¿No aciertas ligando en internet? Michael Raven es un emprendedor londinense al que el pasado 12 de junio a las cinco de la tarde alguien sugirió montar una asesoría de Tinder para todos los que no conseguían un triste 'match' (gustar a alguien que les guste). Tinder es una popular (diez millones de usuarios activos) y valorada (en cinco mil millones de dólares) 'app' de ligue. Y TinderUs es la respuesta de Raven a aquella idea: un servicio que por 63 euros mejora tu perfil y que a las ocho de la tarde del mismo 12 de junio ya funcionaba y tenía clientes.
¿Se puede enseñar a ligar online?
“Hay servicios de búsqueda de pareja a través de portales, 'apps' o agencias presenciales que se dedican al emparejamiento, en base a sus propios estudios de compatibilidad entre perfiles, y que además cuentan con asesoramiento de psicólogos”, explica Raquel García, responsable del Gabinete RgR de Psicologia y Sexología. Tinder gana a estos lentos procesos por ser casi instantánea: con geolocalización (¿quién hay a tu alrededor?) e imagen (¿cómo es?) muestra resultados para que digas si te gustan o no.
Si el perfil de Tinder sólo tiene dos elementos (fotos y biografía), ¿qué narices pueden hacer sesenta euros y un consultor para ayudar?
Cinco imágenes y una descripción que llamen la atención
- Pondremos que buscas a alguien creativo.
- No me gusta la gente creativa.
- ¿Cómo describirías a la persona que quieres conocer, de forma que podamos ponerlo en tu biografía?
- ¡No lo sé!
- En ese caso, mantendremos el foco en ti y en tus intereses para que encajen también con las fotos.
La consultoría empieza preguntándote qué buscas, cómo pasas tu tiempo libre y qué intereses quieres tener en común con tus futuros 'matchs'. Se trata de dar con una biografía que “invite a la conversación”, pero las propuestas que nos hacen son tan genéricas (“Busco a alguien inteligente, al que le guste viajar y la buena comida para pasar algo de tiempo”) que no nos convencen, así que pasamos a lo importante: las fotografías.
TinderUs repasa nuestras fotos en Facebook y selecciona varias, que razona, describe y halaga. “Creo que está bien explicar por qué las escojo, añade un toque más personal al servicio”, teclea la asesora al otro lado de la pantalla. Ya que has pagado, qué menos que hacerte sentir bien.
Hay lógica Tinder detrás de la selección. La primera, un retrato al natural; la segunda, de fiesta “para introducir el aspecto social”; la tercera, con una cámara de fotos “para mostrar tus aficiones y que sabes cómo pasar el tiempo”; la cuarta con amigos en un museo por ser “muy expresiva y buena alternativa a la típica situación de bar”; y la última de medio cuerpo, porque no hay de cuerpo entero y eso es “un básico de las citas online”. La sesión termina con un consejo (“comentar algo que te guste del perfil del otro mostrará que estás interesado y eso, junto al '¿qué tal?', hace un mundo de diferencia en la conversación”) y con la asesora deseándonos mucha suerte. Avísanos si necesitas algo más.
“Es más difícil dar con algo corto y llamativo”, considera el fundador de TinderUs, una vez acabada la sesión, al otro lado del teléfono. “Pues Tinder es lo mismo: el otro tiene pocos segundos para decidir si te escoge o no y tú tienes que destacar. Son cinco fotos y una biografía y tienen que ser perfectas. Supongo que tiene que ver con el estilo de vida moderno, en el que no tenemos tiempo ni prestamos atención”
Enseñar a escoger fotos de perfil da dinero
TinderUs no es el primer servicio que cobra por dar consejos para no ser el peor en Tinder. El experto en marketing Blake Jamieson consiguió más de 2000 'matches' jugando a hacer publicidad nativa (que no se diferencia del contenido, como un publirreportaje sin avisar) en su perfil. Jamieson superpuso el logotipo de Tinder y el eslogan 'Match of the day!' para que pareciera que su perfil estaba recomendado por la 'app'.
Funcionó. Midió resultados, publicó un 'post', tuvo repercusión y el resultado es Tinder Hacks, un libro con trucos para optimizar descripción, fotos e ideas para empezar conversaciones (el material incluye el porcentaje de respuesta que tiene de media cada frase). Cuesta 27 libras.
TinderUs también fue un experimento. “Hice un producto mínimo viable, un test de mercado, para ver si alguien lo quería”, cuenta el fundador. “En tres horas creé una web con botón de Paypal y pregunté a una amiga si podía ayudar como consultora y me dijo que sí por 25 libras la hora, así que lo puse a 50”.
Con una campaña en prensa - Raven tiene una agencia de relaciones públicas y salió en Mashable y el Huffington Post - en dos horas tenía dos clientes, en tres meses 80 y en cinco meses “varios cientos” que llegan sobre todo de San Francisco, Nueva York, Londres y Dubai. ¡Resulta que sí! Más de uno quería o necesitaba el servicio. “Son lugares avanzados en tecnología y con esa mentalidad en la que necesitas que todo sea instantáneo y rápido”, considera Raven.
La historia es un sencillo reflejo de la industria de internet: en tres horas y sin financiación inicial es posible crear un negocio que salga en la prensa internacional, llegue a los 'early adopters' (los usuarios enterados de tecnología) de las ciudades estresadas, consiga clientes que paguen 40 euros y dé trabajo a varias personas mientras soluciona, vía chat, el extraordinario problema que supone escoger tu foto de perfil en una 'app' para ligar.
Y si no ligas, ¿te devuelven el dinero? “Confío en mis consultores, dan buenos consejos”, concluye Raven. “Incluso aunque luego no tenga éxito, habrás charlado con una persona y le habrás dado confianza en sí misma para volver a Tinder con su nuevo perfil. Y eso tiene valor. Creo que los sesenta euros merecen la pena”. Vamos, que no.