Tiene dos habitaciones, un amplio vestidor, dos cuartos de baño, cocina americana, un salón con chimenea y un balcón. Todo, en 125 metros cuadrados puestos a la venta a precio de oro: 1.650.000 dólares (más de 1.330.000 euros) es lo que cuesta, en el momento de escribir estas líneas, el piso más económico disponible en Palo Alto, a unos 10 minutos en coche (y 20 en bicicleta) de la sede de Facebook. Además, tal y como se puede comprobar en el portal inmobiliario Open Listings, la propiedad conlleva un desembolso de más de 4.700 dólares anuales (más de 3.800 euros) en concepto de gastos de comunidad.
Solo es la punta de ese iceberg que es la situación del ladrillo en Silicon Valley, alrededor de las sedes de los gigantes de la tecnología. Algo más al este, cerca del cuartel general de Google en Mountain View, el apartamento más barato tiene unos 80 metros cuadrados y cuesta 745.000 dólares (casi 605.000 euros). Por increíble que parezca, esta propiedad es casi una ganga: la media del precio de la vivienda en las cercanías de Googleplex supera con creces el millón de dólares. Lo que sucede con las inmuebles de Cupertino, donde se encuentra la sede de Apple, no es mucho mejor. Allí, el precio de una residencia de 5 habitaciones se dispara hasta superar los 3 millones y medio de dólares, más de 2.800.000 euros.
Si la presencia de estos y otros imperios tecnológicos en el área de Silicon Valley ha dado lugar a un proceso de gentrificación (el coste de la vida es inasumible para sus antiguos habitantes, la vivienda se ha convertido en un bien de lujo e incluso el tráfico es ahora un problema), la situación se ha descontrolado hasta convertirse en una parodia de sí misma: el precio de las casas ha subido tanto que comprarlas supone un esfuerzo extraordinario hasta para los ingenieros de los gigantes de la zona. Son demasiado caras incluso para sus abultadas sueldos.
Así lo determina el reciente estudio llevado a cabo por la propia Open Listings, desde la que advierten que “algunos de los que serán expulsados del vecindario serán los propios trabajadores de la tecnología”. Para llevar a cabo su análisis, la startup estadounidense ha calculado la media del precio de las viviendas situadas a 20 minutos de las sedes de las grandes tecnológicas y disponibles en su web para luego compararlos con el sueldo medio de los ingenieros de software de Apple y compañía según los datos de la plataforma Paysa.
“La regla para los prestamistas es que los costes mensuales de tu vivienda no deberían suponer más del 28 % de tus ingresos antes de impuestos”, explican desde Open Listings. Con esto en mente, el portal inmobiliario ha analizado cuáles son los talentos tecnológicos que más complicado tienen encontrar una casa que puedan permitirse y que esté cerca de su puesto de trabajo. Y la conclusión es clara: el ladrillo se ha convertido en un verdadero problema en la meca de la tecnología.
Los genios que están a nómina de Apple son los que más complicado lo tienen. Una casa en Cupertino, donde los precios han subido un 20 % en el último año, cuesta de media 1.163.750 millones de dólares, más de 945.000 euros al cambio actual. Por otro lado, el salario medio de los ingenieros de la manzana mordida ronda los 190.000 dólares (más de 150.000 euros), por lo que en Open Listings calculan que los gastos de su vivienda supondrían un 33 % de los ingresos mensuales, por encima de lo que aconseja el sentido común financiero.
No mucho mejor es la situación de los trabajadores de Google. Si bien su salario medio se sitúa por encima de los 210.000 dólares (más de 170.000 euros), el precio promedio de una casa en Mountain View está en 1.255.000 dólares (algo más de un millón de euros). ¿Conclusión? Un privilegiado ingeniero del todopoderoso buscador tiene que destinar el 32 % de sus ingresos mensuales al coste de su morada.
Precio y coste de la vivienda en Silicon Valley
También por encima de ese 28 % deseable está la situación hipotecaria de los ingenieros de Reddit (el 32 % de su salario debería destinarse a costear los gastos de vivienda, cuando cobran de media algo menos de 200.000 dólares, unos 160.000 euros), Twitter (necesitan del 30 % de su nómina, que ronda los 210.000 dólares de media, cerca de 170.000 euros) y Facebook (en su caso, tienen que invertir en su vivienda el 29 % de su salario, que está por encima de los 220.000 dólares de media, casi unos 180.000 euros). En los tres casos, el objetivo sería adquirir una casa cerca del trabajo cuyo precio está ahora mismo, de media, por encima de 1.200.000 dólares, más de 975.000 euros.
¿Quiénes se salvan?
La situación ha provocado que, con el comienzo del nuevo año, más de un centenar de directivos de tecnológicas y socios de firmas inversoras de capital riesgo hayan firmado una carta en apoyo del proyecto de ley con el que se pretenden cambiar las reglas del juego inmobiliario en California. La intención es permitir que se construya hasta aumentar la densidad urbana en ciertos puntos cercanos a estaciones de tren y autobús.
“La falta de construcción de viviendas en California pone en peligro nuestra capacidad de contratar empleados y hacer crecer nuestras empresas”, reza la misiva, firmada por pesos pesados entre los que se incluyen los máximos responsables de Twitter, Salesforce, Yelp y Mozilla, entre otros. “La escasez de viviendas conlleva desplazamientos, aumentos en los costes del alquiler y daños ambientales, y queremos ser parte de la solución”, explican.
Mientras tanto, algunos ingenieros de grandes compañías están pudiendo capear el temporal gracias a sus abultados salarios. Es el caso de los empleados de Uber y Airbnb, que a pesar de trabajar en el mismo área (la sede de Uber está cerca de Facebook y la de Airbnb, de Reddit), han visto compensado el coste de sus viviendas con sus elevados sueldos: los ingenieros de la startup de transporte tienen que dedicar un 26 % de sus ingresos mensuales a costes residenciales, mientras que en el caso de los de la plataforma de alojamiento el gasto es de un 22 %.
El descontrolado aumento del precio de la vivienda no está afectando solo a la cuna de las startups. De hecho, los ingenieros que más complicado lo tienen son aquellos que trabajan para compañías cuya sede está en Los Ángeles. Si bien allí las propiedades inmobiliarias son más económicas (rondan el millón de dólares de media y, de hecho, la propia Open Listings abandonó la bahía de San Francisco para mudarse allí), los salarios también son más bajos.
Por ejemplo, los ingenieros de Tinder tendrían que afrontar el coste de vivir en West Hollywood, donde el coste medio de una casa es de poco más de 940.000 dólares (algo menos de 765.000 euros), con el 40 % de su salario mensual. Peor aún lo tienen los empleados de Hulu, cuya sede está en Santa Mónica: la parte de su sueldo destinada a hipotecas, seguro de hogar e impuestos asciende a un 44 %.
Por el momento, y mientras esperan la llegada de esa nueva regulación urbanística, algunos gigantes de la tecnología están tratando de arreglar el problema por su cuenta (aunque solo para sus trabajadores). Tanto Facebook como Google planean construir viviendas en sus renovados campusTanto Facebook como Google para paliar el boom del ladrillo y esquivar ese pesado hándicap a la hora de contratar a los mejores ingenieros.
Mientras tanto, los proyectos de coliving viven una época dorada en Silicon Valley y Los Ángeles. Firmas como HubHaus o Growth Up permiten asentarse en la zona sin necesidad de comprar una casa ni renunciar a todas las comodidades del epicentro del mundo tecnológico. Tampoco es una solución barata: a través de estos intermediarios, una habitación en una vivienda de la zona no baja de los 1.200 dólares mensuales (cerca de los 1.000 euros). Muy lejos todavía de algo que se pueda permitir cualquiera, o en especial los antiguos habitantes de estas zonas que la tecnología ha convertido en cotos vedados al alcance de unos pocos privilegiados.
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La imagen es propiedad de GrowthUp ColivingGrowthUp Coliving