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Si no compartes coche, vas con Hitler: cuando EE.UU. promovía el modelo Uber contra los nazis

Criticada por las taxistas de medio mundo y prohibida en varios países, la trayectoria de Uber en Estados Unidos tampoco ha sido precisamente un camino de rosas. Aunque sigue siendo el territorio en el que más presencia tiene - gracias, en algunos estados, a una regulación específica que permite su convivencia más o menos pacífica con el taxi -, Uber también se ha enfrentado a impedimentos legales en la tierra de las oportunidades.

Prohibida totalmente en el estado de Nevada y en Eugene, la segunda ciudad más grande de Oregón, la propia compañía ha decidido dejar de prestar sus servicios en otras ciudades estadounidenses como San Antonio, en Texas, mientras se regulariza su situación.

La paradoja es que hace un buen puñado de décadas, unos 70 años, esa economía colaborativa que Uber ha aplicado al transporte a través del 'ridesharing' no solo habría convertido a los fundadores de la compañía en una suerte de héroes de guerra, sino que habría recibido el apoyo público del propio Gobierno estadounidense.

La prueba de ello está en un póster propagandístico dibujado en 1943 por el ilustrador Weimer Pursell, que relacionaba directamente la práctica de compartir vehículo con el esfuerzo bélico, acusando a los que no la seguían de colaborar con el mismísimo Adolf Hitler.

Propaganda antinazi

Encargado y distribuido por la Oficina de Publicaciones del Gobierno de Estados Unidos, el cartel transmitía un mensaje bien claro: “Cuando viajas solo, viajas con Hitler”. La silueta fantasmal del Führer acompaña en la ilustración a un norteamericano que conduce a solas un coche descapotable. Justo debajo, un mensaje que hubiera hecho del Uber de los años 40 un verdadero acto de amor a la patria: “Únete a un club para compartir coche”.

Este apoyo gubernamental a las plataformas – ‘offline’, obviamente - para compartir coche respondía a la necesidad de ahorrar combustible en plena Segunda Guerra Mundial. El brazo propagandístico de la nación animaba a sus ciudadanos a viajar en grupo para no malgastar una gasolina que podía ser más necesaria en el frente.

Según un estudio de la Universidad de California, este pudo ser el origen de aquellas primitivas organizaciones creadas para compartir coche y ahorrar combustible. Regulados en 1942 por el Gobierno estadounidense, los 'car-sharing clubs' debían ser puestos en marcha y organizados por las propias fábricas y empresas para que sus trabajadores acudieran al trabajo abordo de una reducida flota de vehículos.

De propaganda a ‘meme’

La guerra acabó y la propaganda quedó, si acaso, para los museos. Sería internet quien rescatara este póster para convertirlo en un ‘meme’, aunque el salto al humor lo dio en 2002 de la mano del cómico Bill Maher. En la portada de su libro ‘When you ride alone, you ride with Bin Laden’, crítico con la política antiterrorista de George W. Bush, el cartel de Pursell cambiaba ligeramente: el conductor era el propio cómico, y en lugar de la fantasmagórica figura de Hitler aparecía la silueta de Osama bin Laden.

Con la portada del libro como pistoletazo de salida, el póster estaba listo para convertirse en un ‘meme’ de los muchos que inundan la Red, ya fuera para tirar de humor irreverente o para incentivar, en lugar de la renovada práctica de compartir coche, los desplazamientos en bicicleta.

Cumpliendo ya en 1943 con la famosa ley de Godwin - que asegura que, a medida que una discusión 'online' se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler aumenta -, lo cierto es que el cartel ilustrado por Pursell cuando la máxima aún no había sido formulada parece pensado por y para internet.

El póster, que incluso está a la venta en Amazon, obviamente no fue pensado para Uber. Sin embargo, 70 años después, lo cierto es que podría servir perfectamente para el 'marketing' de esta y otras plataformas colaborativas que atraviesan problemas legales en su lucha por salir adelante. Si conducir a solas es como hacerlo con Hitler, ¿quién no iba a pensárselo dos veces?

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Las imágenes son propiedad, por orden de aparición, de Wikimedia Commons, Uber y University of California (y 2)

Criticada por las taxistas de medio mundo y prohibida en varios países, la trayectoria de Uber en Estados Unidos tampoco ha sido precisamente un camino de rosas. Aunque sigue siendo el territorio en el que más presencia tiene - gracias, en algunos estados, a una regulación específica que permite su convivencia más o menos pacífica con el taxi -, Uber también se ha enfrentado a impedimentos legales en la tierra de las oportunidades.

Prohibida totalmente en el estado de Nevada y en Eugene, la segunda ciudad más grande de Oregón, la propia compañía ha decidido dejar de prestar sus servicios en otras ciudades estadounidenses como San Antonio, en Texas, mientras se regulariza su situación.