¿Por qué no existe un Netflix español? ¿Acaso somos unos 'piratas' sin remedio?
Para que un Netflix se corone como la web con más tráfico de España, primero tiene que existir algo similar a Netflix en nuestro país. ¿Y lo tenemos? Sí y no. Hay ya un buen puñado de plataformas candidatas a ese puesto, entre las que destacan Wuaki.tv y Filmin. Incluso los operadores de internet han lanzado sus propios servicios a la carta para sus clientes de televisión. Movistar, de hecho, actualmente regala la tele y el acceso al catálogo online con sus combinados de ADSL.
Sin embargo, sólo hay que echar un vistazo a las estanterías de los videoclubs virtuales españoles, y compararlos con los de otros países, para darse cuenta de que aún queda un largo camino por recorrer. Si eres cliente de Wuaki.tv y pagas 7 euros al mes, la tarifa plana te permite acceder a unas 3.500 películas y series. Similar con Filmin, que por 8 euros pone a tu alcance más de 4.000 títulos. Son cifras aparentemente enormes, pero que se quedan muy pequeñas al lado de los casi 10.000 títulos con los que cuenta un estadounidense al contratar Netflix por 8 dólares al mes (unos 6 euros).
Pero no todo es una cuestión de tamaño. Tal y como indicaba Ofcom - el regulador británico en materia de telecomunicaciones - en un informe del 2012, lo que realmente mueve a la mayoría de consumidores son el cine de éxito y los estrenos. Parece obvio, y es aquí donde a los videoclubs españoles les cuesta dar la talla con sus tarifas planas. Josep Monleón, director de contenidos de Wuaki.tv, explica que “en EEUU o Reino Unido a veces se incluyen largometrajes de estreno en el servicio de suscripción, pero la competencia de los canales de pago hace que sea muy caro adquirir esos derechos. En España se añaden películas de estreno en la tarifa plana cuando los canales de pago deciden no comprarlas”.
En Reino Unido, Ofcom señalaba que los acuerdos de exclusividad de Sky (el equivalente inglés de Canal+) son los que dificultan la labor a los 'Netflix británicos'. En España, sin ir más lejos, hemos visto recientemente como la serie Breaking Bad ha salido del catálogo de Wuaki.tv para pasarse a Yomvi, el servicio a la carta de Canal+.
De todas formas, a pesar de las palabras de Ofcom, los ingleses no han dado la espalda a sus videoclubs online. En Reino Unido, la propia Netflix (en su versión inglesa) y Lovefilm (ahora propiedad de Amazon, pero nacido en Reino Unido), acumulaban juntos casi 4 millones de clientes a finales de 2013 (un 6% de la población británica). ¿Parece mucho? En Estados Unidos, Netflix, él solito, sumaba 30 millones de usuarios en septiembre del mismo año (un 10% de los habitantes del país). ¿Y en España? Wuaki.tv, que es el líder, celebró 900.000 suscripciones al terminar el pasado año (casi un 2% de nuestra población).
En realidad, los datos españoles no se pueden considerar malos: son hasta prometedores, pero aún están muy lejos de los otros países. Jordi Torrent, director de Relaciones Públicas de Wuaki.tv, es optimista, y cree que en “dos o tres años estaremos en una situación parecida a la de Reino Unido”. Para conseguirlo, subraya dos elementos clave: los hábitos del consumidor y la mejora del servicio.
En lo tocante a los hábitos, Torrent cree que aún no estamos al nivel de Reino Unido. Y la firma barcelonesa lo dice por experiencia, ya que ha entrado recientemente en el mercado británico y en los tres primeros meses ya alcanzó los 125.000 clientes, en parte gracias a ofrecer una cuota inicial por la mitad de precio que sus competidores. A juicio de Torrent, “el mercado español no es tan maduro como el inglés, pero los hábitos se van adoptando poco a poco”.
El servicio está al otro lado de la balanza. “A medida que mejoremos el producto, el catálogo y su funcionamiento, la gente lo verá como una alternativa real a las descargas”, indican desde Wuaki.tv.
Las costumbres son distintas, pero los productos también. Además del número de títulos, en Norteamérica y Reino Unido los servicios dominantes se basan en un solo catálogo, al que el usuario puede acceder sin límites abonando una cuota mensual. Sin embargo, en España, los principales videoclubs han optado por el modelo híbrido: un catálogo de tarifa plana y otro separado, con películas más recientes, que sólo pueden alquilarse individualmente (con precios de hasta 4 euros cada título, casi tanto como la suscripción mensual).
Curiosamente, obras que en Reino Unido o EEUU están dentro de la tarifa plana, en España sólo pueden visionarse a través del alquiler. Por ejemplo, con una suscripción a Lovefilm, un británico podría ver ahora mismo 'Lo imposible', 'Cruce de caminos' e 'Hijos de Medianoche'. Títulos recientes que ninguna de las principales plataformas de cine online españolas incluyen en su tarifa plana en el momento de escribir este artículo.
Lo cierto es que algo similar ocurre en Reino Unido con respecto a la gran potencia norteamericana. Muchos usuarios británicos intentan, por ejemplo, acceder al catálogo estadounidense de Netflix a través de su suscripción al servicio inglés. Truquillos haylos, porque eso de la picaresca no es sólo cosa de españoles.
¿Y por qué un catálogo híbrido? ¿Por qué esa disparidad de títulos en las tarifa planas? Sobre lo primero, el director de contenidos de Wuaki.tv argumenta que “es un modelo innovador que sólo estamos haciendo algunas compañías a nivel mundial”, a pesar de que a menudo resulte más caro adquirir derechos de esta manera. Sobre los títulos, la otra gran diferencia, nos cuenta que empresas como Netflix (cotizada en bolsa, con 40 millones de usuarios en todo el mundo) y Lovefilm (en manos de Amazon) poseen un enorme poder de negociación, para nada comparable al de las compañías españolas.
Pero el futuro se impone irremediablemente y en Wuaki.tv son conscientes de ello. Afirman que los números de la empresa van por buen camino, en gran parte gracias al respaldo del gigante japonés Rakuten. En 2015 incluso esperan abrir en más países europeos. No pierden de vista que el 70% de sus clientes acceden a su servicio a través de una SmartTV y procuran estar presentes en todos los sistemas de televisión conectada.
Y mientras los hábitos de la población cambian, trabajan por tener un producto legal que sea “lo más parecido posible a las principales plataformas de descarga ilegal”. Que si el usuario descarga sea porque quiere, y no porque no hay alternativas. ¿La conclusión? Tarde o temprano habrá un Netflix español. Si no, al tiempo.