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“Emprender es una carrera de fondo: si no sabes superar malos momentos, te vas a hundir”

Dicen que los vascos son emprendedores por naturaleza. Desde luego, es una definición que casa perfectamente con Eneko Knörr, un vitoriano que trabaja en Silicon Valley y lleva los genes de la aventura empresarial en su ADN. Su bisabuelo alemán llegó al País Vasco y montó (“como buen alemán”, cuenta en una entrevista para Nexo) un negocio de cerveza pionero en la región. Aquella fábrica, As, luego se convirtió en una empresa de refrescos cuya marca todavía hoy pervive: Kas. Desde luego, Eneko tenía que seguir con la saga. Y lo hizo.

Knörr (1975) es uno de los fundadores de Hostalia, una de las primeras empresas de alojamiento web que surgieron en nuestro país. En el año 2007 la vendió a Acens, que luego compró Telefónica. En una incubadora de su creación, Ideateca, surgió la idea de Ludei, una compañía de juegos y 'apps' en la que concentra ahora sus esfuerzos, a la vez que se dedica a invertir en otros proyectos.

Eneko reconoce que el espíritu emprendedor le puede venir de familia. Ya desde pequeño tenía claro que quería montar una empresa. “Por influencia familiar, por inquietud y por leer cosas y pensar que era posible”, explica. Comenzó a estudiar Ingeniería Industrial, pues veía que muchos empresarios tenían una formación de ingeniero y porque le gustaban las ciencias. Sin embargo, resultó ser “un desastre”. “¿Qué estoy haciendo aquí?”, se dijo. “Si en vez de estudiar estaba leyendo el 'Expansión'... Estaba pensando más en economía y en empresa que en estudiar”.

Eneko se cambió a Empresariales, y el nuevo rumbo resultó ser positivo: durante la carrera sugirió a su hermano, artista y diseñador, vender alguno de los logos que creaba. Antes de terminar la universidad, se juntó con unos amigos para crear una empresa relacionada con internet. “Nunca he trabajado por cuenta ajena”, explica.

Aquella compañía fue el germen de Hostalia. A otro socio y a él se les ocurrió centrarse en el 'hosting' porque, en ese momento, a finales del siglo XX, había pocas empresas en el ramo. La mayoría de clientes contrataban con proveedores americanos. Eneko y su socio creían que había potencial y acertaron.

Sin embargo, costó poner en marcha el proyecto. La primera financiación tardó en llegar y con ello se retrasó en lanzamiento. Una vez conseguido, “en cuanto lanzas crees que te van a venir los clientes en masa. Y eso no pasa”. Sufrieron un poco hasta que decidieron apostar por Google Adwords. Estamos hablando de comienzos de siglo, cuando el servicio de publicidad del gigante de las búsquedas no estaba tan difundido. Dieron en el clavo: los clientes fueron llegando de esta manera. “Google nos salvó”, explica Eneko.

En el año 2007, Acens compró Hostalia. ¿Cómo se siente uno cuando vende su empresa? “La sensación es muy buena”, rememora, tras años de trabajo sin vacaciones o fines de semana. “Es una recompensa a todo el trabajo que has hecho”. “Es una sensación que te lleva a estar en una nube y pensar: 'Esto está chupado'”. Luego comprobaría que no era tan sencillo.

De hecho, ¿cómo y cuándo se vende una empresa? Eneko reconoce que es muy difícil saberlo y, sobre todo, ayudar a alguien con eso. Sin embargo, tiene una certeza: “La respuesta adecuada es vender cuando tienes una oferta razonable. Esperar no tiene sentido muchas veces, por casos que he visto. Hay gente que ha rechazado ofertas y seis años después de estar trabajando durísimo ha vendido la empresa por lo mismo o menos”.

De Hostalia saltó a Ideateca. Esta aceleradora de proyectos con sede en Bilbao, que lleva ocho años funcionando, acogió en sus orígenes numerosas iniciativas, pero Eneko se dio cuenta de que había que centrarse en una sola e ir desarrollándola. Tras ver el increíble éxito que tenía su juego iBasket (miles de descargas, gran aceptación en Estados Unidos...), su equipo y él determinaron que había un buen negocio en los juegos. Por ello crearon la marca Ludei, una empresa de videojuegos y desarrollo de 'apps' HTML5. Con una única programación, el cliente tiene aplicaciones para distintas plataformas: web, iPhone, Android, Windows Phone…

La experiencia en Silicon Valley no es fácil, explica Eneko: “Hay muchos inversores pero también muchísima competencia”. El empresario señala que, según se comenta por allí, podría haber unas 5.000 'startups' buscando financiación. Muchas, además, deseosas de aparecer en la prensa especializada. Él lleva ya cuatro años en California y afirma haber visto “de todo”.

Según su experiencia, “hay pocos casos de éxito, y eso debería hacer pensar a cualquiera que es una locura ir a Silicon Valley. Cada vez habrá más, pero la dificultad está ahí y es innegable”. Sin embargo, “sigo pensando que este es el sitio para una empresa tecnológica”, pues da la visibilidad para encontrar clientes o socios. Desgraciadamente, los costes de vida hacen que haya que planificar bien la llegada.

En el mundo de los 'business angels'

¿De dónde hay que sacar las fuerzas para seguir adelante? Eneko cree que el propio ego es un factor que ayuda: “Tú has creado algo y quieres llevarlo hasta el final y quieres que tenga éxito. Como un loco, quieres sacarlo como sea. Es que tienes que conseguirlo”. Incluso, que hablen mal de ti puede ayudar: “Voy a seguir adelante, aunque solo sea por la gente que me está criticando”.

“Al final sigues trabajando duro porque tu idea sigue siendo esa: tú querías crear algo grande, con mucho empleo, que te diera dinero para vivir tranquilo el resto de tu vida… Eso es lo que te hace seguir currando”, remata. De hecho, recomienda ser una persona tranquila y nada nerviosa para tener éxito en la vida profesional: “Emprender es una carrera de fondo. Como no sepas superar malos momentos, estar tranquilo, descansar, salir adelante… Te vas a hundir. Psicológicamente hay que ser fuerte”. A él, dice, le funcionó.

Eneko es también un 'business angel' que busca nuevos proyectos en los que invertir. Para él, el inversor ideal es precisamente un emprendedor. “Cualquier emprendedor va a estar mucho más contento” trabajando con él, asegura, porque estará ante una persona que ya conoce el mundo en el que opera.

De momento sigue en San Francisco, apostando fuerte por Ludei. Su empeño personal lo ha llevado hasta allí y no dejará de trabajar y, sobre todo, de ser optimista: piensa que un emprendedor ha de serlo “por definición”. No parece haberle ido mal esta receta.

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Las imágenes que aparecen en este artículo son propiedad de Ideateca y Pexels

Dicen que los vascos son emprendedores por naturaleza. Desde luego, es una definición que casa perfectamente con Eneko Knörr, un vitoriano que trabaja en Silicon Valley y lleva los genes de la aventura empresarial en su ADN. Su bisabuelo alemán llegó al País Vasco y montó (“como buen alemán”, cuenta en una entrevista para Nexo) un negocio de cerveza pionero en la región. Aquella fábrica, As, luego se convirtió en una empresa de refrescos cuya marca todavía hoy pervive: Kas. Desde luego, Eneko tenía que seguir con la saga. Y lo hizo.