¿Y tú? ¿Cómo te la imaginas? El publicista Alberto Rivero y un creador digital cuyo nombre artístico es whoun, ambos españoles, han querido dar forma física a la famosa 'nube' para que todo el mundo entienda este concepto de la era digital. Su idea es sencilla e intuitiva: ya que hablamos de la 'nube', ¿qué mejor que crear una como las del cielo que todos conocemos? Es la mejor forma de que “lluevan datos” literalmente.
La idea surge del deseo de trabajar transformando lo digital en material, “dándole otro punto de vista”, explican los creadores a HojaDeRouter.com. El proyecto está pensado para que el espectador vea una nube grande (de dos o tres metros), semejante a una real y fabricada con válvulas de agua – un mínimo de 256 - colocadas en un circuito cerrado. Esa nube, además, cuenta con una placa de Arduino para capturar los datos que la gente quiera enviarle.
Cada persona tiene que subir un archivo desde su dispositivo móvil a esa nube, que lo recibe y descodifica en ceros y unos, “los que realmente forman tu archivo digital”. Después, cada 1 se representa con una gota y cada 0 con la ausencia de agua: así los archivos pueden llover físicamente.
El agua se bombea desde un recipiente con capacidad para unos 10 litros, y se materializa en forma de lluvia basándose en la descodificación que ha llevado a cabo el Arduino. Agua, por supuesto, que se reutiliza constantemente. “Queríamos conseguir que la nube lloviera datos”, de la misma forma que ocurre cuando tú subes un documento a esa nube y otra persona lo descarga. “Sería una forma de descargar la lluvia”.
Lluvia de color, sin agua
Para conseguir su objetivo, calculan los artistas, hubieran necesitado unos 6.000 euros. Sin embargo, solo consiguieron 200 como parte de la plataforma ‘Interactivos?’ de MediaLab Prado. Misión imposible. No obstante, elaboraron un prototipo de aquello que querían “fabricar”, explicaron cada detalle de su idea y fue seleccionada para viajar a Birmingham y ser expuesta durante varios días.
El presupuesto no sería el único obstáculo que tendrían que superar. Una vez allí, les comunicaron que no podrían utilizar agua dentro de la zona de exposición, a pesar de ser este un componente fundamental del proyecto.
Se decantaron finalmente por utilizar bombillas LED como sustitutas de las gotas de agua. Si se lo hubieran comunicado antes, afirma whoun, hubieran decidido no hacerlo. “Este proyecto sin agua no tenía sentido”, reconoce, aunque hacerlo con luces fue mucho más barato y al menos pudieron mostrar su idea de algún modo.
El resultado supuso sustituir esas 256 válvulas por 64 LEDs. Físicamente, cualquiera podía ver una nube de papel blanco y fino llena de bombillas, y en su interior habían colocado un Arduino Yun con conexión inalámbrica a la Red. Lo programaron para que, cuando alguien escribiera un tuit con el 'hashtag' #interactivosbham, esa nube “que estaba escuchando Twitter”, lo recogiera y lo analizara.
“Imaginemos que la frase que leía era 'hola, qué bonito día'”, sugieren los creadores. Lo que hacía el Arduino era descomponer cada carácter del mensaje en los ceros y unos que lo forman. “Al final teníamos una fila muy larga de ceros y unos”, y a cada cual le asignaban un LED. Si el bit correspondía a un 1, el LED asociado se encendía; si correspondía a un 0, permanecía apagado.
“Si alguien tuviera la paciencia de contar todas las gotas que caen en orden y los convirtiera en ceros y unos podría volver a recuperar el archivo original”, afirma Rivero.
Una metáfora necesaria
El proyecto no solo puede ayudar a que el funcionamiento de la 'nube' se plasme físicamente, sino también a entender la velocidad a la que suceden las cosas en el mundo de los ceros y los unos. “En este mundo digital en el que todo va muy rápido, no nos damos cuenta de lo que realmente significa esa digitalización, de lo que tarda”. Por eso cuando alguien sube una foto muy pesada a la nube que plantean estos artistas, tarda mucho en descodificarla. “Habría que esperar a que esos datos se transformasen en agua”.
Es una cuestión metafórica y artística. “Las nubes forman parte del ciclo del agua”. Llueve y la lluvia se hace río, el río acaba en mar, el mar se evapora, se forma la nube, vuelve a llover... Ese ciclo ocurre de forma similar en la nube digital: yo subo una imagen a mi 'nube', la 'nube' se tiene que cargar, otro la intenta descargar, la imagen 'llueve' y vuelve a convertirse en foto a ojos de quien la ha descargado.
Una metáfora necesaria para explicar un concepto tan abstracto como el de la 'nube', repartida entre ordenadores que pueden estar separados por miles de kilómetros.
Ahora el objetivo de estos creadores es que alguna subvención les permita desarrollar la obra con agua y del tamaño adecuado, pero saben que es difícil. “Hacer otro tipo de arte es caro, pero cuando lo mezclas con tecnología mucho más”, aseguran.
No obstante, mantienen la esperanza. Saben que su proyecto es factible porque, a pesar de haber tenido que conformarse con los LEDs, ya habían probado la nube de forma casera usando agua. “Funcionaba con un par de válvulas, pudimos codificarlo, solo era necesario repetirlo 256 veces más”, explican. “Puede llevarse a cabo”.
Solo necesitan inversión, tecnología y más espacio del que necesitaría un pintor para guardar sus pinceles y exponer su obra. Lo cierto es que el arte digital y tecnológico, aunque necesario e interesante, es “un poco más aparatoso” que el tradicional. Qué le vamos a hacer...
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Las imágenes utilizadas en este artículo han sido cedidas Por whoun y Alberto RiverowhounAlberto Rivero