Hace más de siete décadas, la fusión de dos municipios del norte de la región tuvo como resultado la creación del distrito más grande de la ciudad. La antigua villa de Fuencarral y el Real Sitio de El Pardo se anexionaron a Madrid en 1949 y unieron sus terrenos definitivamente en 1970, dando lugar a lo que actualmente conocemos como Fuencarral-El Pardo. Es tal el tamaño del distrito, que solo la extensión del Monte de El Pardo supone más de una cuarta parte del término municipal.
Esta zona es posiblemente una de las más desconocidas de la capital. Su “falta de cohesión urbana” debido al aislamiento que sufren algunos de sus barrios por la escasez de infraestructuras ha hecho que sea uno de los distritos menos atractivos en cuanto a su oferta cultural y de ocio. Sin embargo, su historia y riqueza natural hacen de Fuencarral-El Pardo todo un tesoro por descubrir.
Las joyas por excelencia de este distrito son el Palacio de El Pardo y el monte que lo rodea. Bañado por las aguas del río Manzanares y repleto de zonas verdes, este enclave cuenta con una riqueza monumental y medioambiental difícil de encontrar en otras zonas de Madrid. Es uno de los principales pulmones de la ciudad, con una gran diversidad de flora y fauna que convierten al monte en todo un paraíso natural a pocos kilómetros del centro de la ciudad.
Actualmente, el distrito se encuentra dividido en ocho barrios: El Pardo, Fuentelarreina, Peñagrande, Pilar, La Paz, Valverde, Mirasierra y El Goloso. Cada uno de ellos tiene su propio encanto y merece la pena descubrir todo su potencial. Desde los palacios más lujosos hasta las ruinas de una antigua iglesia ya desaparecida, Fuencarral-El Pardo tiene mucho que ofrecer.
En Hoy Se Sale hemos recopilado todo lo que necesitas saber para conocer en un día los imprescindibles del distrito: los mejores restaurantes, sus museos y edificios más famosos, y los mejores planes para hacer en esta desconocida zona de la capital. Esta es la guía definitiva para descubrir todos los secretos de Fuencarral-El Pardo y sus barrios en 24 horas:
Cómo llegar
El distrito no es precisamente uno de los mejores conectados de la ciudad, aunque cuenta con las conexiones suficientes para poder ir de un barrio a otro. La red de Cercanías del distrito abarca las líneas C-3, C-4 C-7 y C-8. Se extiende por los barrios de Valverde, Mirasierra y El Goloso y recorre las estaciones de Ramón y Cajal, Pitis, Mirasierra, Fuencarral, Cantoblanco Universidad, El Goloso y Universidad Pontificia de Comillas.
Respecto a las conexiones en Metro, Fuencarral-El Pardo está servido por las líneas 7, 9 y 10, además de la línea 1 de Metro Ligero. La linea 7 servicio a los barrios de Peñagrande, El Pilar y Mirasierra con las estaciones de Antonio Machado, Peñagrande, Avenida de la Ilustración, Lacoma, Arroyofresno y Pitis. Mirasierra y El Pilar también tienen conexión con la línea 9, al igual que El Goloso y La Paz, con paradas en Barrio del Pilar, Herrera Oria, Mirasierra y Paco de Lucia. La línea 10 pasa por las estaciones de Begoña, Fuencarral, Tres Olivos, Montecarmelo, Las Tablas y Ronda de la Comunicación. La línea 1 del Metro Ligero da servicio al área residencial de Las Tablas con parada en Las Tablas y Palas del Rey.
Las zonas a las que no llegan el Cercanías y el Metro están servidas por decenas de líneas de autobús urbanas e interurbanas que recorren todas las calles del distrito y conectan con otras partes de dentro y fuera de la capital. El acceso en coche también es posible y no está limitado por el Servicio de Estacionamiento Regulado.
Qué hacer: rutas por la naturaleza, arte, atardeceres de ensueño y ruinas abandonadas
El distrito no destaca precisamente por su variedad de planes, aunque eso no quiere decir que no haya cosas con las que disfrutar. De hecho, la menor oferta cultural y de ocio que tiene Fuencarral-El Pardo hacen de esta zona del norte de Madrid el lugar perfecto para visitar en un solo día. 24 horas no dan para mucho, pero en este distrito es posible sacar el máximo rendimiento de una sola jornada para ver y hacer todo lo imprescindible.
Sin duda, el Monte de El Pardo es el protagonista de esta guía. Ir al distrito y no disfrutar de su riqueza natural es casi un delito. Hay multitud de rutas para hacer, aunque hay una que destaca entre todas por su belleza: la senda fluvial del Manzanares. Este trazado bordea el río a su paso por el monte y genera un corredor ecológico único en la capital. La ruta tiene una distancia de 12 kilómetros ida y vuelta, aunque es posible hacerla en dos tramos, una opción segura para aquellos que vayan con niños.
El punto de inicio es el aparcamiento del área recreativa de Somontes y el final la presa de El Pardo. Un primer tramo constaría de un recorrido de 3,5 kilómetros entre Somontes y el Puente de los Capuchinos y el segundo daría inicio en este mismo puente hasta la llegada a la presa con una distancia de 2,5 kilómetros. La zona está repleta de vegetación y fauna que se agolpa a las orillas del río. En los alrededores de la presa hay una especie de playa con todo tipo de aves acuáticas, por lo que el contacto con la naturaleza está asegurado. También tienen cabida en esta ruta los senderistas de cuatro patas, de hecho, numerosos expertos de este mundo recomiendan este camino para ir con perros.
Si prefieres un plan más cultural y de menor intensidad física, la única galería de arte del distrito es tu lugar. El Museo Zapadores se ubica en la sede del antiguo cuartel del ejército de Fuencarral y alberga la nueva sede del Museo de La Neomudéjar. En sus instalaciones acoge a toda clase de artistas y galeristas que busca crear un espacio de reflexión y de apuesta por las nuevas voces del arte.
El centro cuenta con la colección permanente del Museo de La Neomudéjar, ubicada en una gran sala de 4000 metros cuadrados situada en la segunda planta del edificio. Esta colección se compone de obras de artistas como Rafael Peñalver, Paz Muro, Antonio Alvarado, Johana Kirby o Guy Deuning, entre muchos otros. Además, también acoge diferentes exposiciones itinerantes de artistas independientes. El precio de la entrada general es de seis euros.
Al finalizar la ruta o la visita al museo, descubrir las ruinas de una iglesia ya desaparecida puede ser un plan de lo más interesante. Es uno de esos rincones secretos que poca gente conoce. Los restos de la iglesia se encuentran en el monte del Pardo, en la zona de Somontes. Entre las encinas y los pinos se encuentran dispersas por el suelo algunas piedras talladas que pertenecieron a la antigua iglesia y hospital del Buen Suceso.
El templo, construido en 1483 en plena Puerta del Sol, fue derruido y trasladado a Argüelles, donde se encuentra actualmente la iglesia. A día de hoy se desconoce cómo llegaron hasta allí las piedras talladas, un misterio que convierte este lugar en un rincón mágico y único. Las ruinas se encuentran justo al lado de la caseta del guarda y se pueden visitar en cualquier momento del año.
Terminar el día viendo caer el sol desde un lugar privilegiado es todo un lujo. Para los amantes de los atardeceres de ensueño, en Fuencarral-El Pardo hay dos lugares imprescindibles: el mirador de Valpalomero y el Monte de Las Tablas. Desde el primero hay vistas a todo El Pardo y tiene una pequeña plataforma a la que se puede subir para tener unas vistas todavía mejores. Un espectáculo visual al que acompaña el canto de las aves que habitan en la zona. La segunda de las recomendaciones, el Monte de Las Tablas, permite ver más allá del distrito hasta toparse con el skyline más famoso de la capital, las Cuatro Torres. Disfrutar de un pícnic mientras cae el sol sobre los rascacielos madrileños es la mejor forma de terminar un día en el distrito.
Dónde comer: platos tradicionales, tapeo y dulces caseros
Es cierto que Fuencarral-El Pardo no es un referente en cuanto a ocio y cultura en la capital, pero si hablamos de comer bien no tiene rival. El distrito está repleto de bares y restaurantes que ofrecen todo tipo de propuestas gastronómicas. En un solo día es difícil probarlo todo, pero hay algunos lugares que son de obligada visita, empezando por El Pucherito en el barrio de Valverde. Es uno de esos restaurantes “de toda la vida”, con comida de calidad y raciones muy contundentes. Entre sus especialidades se encuentran la berenjena rebozada, el cachopo y la ensalada de bonito escabechado. Sus precios también son muy asequibles y aunque su estética no es la más moderna del distrito, su cocina no defrauda.
Si vas en busca de algo menos tradicional, El Viejo Almacén de Buenos Aires es tu sitio. Comida típica argentina, olor a brasa y el templo para los fanáticos de Leo Messi. Este es el paraíso para los amantes de la carne, la especialidad de la casa. Sus comidas y cenas siempre están ambientadas con tango, una experiencia completa que consigue transportar a los comensales al otro lado del charco. Aunque la carne es protagonista, sus empanadas son una apuesta segura como entrante.
Para una comida de tapeo y si andas visitando El Pardo, La Pepenúltima es una apuesta segura. Es tal su éxito en el distrito que siempre están llenos. Los lugareños van hasta allí cada día a tomar el aperitivo, así que, siguiendo lo que dice el refrán, “donde fueres, haz lo que vieres”. No escatiman en las raciones y sus especialidades son los torreznos, el pulpo y las croquetas (las de chipirón son las mejores). Es el sitio perfecto para comer sin muchas complicaciones y a un buen precio.
Un dulce no amarga a nadie y si es casero todavía menos. En El Pardo se encuentra una de las pastelerías que resiste a los nuevos conceptos culinarios. La Marquesita es todo un clásico del distrito, un local pequeño pero muy acogedor en el que se puede pedir para llevar o disfrutar allí mismo de un café con una de sus deliciosas palmeras de chocolate por solo 3,80 euros. Si vas por el distrito en Navidad, no dudes en probar uno de sus roscones, de los mejores de la capital. El lugar idóneo para desayunar o merendar cualquier día de la semana.
Qué ver: palacios de ensueño y arquitectura mudéjar
El Monte del Pardo es el gran protagonista de este distrito. En él se ubican la mayoría de edificios de interés turístico de Fuencarral-El Pardo, empezando por su famoso Palacio Real. Actualmente es la Residencia Oficial de Jefes de Estado Extranjeros y en sus orígenes fue construido como un pabellón de caza para los Austrias, también fue la residencia del dictador Francisco Franco. Por razones obvias es un edificio vinculado estrechamente a la historia de España. Además de la belleza de sus jardines, este palacio aguarda grandes tesoros artísticos. Las habitaciones están decoradas con tapices firmados por artistas como Goya. Su mobiliario, con más de tres siglos de antigüedad, y sus importantes pinturas son otros de los grandes reclamos del edificio. La entrada general tiene un precio de 9 euros.
Junto al palacio se encuentra la Casa de Campo del Príncipe, también conocida como la Casita del Príncipe. Este edificio de estilo neoclásico fue construido durante el reinado de Carlos III para que los príncipes de Asturias, Carlos y María Luísa, lo utilizaran como lugar de fiestas y descanso. Su interior es único en su género. Conserva la decoración original del siglo XVIII, basada principalmente en colgaduras de seda, tejidas o bordadas, que forman conjunto con su mobiliario. Se puede visitar por tres euros de martes a domingo en grupos de ocho personas como máximo.
El otro imprescindible en las inmediaciones de El Pardo es la Quinta del Duque del Arco, declarado Monumento Nacional. Esta casa de campo fue construida a petición del Duque del Arco en 1717 para sus descansos estivales. Lo más destacable de esta finca son sus jardines, diseñados por Claude Truchet bajo un estilo francés con toques españoles e italianos. Las zonas verdes tienen una extensión de 10.000 metros cuadrados y entre su amplia flora destacan los viñedos, los árboles frutales y las coníferas.
Su fuente es una de las estrellas del lugar. Además de contar con unos imponentes chorros de agua, es el hogar de alguna que otra tortuga. Actualmente la casa se encuentra cerrada al público, pero la entrada a sus jardines está abierta y es gratuita.
Más allá del emblemático monte también hay lugares que merece la pena visitar. Uno de ellos es la recién restaurada Ermita de San Roque. Este pequeño templo, que hasta hace muy poco se encontraba en ruinas, es una de las señas de identidad de la antigua villa de Fuencarral y alberga uno de los tres únicos artesonados de lacería mudéjar que se conservan en Madrid. Fue rescatada por el Ayuntamiento de Madrid cuando ya se encontraba en un estado avanzado de degradación y, por suerte, se ha podido recuperar casi por completo. Se ubica muy cerca del Museo de Zapadores, en lo alto de una colina y la entrada es gratuita.
Para terminar esta guía, no podía faltar el edificio más emblemático del barrio de Montecarmelo: el santuario de Nuestra Señora de Valverde. Es una de las visitas imprescindibles en el distrito por el valor que tiene para sus vecinos.
Fue reconocido en 1977 como monumento histórico-artístico por la Dirección General de Patrimonio Artístico, Archivos y Museos del Ministerio de Cultura, y declarado Santuario Mariano por el Arzobispado de Madrid. Allí se encuentra la imagen de la patrona de los fuencarraleros, una de las más antiguas de Madrid, y es el lugar desde el que parte la romería que se celebra cada mes de abril por las fiestas del distrito. Además, su fachada es fácilmente reconocible por el color rojizo de sus ladrillos. Entrar es gratis.