La Barraca del siglo XXI que enseña a los niños ciberseguridad mediante el teatro
Una joven tiene una actividad muy intensa en las redes sociales. Es bastante popular y querida en estos entornos. Sin embargo, un día va a una fiesta y se pasa un poco de la raya con el alcohol. Alguien con mala sombra lo graba y sube el vídeo a internet. Su imagen se ve seriamente perjudicada, con todo lo que ello conlleva.
Por otro lado, dos chicos, más o menos de la misma edad que la joven anterior, comparten una amistad tan fuerte que deciden intercambiar sus contraseñas. ¿Será una decisión acertada?
No son historias reales, aunque podemos encontrarnos muchas como estas. En realidad son los argumentos de sendas obras de teatro con las que se busca concienciar a niños y adolescentes sobre los peligros de internet. Estos dos libretos, 'Atrapada en la red' y 'El zapato de cristal', respectivamente, son parte del repertorio de Teatro Tyl Tyl, una compañía madrileña que con sus creaciones invita al público a reflexionar sobre privacidad y seguridad en la Red.
Teatro Tyl Tyl surgió en 1984. “Empezamos con los movimientos de renovación pedagógica que había en los 80 por aquí”, cuenta Daniel Lovecchio, fundador del grupo, a HojaDeRouter.com. Desde el año 1995 cuentan con un espacio físico en Navalcarnero (Madrid), en el que se lleva a cabo todo su trabajo de creación, investigación y enseñanza. Sus trabajos, escénicos y audiovisuales, son para los niños, jóvenes “y la familia en general”. Tienen espectáculos musicales para bebés, versiones de cuentos clásicos como 'Hansel y Gretel' y 'Pulgarcito' y un homenaje a García Lorca con una obra familiar.
‘Atrapada en la Red’ fue la primera de sus obras sobre privacidad y ciberseguridad que se estrenó, allá por 2009. Escrita por Rafael Badie, habla del acoso a través de internet, presentando el caso de una joven que lo sufre: “Eres una friki”, “vete a hacer otra orgía en otra piscina, puta” o “¿sabes lo que queremos? Que te vayas de este colegio y no vuelvas nunca más” son algunas de las frases que se escuchan, con la intención de que el público reaccione ante ellas.
A partir de ahí siguieron trabajando en otros temas, relacionados con las dificultades de crecimiento personal y de los propios niños y adolescentes en las redes. “Nos inspirábamos en casos y en relatos que surgen en nuestra propia escuela, de los jóvenes. Por eso cada obra está dirigida a una franja de edad”. Porque la compañía realiza también una tarea de investigación, de observar los grupos a los que se dirigen y crear productos nuevos para ellos. De la interacción con los alumnos que acuden a su escuela han surgido, precisamente, estas obras.
'El zapato de cristal' está dirigida a niños a partir de 9 años, que empiezan a manejar móviles, tabletas u ordenadores. La obra está centrada en las contraseñas, que son “las llaves de tu propia privacidad, de tu propia identidad digital”, recuerda Lovecchio, autor de la obra junto a Pury Estalayo. De ahí ese título, porque aquellas, como el zapato que la Cenicienta perdía en el cuento, solo le caben a una persona, “que eres tú”. Un argumento parecido tiene 'Ser o no ser en la Red', que habla de la huella digital y de la identidad digital familiar con dos protagonistas que buscan a sus padres en las redes y se encuentran con una información inesperada.
Para más pequeños aún es ‘¡Ojo, contrasta!’: está dirigida a niños que ya tienen 5 años. Desde esa edad, Tyl Tyl ya quiere empezar a concienciarlos sobre algo que en los últimos tiempos ha dado más de un dolor de cabeza a los adultos: “Habla de los bulos y de la no credibilidad de muchas de las noticias que aparecen en redes”, resume Lovecchio, autor de nuevo con Estalayo. Dos pequeños leen un mensaje que asegura que una tragedia se acerca a la Tierra y sin decir nada a sus familiares comienzan a actuar por su cuenta.
Para preadolescentes, de 12 años en adelante, tienen 'Hasta que la vida nos separe'. “Habla de la pérdida de la intimidad en una pareja que se cuenta todo y se intercambia las claves”. Sin embargo, cuando se separan esas dos personas que estaban entregadas la uno a la otra, esas contraseñas se convierten “en un arma arrojadiza” que los perjudica a los dos.
“Son obras que están montadas con mucho rigor escénico, de un modo contemporáneo y muy accesible para quien van dirigidas”, resume Lovecchio. Ya han sido representadas en su centro de Navalcarnero y han pasado por el reciente evento de ciberseguridad Cybercamp y por institutos y colegios españoles. Los comentarios que recibe de profesores y educadores son “muy buenos”, asegura el director. “Ayuda a pensar, a tomar conciencia, a actuar, y es muy didáctico y ejemplificador”.
Y el repertorio de obras va a seguir ampliándose. “Nosotros estamos permanentemente en periodo de investigación, con nuestros grupos y clases, y creando nuevas formas”, sentencia Lovecchio. Centenares de niños y adolescentes ya han podido aprender gracias a las artes escénicas cómo deben comportarse en las redes y a qué peligros se enfrentan cuando están navegando por la Red.
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