¿En serio alguien compra alargapenes? El secreto de los productos 'milagro' y la publicidad del porno
Todos hemos sentido vergüenza alguna vez. Vergüenza por culpa del amigo que va gritando en medio de la calle. Vergüenza por aquel vecino que deja constancia de su afición a la fabada en pleno ascensor. Vergüenza por la madre que nos demuestra su cariño besándonos delante de los colegas.
De primeras nos sienta mal, pero, a pesar de todo, no nos cabreamos. Enseguida se nos pasa. ¿Por qué? Porque todos hemos tomado parte también en acciones (supuestamente) vergonzosas. Sobre todo en lo que viene siendo internet. ¿Quién no ha visitado, en algún momento, aunque solo sea por curiosidad, una página porno? ¿Quién no ha buscado en Google el horóscopo del día? ¿Quién no ha tecleado “dietas milagro” en busca de la solución a todos sus problemas? Es más: ¿quién no ha pinchado alguna vez en un anuncio de alargapenes?
¿De alargapenes? Sí. Puede parecer extraño – más que consultar el horóscopo - y, sin embargo, anuncios de este tipo de productos son habituales en las webs de contenido para adultos. Anuncios que ofrecen un par de centímetros más a cambio de soltar unos eurillos – entre 50 y 100 euros. Anuncios que, sorprendentemente (o no), reciben abundantes clics.
En busca de los responsables
Que un anuncio de alargapenes se encuentre en una página porno no es fruto de la casualidad, ni se debe a un truco del ordenador o cualquier otro motivo misterioso. La decisión la toman las centrales de medios, empresas encargadas de seleccionar las webs más convenientes para cada anunciante y comprar sus espacios publicitarios.
“Lo primero que hacemos es analizar los objetivos que tiene el cliente”, nos cuenta Celia Cano, directora general de Equmedia, una central de medios. “También analizamos a quiénes nos queremos dirigir, lo que denominamos público objetivo, y, en función de eso, vemos cuáles son las páginas que mejor audiencia nos dan para llegar a ese público”.
La elaboración de los anuncios que colocan suele ser tarea del anunciante, el cliente de estas empresas, o de alguna otra agencia a la que hayan contratado para llevar a cabo la labor creativa. Solo algunas de las centrales revisan la calidad de los anuncios que les entregan. “El anuncio debe cumplir con las pautas de la buena publicidad: construir marca y generar venta”, señala Miguel Ángel Blanco desde Soportemedia. “Es muy importante que la página o la aplicación donde va a aparecer ese anuncio, sea una página afín con cada persona del 'target'”. Hasta aquí, nada fuera de lo habitual para quien conoce los entresijos del mercado publicitario.
Vamos ahora con lo peliagudo. Los anuncios de alargapenes también tienen detrás un anunciante y una central de medios que decide colocarlos en las páginas de contenido sexual. “Nuestra principal función y objetivo es ofrecer tráfico de alta calidad a nuestros anunciantes para que puedan promocionar tanto productos como servicios, y ayudar a nuestros editores a lograr la máxima rentabilidad posible de sus sitios y tráfico”, indica Cristian Torres, director del mercado español y latinoamericano de Ero-advertising, una central de medios especializada en el público adulto.
El objetivo al que alude Torres no difiere demasiado del que persiguen el resto de agencias. El anunciante, sin embargo, sí. “Los clientes van desde 'webcams', vídeos 'on demand', productos de 'sex shop', contactos y citas, por solo mencionar algunos de ellos”, nos cuenta.Asimismo, Torres asegura que todos los productos que insertan pasan por un estricto control. “Antes de aceptar una campaña, revisamos en detalle el producto y controlamos la calidad del mismo. De esta forma, nuestros editores ofrecen campañas de calidad a sus visitantes”.
Ahora la pregunta del millón: ¿de veras alguien hace clic en los anuncios de alargapenes? “Los clics en este tipo de campañas dependen mucho de la creatividad de los anuncios. En el caso de los productos de alargamiento de pene, es un producto que generalmente logra un buen ratio de clics”, asegura.
¿Realidad o fantasía?
A pesar de las palabras de Torres, ciertos testimonios llevan a pensar que hay algo más - algo turbio - detrás de los alargapenes. En 2012, medios como El Diario de Castilla publicaron la estafa que había sufrido un comprador gallego. Según el diario, el hombre había comprado un alargador de pene en internet y, en lugar del aparato, le enviaron una lupa.
Los urólogos tampoco se fían demasiado de los alargadores. De acuerdo con Antonio Allona, urólogo del Hospital Ruber Internacional, “el alargamiento de pene sólo es posible realizarlo con una operación”. Y Javier Pastor, consultor digital de la agencia de publicidad TBWA, duda de la veracidad de estos anuncios. “Este tipo de anuncios suelen ser una estafa, y existen y existirán mientras la gente pique”.
¿Tienes un problema? ¡Pincha aquí!
Si tienen todos los visos de ser fraudulentos, ¿por qué reciben tantos clics? Porque responden, aunque sea de forma dudosa, a ciertas necesidades. “Estos anuncios van dirigidos a gente que tiene un problema o una necesidad imperiosa”, explica Celia Cano. También está de acuerdo Pastor: “Este tipo de anuncios ataca necesidades que, por lo general, son más dadas a cubrirse en privado”.
Pone como ejemplo otro tipo de publicidad engañosa. “Si quieres adelgazar, por lo general, no vas contándoselo a la gente. Así, [los anuncios de pastillas o dietas milagro] buscan generar en el usuario una falsa sensación de privacidad, como si pudiera resolver el problema sin que nadie más se entere”.
Y a pesar de lo poco elegantes que resultan los anuncios de alargapenes, las características que presentan atraen a ciertos usuarios. “Son similares a las teletiendas”, comenta Gloria Jiménez Marín, profesora de la Universidad de Sevilla. “[Aparece] publicidad testimonial con ‘antes’ y ‘después’, donde se ven reflejadas las supuestas promesas conseguidas”.
Ya lo veis. En internet, los recursos de la publicidad se amplían. Los anuncios de alargapenes son un gran ejemplo de la variedad de técnicas y formatos disponibles en la Red. Pero, claro, lo que dice la publicidad no siempre es cierto. Así que, amigo, ya sabes. Si eres varón, mejor deja a un lado la vergüenza y consulta a un especialista antes de hacerte con un alargapenes.