En este espacio se asoman historias y testimonios sobre cómo se vive la crisis del coronavirus, tanto en casa como en el trabajo. Si tienes algo que compartir, escríbenos a historiasdelcoronavirus@eldiario.es.
Volver a casa para luchar contra el coronavirus
Escribo estas líneas mientras espero que salga el vuelo que me llevará desde Miami a Madrid y después a Barcelona. A casa. A casa para volver a mi hospital e intentar ayudar a los contagiados por el Covid-19. Llevaba en Florida tres semanas y mi idea era quedarme hasta finales de abril para aprender en un hospital sobre la terapia CAR-T, un tipo de inmunoterapia celular que se usa para tratar el cáncer hematológico, entre otros. No va a ser posible.
Durante estas últimas semanas el coronavirus ha sido el tema de conversación. Está en Twitter, en Florida y en todos los lados. Me obligaba a informarme bien del tema para transmitir la información más veraz posible a los compañeros del hospital que no dejaban de preguntar sobre el tema. Era curioso porque cuando me levantaba aquí, en España la gente ya llevaba 5 horas de pie y ya tenía mogollón de whatsapps de compañeros y amigos y correos electrónicos del hospital informando de los cambios de las últimas horas.
Pese a la distancia me entero de cómo está la situación por los compañeros del hospital que están en primera línea, sobre todo los de Urgencias y los de Cuidados Intensivos que ven los casos más graves. Junto con la información del hospital sobre los nuevos protocolos, te permiten hacerte una idea –que la distancia siempre hace que no sea del todo completa– de la situación.
El domingo me llega la noticia de que el BOE publica que las rotaciones externas de los residentes quedan anuladas porque tenemos que incorporarnos a los hospitales si éstos así lo requieren. Aunque todavía no me habían avisado oficialmente desde Barcelona, compro los vuelos para volver porque en mi hospital de Florida me dicen que ya no me dejarán ver a más pacientes.
Cuando esté en Barcelona me aislaré en casa y contactaré con el servicio de salud laboral de mi hospital para que me digan qué tengo que hacer. A los residentes que conozco les están destinando sobre todo a Urgencias y a hospitalización de pacientes con Covid, así que seguramente esta será también mi labor.
Anímicamente es difícil porque poder ir a EE. UU. a hacer una rotación supone mucho esfuerzo de tiempo, burocrático y de dinero. Es una pena tener que irme pero también lo pasaba mal sabiendo de las condiciones en que están mis compañeros en España. Te sientes mal de no poder estar ahí ayudándoles, y te sientes mal por no poder estar, aunque confinado, más cerca de tu familia, tu pareja y tus amigos.
No deja de aliviarme poder estar más cerca de los míos en esta crisis, pero también creo que esta crisis nos da la oportunidad de demostrar nuestra solidaridad como colectivo humano que somos. La solidaridad empieza por sabernos confinar en casa, pero también por ayudar a las personas que sufran un posible contagio de Covid y a los profesionales que estaremos día a día al frente de la situación. Que por cierto, no solo somos los médicos, también son muy importantes los celadores, enfermeras, auxiliares y el personal de la limpieza, que muchas veces nos olvidamos y son fundamentales para el control de la epidemia.
Prefiero no prepararme en exceso psicológicamente para lo que tenga que venir. Hasta que no lo vea ‘in situ’ no sabré cuál es la situación real. Pero sí me preocupa el cuidado de los profesionales sanitarios. No dejan de repetir –incluso desde algun palacio– que somos la primera línea de defensa pero en realidad los Equipos de Protección Individual (EPI) escasean. Si no se cuida a los sanitarios éstos no pueden garantizar un cuidado adecuado a los pacientes. Tengo que dejar de escribir porque sale mi avión. ¡Hasta pronto!
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Escribo estas líneas mientras espero que salga el vuelo que me llevará desde Miami a Madrid y después a Barcelona. A casa. A casa para volver a mi hospital e intentar ayudar a los contagiados por el Covid-19. Llevaba en Florida tres semanas y mi idea era quedarme hasta finales de abril para aprender en un hospital sobre la terapia CAR-T, un tipo de inmunoterapia celular que se usa para tratar el cáncer hematológico, entre otros. No va a ser posible.
Durante estas últimas semanas el coronavirus ha sido el tema de conversación. Está en Twitter, en Florida y en todos los lados. Me obligaba a informarme bien del tema para transmitir la información más veraz posible a los compañeros del hospital que no dejaban de preguntar sobre el tema. Era curioso porque cuando me levantaba aquí, en España la gente ya llevaba 5 horas de pie y ya tenía mogollón de whatsapps de compañeros y amigos y correos electrónicos del hospital informando de los cambios de las últimas horas.