La búsqueda adecuada en el momento oportuno, un par de clics y algo de paciencia: esa es la receta para comprar productos tecnológicos a empresas chinas a un precio muy inferior a los que se manejan en España. Pero el secreto del ahorro no solo está en las ofertas de las marcas asiáticas o el uso de cupones descuento: esquivar el pago del IVA y los aranceles cuando el paquete pasa por la aduana es otro ingrediente (deshonesto) de esta forma de comprar barato.
“Cuando desde China mandan la documentación, pueden poner la que quieran y el valor que quieran. Y si el valor es inferior a 22 euros, es libre la entrada”, explica Carlos Campiña, técnico de aduanas y portavoz del sindicato Gestha de técnicos del Ministerio de Hacienda, en una entrevista para el monográfico de HojaDeRouter.com en el programa de radio Carne Cruda.
En las aduanas se encuentran desbordados. “La cantidad de productos que vienen de China es inmensa, enorme”, subraya el representante de la organización sindical. Una avalancha de paquetes llegados desde Asia a la que, además, habría que sumar los limitados recursos con los que cuenta el personal de Hacienda a la hora de inspeccionar que las declaraciones de importación se corresponden con la realidad del interior de cada paquete. “Somos pocos, muy pocos, y mucho volumen”, sentencia.
Aunque sería un primer paso, Campiña duda que la solución al colapso sea simplemente incrementar el número de funcionarios. “No sé si con más efectivos se podría llegar a hacer un control bueno”, admite el técnico. “Es muy difícil hacer un control exhaustivo: puedes hacerlo aleatorio, pero no completo. Es radicalmente imposible”.
A juicio del representante de Gestha, es tal la cantidad de paquetes que llega desde Asia que inspeccionar todos y cada uno de ellos perjudicaría a muchos ciudadanos que recibirían sus pedidos legítimos con retraso. Aquellos compradores que sí hubieran pagado los correspondientes IVA y aranceles, e incluso puede que un recargo por entrega urgente, recibirían su compra con una dilación injusta.
La pelota está al otro lado del tejado. “Depende de la honradez del que vende en China que se cumplan las normas obligadas de importación”, afirma Campiña, “así que estamos jugando con gente que tiene muy poca honradez al hacer sus declaraciones de importación, con un volumen enorme y una disminución del personal que está en la aduana”.
Además, la libre circulación de bienes en el ámbito de la Unión Europea facilita la entrada de productos incumpliendo las normas de importación, pues el vendedor puede escoger como puerta de entrada al continente aquel país cuya aduana considere más vulnerable.
La rueda sigue girando
Mientras tanto, páginas como Gearbest, TinyDeal o FastTech siguen ofreciendo precios que poco tienen que ver con los que vemos en España. A su vez, blogs y grupos de Telegram recopilan las ofertas y descuentos más atractivos que se pueden encontrar en dichas plataformas. Comprar tecnología a bajo coste, aunque sea a miles de kilómetros de distancia, cada vez es más común.
No obstante, hacerse con tecnología procedente de China exige un cierto esfuerzo y conlleva asumir algo de riesgo, más allá del propio paso por la aduana. La garantía que obtiene el consumidor al adquirir un producto en estas plataformas no suele igualar los dos años que la ley establece como obligatorios para las tiendas españolas.
Además, si surge algún problema con el bien adquirido y suponiendo que se admita la devolución, suele ser el propio comprador quien tiene que asumir el coste de enviarlo a China. “El inconveniente es que no se aplica ningún tipo de legislación, ni española ni europea”, explica el abogado de Legálitas Gerardo Ruiz, especialista en derecho del consumo. “Cuando compramos en Estados Unidos o China, olvidémonos: tiramos el aparato”.
Por eso muchos compradores experimentados recomiendan realizar el pago, siempre que sea posible, a través de PayPal. No solo se añade un intermediario que puede resolver disputas entre el vendedor y el cliente, sino que en muchas ocasiones la propia PayPal llega a hacerse responsable de parte o la totalidad del coste del viaje de vuelta.
Distinto es el caso de un producto que llega desde China a manos del consumidor a través de una empresa intermediaria registrada en España, incluso si se trata de una marca (como Xiaomi) que no cuenta con distribución oficial en nuestro país. “En estos casos, la ley sí protege al ciudadano”, explica Ruiz, “porque la ley hace responsable tanto al vendedor como al fabricante y al distribuidor”.
Para todo lo demás, el consumidor debe ser consciente de que un precio tan bajo por un producto que en España costaría mucho más tiene que tener alguna pega. Si el riesgo merece la pena es algo que cada uno debe valorar. ¿Ahorrar comprando a China o seguridad haciéndolo en Europa? El bolsillo y la responsabilidad deciden.
---
Las imágenes de este artículo son, por orden de aparición, propiedad de bfishadow, roland y Oukitel.