La ciencia pisa los talones al cine de viajes en el tiempo (pero de forma virtual)

Desde la antigüedad, el hombre siempre soñó con volar, y lo logró con un globo de aire caliente en el siglo XVIII. Dos centurias después, consiguió satisfacer el anhelo de viajar al espacio y poner el pie en la Luna. Superados esos dos límites ancestrales, la mayor meta de la humanidad en los viajes está ahora en romper las barreras del tiempo: ir hacia el futuro o hacia el pasado. Un sueño milenario como los anteriores, pero que de momento sólo ha satisfecho en el cine... O en la realidad virtual, cómo se verá más adelante, en un ejemplo de que la ciencia, a veces, parece seguir los pasos del séptimo arte.

Los viajes en el tiempo son una constante en la gran pantalla, y no hay más que ver la saga ‘Terminator’, con los 'cyborgs' viajando del futuro al presente para eliminar a Sarah Connor y a su hijo John porque se convertirá en el futuro líder de la humanidad en la guerra contra las máquinas.

Otra popular saga es la de ‘Regreso al futuro’, en la que el personaje de Marty McFly (Michael J. Fox) viaja al pasado o al futuro conduciendo un Delorean para resolver diversos enredos familiares, aunque el primer lío lo provoca él mismo sin querer porque su madre se enamora de él, y no de su padre, en una variante divertida de la conocida como paradoja del abuelo.

Esa misma paradoja se aborda en ‘Looper’, en la que el personaje encarnado por Joseph Gordon-Levitt, un asesino a sueldo que viaja en el tiempo, se niega a realizar su último encargo, prefijado desde que eligió su profesión: matar a su yo futuro, al que da vida el actor Bruce Willis.

Lo que dice la ciencia de los viajes en el tiempo

Según la teoría de la relatividad de Albert Einstein, viajar en el tiempo hacia el futuro es muy complicado pero no imposible, porque el tiempo se ralentiza o acelera en función de la rapidez a la que se mueva un objeto con respecto a otra cosa. Según este científico, si el objeto viaja suficientemente rápido, por encima de la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo), puede ir al futuro. En la paradoja de los gemelos, el científico explicó que un gemelo que se quedase en la Tierra envejecería más rápido que uno que viajara en una nave espacial. J. C. Hafele y R. Keating demostraron esta teoría con relojes atómicos de cesio que montaron en varios aviones, y que se retrasaron un poco respecto a otro situado en la Tierra.

Otro ilustre científico, Stephen Hawking, asegura que si el hombre fuera capaz de construir una nave gigantesca (por la enorme cantidad de combustible que iba a necesitar), y que viajase a 1.000 millones de kilómetros por hora, el traslado en el tiempo sería posible. A la máxima velocidad, cada día en la nave equivaldría a un año en la Tierra. Siempre hacia adelante en el tiempo porque tanto la masa como la energía total son positivas.

De esta forma, los viajes hacia atrás en el tiempo sólo son posibles en el cine porque, como dice el propio Hawking, la ausencia de turistas venidos del futuro parece evidenciar que no hay (ni habrá) tecnología alguna que lo permita. Sin embargo, en el plano virtual sí que es posible. Un grupo de investigadores españoles ha creado un simulador cuántico que permite romper las teorías de Einstein y, jugando de forma virtual con las partículas subatómicas, crear el efecto antes que la causa. Más cercano y comprensible es el programa de realidad virtual creado por Doron Friedman y sus colaboradores, un proyecto que parece acercar la ciencia a los viajes temporales y el cine de ciencia ficción.

Realidad virtual para salvar vidas (virtuales)

Treinta y dos participantes se metieron en un mundo virtual que representaba la galería de un museo. Su función allí era controlar el ascensor que utilizaban los visitantes tridimensionales para acceder a la segunda planta. Sin embargo, uno de ellos resultaba ser un criminal que, al llegar, disparaba a sangre fría asesinando a cinco personas, tres de las cuales había subido el protagonista con el ascensor.

Al ver qué sucedía con la llegada del pistolero, los participantes tenían la oportunidad de volver al pasado para tratar de evitar la masacre. Entonces, surgía el dilema moral. En el siguiente vídeo puedes ver con más detalle en qué consistió el experimento liderado por Friedman, de la Escuela Sammy Offer de Comunicaciones de Israel, y en el que también colaboraba Mel Slater, del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA).

Las opciones eran tres y casi siempre había alguna víctima: evitar que los visitantes subieran al segundo piso y que así el asesino no acabara con ellos (mataría entonces a las dos personas que ya estaban arriba); hacer sonar la alarma al entrar el homicida en el ascensor (entonces mata a la persona que hay en la primera planta); o detener el elevador a mitad de trayecto cuando el criminal está subiendo (nadie muere).

El objetivo del estudio era comprobar si las personas cambiaban sus acciones al volver al pasado en ese entorno virtual en 3D. Los resultados, publicados en la revista Frontiers of Psychology, ratificaron que las personas a las que se comunicó que volverían al pasado tenían sentimiento de culpa por lo ocurrido e intentaban reparar el mal que hicieron en su intento anterior, bien sacrificando una vida para salvar cinco o descubriendo que podían salvar a todos dejando el ascensor a mitad de camino. En cambio, los participantes que no tenían la noción de viajar al pasado, porque no se les había dicho, resultaron ser más propensos a pulsar la alarma, lo que no impedía la matanza.

Los científicos ven aplicaciones en el ámbito de la psicología a esta técnica de realidad virtual. Podría ayudar a que pacientes con estrés postraumático acepten sus decisiones erróneaspacientes con estrés postraumático. Por otro lado, y aunque seguramente no buscaban esto, es una forma de sentirse un poco como un héroe de una película de ciencia ficción. De hecho, la mecánica del programa tiene parecido con el argumento de varias películas sobre viajes en el tiempo.

Películas con visitas al pasado

Ocho minutos tiene el protagonista de 'Código fuente' para descubrir al terrorista que ha puesto una bomba en un tren cada vez viaja al pasado gracias a un secretísimo proyecto militar. Como en el programa de realidad virtual, el personaje de Jake Gyllenhaal dispone de varios intentos para llevar a cabo su misión y evitar la matanza en Chicago. Una gran diferencia con respecto al simulador es que, en su caso, él no está inmerso en un mundo virtual sino que, directamente, su mente se introduce en la de un pasajero de ese tren.

Menos tiempo, apenas cinco minutos, tiene Tom Cruise en 'Al filo del mañana' para intentar sobrevivir en una especie de desembarco en Normandía con alienígenas en lugar de nazis. En su caso, puede revivir continuamente debido a que, por accidente, quedó impregnado de la sangre de un extraterrestre muy peculiar la primera vez que murió en combate. Poco a poco, intento a intento, el marine encarnado por Cruise irá logrando permanecer más tiempo con vida en la batalla. Como en el programa virtual, se enfrentará a dilemas morales: ¿a quién salva? ¿A quién deja morir en la playa? ¿Debe sacrificar a algún compañero en pos de un bien superior? Su objetivo final es encontrar la forma de derrotar a los invasores.

En el clásico '12 monos', Bruce Willis se traslada varias veces al pasado desde un presente postapocalíptico. La superficie de la Tierra ha quedado contaminada por un virus tan letal que ha obligado a los supervivientes a vivir bajo el suelo. La misión de este preso, que se ha ofrecido voluntario para que le reduzcan o conmuten su condena, es encontrar a los responsables de la dispersión del virus para evitar el genocidio. Quienes le envían creen que es una organización llamada ’12 monos’. Como en el programa virtual, tras los sucesivos intentos o viajes fallidos al pasado, Willis avanza en su misión poco a poco.

La última película de la saga X-Men, estrenada este mismo año, es 'X-Men: días del futuro pasado'. En ella, los mutantes están siendo diezmados por unos robots llamados “centinelas”, por lo que envían la mente de Lobezno al pasado, a su yo de los años 70, para que reúna a algunos mutantes y evite el asesinato del creador de esos centinelas a manos de Mística. Ese hecho provocó la aprobación del programa que ha llevado a los X-Men a huir continuamente en el futuro para sobrevivir.

Las similitudes con el programa de Frontiers of Psychology son claras: el viaje en el tiempo es bastante virtual (sólo la mente) y se ofrece una oportunidad de enmendar un error pasado para evitar un gran número de muertes. Por fortuna para los espectadores, la acción no se desarrolla en un único espacio interior. Eso quitaría espectacularidad a las acciones de Magneto, Charles Xavier y compañía.

Cintas sobre viajes en el tiempo hay muchísimas. Ahora, un programa de realidad virtual permite que los pacientes se sientan como los protagonistas de una de estas películas de ciencia ficción. A menor escala, por supuesto, pero el premio también es salvar vidas humanas. Aunque sean virtuales y en 3D.

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