Chelsea Manning espera su salida de la cárcel tras recibir el indulto de Obama. Mientras tanto, Julian Assange ha roto su silencio en Twitter después de cinco años para denunciar, entre otras cosas, una operación de espionaje llevada cabo por la CIA durante diez meses y que tenía por objetivo las pasadas elecciones francesas. A la par, Edward Snowden ha anunciado que preside desde comienzos del pasado año la Freedom of the Press Foundation, desde la que pretende proteger a los periodistas del ciberespionaje creando las herramientas necesarias para ello.
Sin embargo, la Santísima Trinidad de las filtraciones sobre vigilancia gubernamental no está sola. De hecho, una recién nacida organización llamada Security Without Borders (Seguridad sin Fronteras) comparte su principal objetivo con el de los tres famosos activistas: ofrecer ayuda a “aquellos que denuncian la corrupción, combaten el racismo y luchan para defender la justicia y la democracia y deben enfrentarse cada día a más amenazas y a su persecución ‘online’”.
Fundada a finales de 2016 por el ‘hacker’ italiano Claudio Guarnieri, que trabajó con anterioridad como investigador tecnológico de Amnistía Internacional, Security Withou Borders es un colectivo formado por expertos en seguridad informática que pretenden proporcionar “asistencia técnica a la sociedad civil y a activistas que se dedican a la lucha internacional y no violenta para proteger los derechos fundamentales”, tal y como explica uno de sus cofundadores, Johan Möller Rydberg, a HojaDeRouter.com.
Como el propio Guarneri explicaba en la presentación del proyecto, él mismo lleva años analizando la ofensiva que sufren activistas y periodistas. Tras poner en marcha una plataforma similar llamada Hackers Against Racism, decidió crear una segunda iniciativa que pusiera en contacto a expertos en ciberseguridad con potenciales víctimas del espionaje gubernamental y los ciberataques auspiciados por aquellos organismos que prefieren que ciertas informaciones no vean la luz.
“La sociedad civil, básicamente, no va a garantizar su propia seguridad”, se lamenta Guarnieri. “Algunos de nosotros trabajamos en empresas de seguridad, otros en el mundo académico y otros en organizaciones de derechos humanos, y queremos dedicar parte de nuestro tiempo a la mejora de la sociedad global”, resumen en su web.
Cualquier activista o periodista que se sienta perseguido o, simplemente, tema por su seguridad ‘online’ puede ponerse en contacto con la organización a través del formulario de la web. En él deben indicarse datos básicos como el nombre, el tipo de trabajo que lleva a cabo y la ayuda que solicitan. “Puede ser analizar ‘software’ malicioso para evaluar su seguridad, asesoramiento en general o desarrollar una estrategia segura para llevar a cabo su trabajo”, resume Möller.
El propio cofundador explica que, cuando reciben una solicitud, la estudian y le asignan un nivel de prioridad. A partir de ese momento, “se le asigna un equipo de voluntarios con la experiencia que se requiera para ayudarle en su problema de seguridad”, explica. De hecho, si bien el grupo original de Security Without Borders estaba compuesto por un total de 30 miembros, a día de hoy Möller asegura que cuentan con más de 300 voluntarios. En apenas dos meses de andadura.
Cómo ayudar
Cualquiera que lo desee puede formar parte del equipo de Security Without Borders y aportar sus conocimientos en la lucha para que los activistas puedan defender los derechos humanos sin temer por su seguridad en la Red. La organización, mientras tanto, ha desarrollado un código de conducta para sus miembros (por el que se prohíbe, básicamente, cualquier tipo de acoso, violencia o discriminación) y prepara herramientas con las que blindar los equipos de aquellos que requieran su ayuda.
También ofrecen ciertos recursos que los afectados pueden emplear por su cuenta, como el paquete Hardentools que se puede descargar desde su repositorio de Github. Se trata de “una colección de herramientas sencillas diseñadas para desactivar una serie de características de los sistemas operativos que […] muchas veces suponen un peligro, ya que son comúnmente aprovechadas por los atacantes para ejecutar código malicioso en el ordenador de la víctima”, explican desde Security Without Borders.
En paralelo, Möller nos cuenta que Security Without Borders está preparando “evaluaciones de seguridad” para “entregar pronto sus primeros informes a las organizaciones que lo están solicitando”. Además, subraya que han recibido “una gran cantidad de peticiones, por lo que ha sido necesario dedicar un gran esfuerzo para organizarse”.
Además, el experto en ciberseguridad y cofundador de la organización recuerda que, en pleno 2017, las amenazas que sufren las ONG o cualquiera que pretenda defender la democracia y los derechos humanos “no dependen de organizaciones específicas”. Puede ser la CIA, la NSA o los supuestos ciberdelincuentes rusos que tratan de influir en el panorama internacional. “Todo depende y varía: el peligro lo representan desde individuos motivados políticamente hasta instituciones estatales”, sentencia.
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