporativos son documentos que están en el servidor de Bankia. Ahí no se está interviniendo ninguna comunicación porque esos correos ya estaban en el servidor y pertenecen a Bankia, y además Bankia los entregó voluntariamente. No se sabe muy bien a qué criterios responden los dos magistrados que me condenan, por supuesto que a criterios jurídicos, no.
¿Qué delitos han cometido los usuarios de las tarjetas 'black'?
Hay que diferenciar entre usuarios. Los que tenían control de mando en Caja Madrid tienen varios delitos. Primero, uno contra la Hacienda Pública en los casos donde se excedió la cantidad de 120.000 euros al año declarados a Hacienda y no se hizo. Como consecuencia de éste, también puede confluir un delito de blanqueo de capitales, puesto que con la cantidad de dinero que se ha defraudado ha habido un uso indebido, lo que constituye blanqueo: a través del menudeo y del gasto encubrían el origen ilícito de los bienes.
También hay un delito contable porque no hay el más mínimo dato de que esas tarjetas hayan sido declaradas a nivel contable en cuanto al cargo contra la entidad. Incorpora igualmente un delito de falsedad documental porque, con total seguridad, tampoco se manifestó la existencia de las tarjetas frente a las entidades supervisoras. Se ha cometido un delito de administración desleal en la gestión bancaria y, finalmente, un delito de apropiación indebida porque se han quedado con el dinero.
Las personas que no tenían un poder de mando, nos ceñiríamos a delitos contra la Hacienda Pública y de blanqueo. Finalmente, los que no han gastado nada han incurrido en un delito de encubrimiento, porque tenían constancia de que esto existía y no han denunciado nada. Los que han devuelto el dinero, ya no lo deben, pero han cometido igualmente todos estos delitos.
¿Qué cree que ocurrirá el jueves cuando declaren ante el juez Rato, Blesa y Sánchez Barcoj?
Creo que van a alegar la prescripción, pero yo creo que no existe esa prescripción, puesto que el uso de las tarjetas debe englobarse dentro del delito continuado de gestión desleal. En ese sentido, hay que seguir adelante con la causa. Yo entiendo que no cabe la menor duda de que debieran ingresar en prisión. Esto es un ingreso en prisión cantado. Los daños que se han producido, el espectro de perjuicios... es tremendo. Yo no sé si estos señores se pueden fugar, pero lo que sí sé es que pueden afectar a importantes pruebas relacionadas con los hechos, con otras tarjetas... No sabemos qué otras tarjetas tenían o qué otras personas pueden estar afectadas. Y volvemos otra vez a la gestión global de la entidad. Yo creo que el ingreso en prisión aquí sería imprescindible y, desde luego, la toma de medidas debería ser muy intensa en cuanto a embargo, prospección de bienes y prospección de los frutos del delito.
¿Cree que se llegará hasta el fondo en el 'caso Bankia'?
Tal como vamos, en absoluto. Aquí no se va a llegar a nada. La verdad tiene, para abajo, 50 plantas. No creo que se llegue ni a la primera. Se va a quedar todo en la superficie porque se está viendo que la manera de investigar es funesta, que la celeridad es inexistente, que el Ministerio Fiscal no impulsa y que el juez se limita a citar a tres imputados cuando tenía que haber citado a 80 y haber ordenado un conjunto de medidas tremendas. Pero con jueces como los dos que me han condenado, con este tipo de gente estableciendo este tipo de criterios fuera del derecho y la investigación criminal, pues va todo el mundo con miedo, por no decir con pánico.
Pero ¿es posible actuar contra los poderosos con el actual marco legal?
Perfectamente posible. Sin la menor duda. El actual marco legal permite trabajar y llegar de las 50 plantas, a lo mejor no a la 50, pero sí a la 40. Sin duda alguna hay marco legal para investigar y trabajar. Otra cosa es que se hayan dedicado a cargárselo, a amedrentar y a formar un monstruo que no lo hay. Hay una Ley de Enjuiciamiento Criminal que responde a muchos tratados internacionales que ha firmado España. Toda la ciudadanía sabe que aquí se puede trabajar y luchar contra la corrupción, pero que hay una serie de corruptos que lo quieren impedir.
Si pudiera volver a la primavera de 2013, ¿volvería a encarcelar a Blesa?
Sin la menor duda. Lo volvería a hacer las veces que correspondiera. Posiblemente, a la vista de los hechos, puedo considerar que debería haber dictado una prisión incomunicada. Me lo comentó una compañera de instrucción francesa: la prisión debería haber sido en régimen de incomunicación.
En cambio, hasta el magistrado que le absuelve coincide en que usted “utilizó de forma indebida el enorme poder sobre la libertad, la intimidad y la seguridad de los ciudadanos que le otorga la ley”.
El propio magistrado Beltrán dice una cosa y después dice otra. Dice eso y después que “por qué no iba a ir Blesa a prisión”, que nadie sabía si se iba a fugar o no y pone el ejemplo de Luis Roldán. Es un voto particular en el que se ve claramente que el magistrado quiere decir una cosa pero no quiere decirla de una manera que pueda afectar demasiado a sus compañeros, porque es una vergüenza que en una sentencia por prevaricación alguien se encuentre un fallo de absolución. Esto es una cosa que no se puede entender. La prevaricación es un delito de resolución manifiestamente injusto y nada es manifiesto si hay un magistrado que no lo ve, precisamente el magistrado especialista en penal. Por una parte se han querido cargar la instrucción y hay un pacto para eso. Por otra parte está la desproporción y meterle prevaricación a un magistrado porque les ha dado la gana. A esto no se ha querido sumar Arturo Beltrán, que ha dicho: mire, hasta ahí no voy a llegar.
La sentencia dice que usted envió a Blesa sin motivación, a instancias de una parte que no estaba personada y con indicios obtenidos en “prevaricaciones previas”.
No tiene fundamentación, Manos Limpias estaba personada como acusación popular. Así consta en el proceso y así me ha dado la razón sistemáticamente la Audiencia Provincial, pero cuando alguien no quiere ver algo, o es miope u otra cosa peor.
Hay una tesis según la cual Blesa tendría un futuro judicial mucho más complicado que el que tiene de haberle tocado otro juez que no fuera usted.
Yo he recibido felicitaciones de personas de muy alto nivel en la esfera del derecho, incluidos vocales del Consejo General del Poder Judicial y magistrados del Supremo. Hay personas a las que no les ha gustado mi instrucción. El derecho es discutible. Lo que pasa es que en España vivimos en la prehistoria judicial. Hay intereses económicos, de despachos de abogados muy grandes que se dedican únicamente a defender a corruptos, y todo esto va creando opinión.
¿Cómo ha influido en su condena la presunta enemistad que mantiene con el fiscal jefe de Madrid, Manuel Moix?
No es presunta. Este señor no es mi amigo, ni mi enemigo, es un profesional de derecho que para mí deja mucho que desear. Ha dicho auténticas barbaridades, ha tenido una actuación absolutamente reprobable, ha vertido injurias y calumnias contra mí. Esta sentencia le viene bien porque le ampara de un posible delito de acusación falsa. Aunque yo ganara en el Supremo, lo que ocurrirá con toda seguridad según coincide la doctrina jurídica española, y hay una nulidad cantada por todas las pruebas que no se han admitido, ya es muy difícil actuar por acusación falsa.
Aún tiene pendiente otra causa impulsada por la Fiscalía de Madrid, acusado de filtrar los correos de Blesa.
Se puede ver que aquí no se está usando el derecho sino la cloaca del régimen, en el peor sentido, para generar una situación esperpéntica en todos los sentidos del término. Esta testigo en la que se basan no se sabe si rige bien, qué es lo que dice, de dónde lo saca. Está claro que está siendo utilizada y parece que pagada y remunerada.