Cuando la ingeniera Regina Dugan habló el año pasado de los planes de Facebook para que pudiésemos teclear con la mente y escuchar con la piel, a muchos les sonó a ciencia ficción. Exdirectora del Grupo de Tecnologías y Proyectos Avanzados de Google y de DARPA, la estadounidense lidera el equipo Building 8 Building 8de la red social, cuyo objetivo es hacer realidad tecnologías futuristas como estas.
No se trataba, ni mucho menos, de inventos imposibles. Si Dugan nos demostraba entonces con un vídeo que es posible transmitir mensajes sencillos a través del tacto, hoy ya existe un prototipo funcional que lo consigue: el dispositivo se coloca en el brazo y se comunica con su portador mediante vibraciones.
En la cara interna del wearable, que cubre de la muñeca hasta el codo, se encuentran 16 actuadores colocados estratégicamente en cuatro filas contiguas, de manera que vibran alternativamente dibujando patrones que se corresponden con las unidades de sonido que componen una palabra. De esta forma, quien lo lleva puede 'escuchar' los vocablos a través de la piel.
Pero antes tiene que haber aprendido el “lenguaje de comunicación transcutánea” (TLC) inventado por los investigadores a cargo del proyecto. Se trata, como describen en su estudio, de una “una representación táctil sobre el brazo del lenguaje escrito y hablado”. Es decir, han convertido los fonemas de las palabras en oscilaciones que recorren la piel describiendo un dibujo.
Para crear este peculiar idioma, se han basado en métodos de comunicación como el braille y el tadomatadoma, una técnica para personas sordomudas que consiste en colocar una mano sobre la cara y la garganta del interlocutor para percibir las muecas, vibraciones y el aire que expulsa cuando habla.
Los participantes en varios experimentos aprendieron a identificar cuatro fonemas diferentes en su piel en solo tres minutos. Después de una hora y media de entrenamiento, muchos fueron capaces de reconocer hasta un centenar de palabras. Ali Israr, líder técnico del proyecto, y sus colegas presentarán el prototipo en la próxima edición de la Conferencia de Interacción Humano Máquina Conferencia de Interacción Humano Máquinaque se celebra del 21 al 26 de abril en Montreal.
Mensajes directamente a tu brazo
Colocado en la extremidad de una persona, el aparato se conecta a un ordenador o tableta, desde donde se envía el mensaje háptico. En un programa instalado en el dispositivo, pueden marcarse diferentes fonemas y palabras, que después se traducen en vibraciones sobre la piel. Cada unidad sonora se caracteriza por una frecuencia, duración, localización y distribución espacial de los estímulos.
Se utilizaron dos métodos de entrenamiento para enseñar a los participantes la correspondencia entre los vocablos y el patrón táctil. Una consistía en que aprendieran primero los fonemas para luego comprobar si eran capaces de reconocer palabras, y la otra se basaba en prepararlos directamente para identificar palabras, antes de generalizar y explicarles cada unidad sonora por separado.
Los investigadores emplearon también distintas asociaciones intuitivas para ayudarles a memorizar. Por ejemplo, la parte del brazo estimulada depende del lugar donde se articula el vocablo en la boca —si es cerca de los labios, la vibración estará próxima a la muñeca— y la duración del estímulo determina si se trata de una vocal o de una consonante.
Los participantes no solo asimilaron las correspondencias entre palabra y vibración, sino que, según los autores, progresaban a medida que practicaban y pasaban los días, lo que significa que consolidaban su aprendizaje y memoria.
Si bien es cierto que, de momento, el dispositivo es bastante aparatoso, el lenguaje táctil diseñado por Facebook podría trasladarse a otros más compactos y cómodos, como los relojes inteligentes o las pulseras de actividad a las que estamos ya acostumbrados.
A través de los wearables, este método de comunicación sería especialmente útil para personas sordas o ciegas, pero no solo está pensado para ellas. También podría servir, entre otras cosas, para dar información a un usuario discretamente sin distraerle ni obligarle a interrumpir, por ejemplo, una conversación para mirar el móvil. Asimismo, podría ser útil en caso de que no pudiera atender el teléfono porque estuviera practicando deporte o volviendo de la compra cargado de bolsas.
El lenguaje vibratorio del Building 8 tiene también aplicaciones en el ámbito de la realidad virtual. Las señales en el brazo podrían darle indicaciones al portador de unas gafas sobre el entorno que le rodea o transmitirle notificaciones.
Los investigadores aseguran que sus próximos retos son aumentar el número de fonemas y símbolos hápticos incluidos en su particular idioma, para ampliar así la cantidad de palabras que puede comunicar el dispositivo, y añadir nuevos actuadores colocados en otras partes de una o las dos extremidades superiores. No obstante, “dado que la capacidad de la memoria es limitada, es crucial examinar como el incremento de los fonemas y palabras afectará al aprendizaje de las personas con nuestro método de entrenamiento”, consideran.
La velocidad es otro aspecto importante. De momento, el prototipo solo puede transmitir unas diez palabras por minuto, una rapidez suficiente para un mensaje corto. Aunque la idea no es que podamos leer un libro a través del brazo, puede que en un futuro demuestren que no hace falta mirar la pantalla del móvil para conocer el contenido de un correo electrónico o un mensaje de WhatsApp.
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