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El primer gran éxito de Kickstarter en España ve la luz con un año de retraso

La campaña de Oval fue la más exitosa de Kickstarter en 2015

Cristina Sánchez

Un platillo volante lleno de sensores capaz de recrear diferentes instrumentos y escalas musicales gracias a una ‘app’. En junio de 2015, cuando se abrió el telón de Kickstarter en España, uno de los primeros proyectos que vieron (y escucharon) los internautas fue Oval, ese peculiar instrumento electrónico. Y decenas de ellos desearon tocar alguna melodía con sus propias manos.

En tan solo 2 días y 15 horas, sus creadores habían recaudado los 100.000 euros que se marcaron como meta, una cifra que llegaron a triplicar (finalmente recaudaron 348.000 euros). Así, se convirtió en la campaña que más financiación obtuvo en la versión española de la plataforma de ‘crowdfunding’campaña aquel año y en la segunda más exitosa de su corta historia (tan solo superada por Smach Z, una consola que recaudó casi medio millón de euros hace unos meses).

“Tardamos un año en desarrollar lo que presentamos en Kickstarter, y estaba hecho por fuera pero no por dentro. No estaba pensado para industrializar, no estaba pensado para producir más de diez unidades”, explica Alex Posada,Alex Posada cofundador y CEO de Oval.

Aunque las primeras entregas del instrumento estaban previstas para abril de 2016, ha sido un año después cuando algunos de los casi 700 mecenas que apoyaron el proyecto han comenzado a golpear sus Oval. “Hemos entregado más de 100, estamos acelerando para que podamos entregar entre 50 y 100 semanales en los próximos tres meses”, asegura Posada, destacando que el producto final supera las “funcionalidades técnicas” del prototipo.

Según un estudio elaborado por la Universidad de Pensilvania para Kickstarter en 2015, los creadores no cumplen con los plazos de entrega de las recompensas en el 9 % de los casos. Además, el 8 % del total de los fondos que aportan los mecenas van a parar a proyectos fallidos.

Oval no está entre los segundos, pero sí entre los primeros. Aunque los mecenas que apoyaron esta campaña sí van a recibir su instrumento, se ha experimentado un gran retraso en las entregas. ¿A qué se debe? ¿No vale con tener un éxito sin precedentes y triplicar el objetivo de financiación para que los Oval lleguen a manos de sus propietarios a tiempo? ¿A qué problemas se ha enfrentado esta empresa española?

Haciendo electrónico un exclusivo instrumento

Los padres del Hang, un instrumento de percusión nacido en el siglo XXI, solo fabricaron 7.000 unidades. Dos lutieres suizos lo concibieron en su taller y lograron cautivar con su música a cientos de compradores, que pagaron unos 2.000 euros y esperaron un año para tener el suyo. El músico israelí Ravid Goldschmidt se convirtió en uno de los que quedaron fascinados por aquel invento cuando lo escuchó en un festival. Tras trabajar en Suiza con sus inventores, se ha convertido en uno de los mayores expertos del mundo del Hang y de otros similares que nacieron tras él, los llamados ‘handpans, con los que ha dado conciertos por todo el mundo. 

Tenía nueve Hangs cuando visitó en Barcelona, hace unos años, al ingeniero Alex Posada, que por entonces era coordinador del laboratorio de interacción del centro para la investigación y producción artística Hangar. “Empecé a estudiar 'teleco' y electrónica porque quería hacer instrumentos musicales para poder hacer música en directo y desarrollar mi carrera artística”, recuerda Posada.

Cuando Ravid le preguntó si podría crear un nuevo instrumento que integrase varios de sus Hangs en uno solo, se puso manos a la obra. Ilusionado, diseñó un prototipo electrónico inspirado en el original, con la ventaja de que, al ser digital, permitía modificar las notas de cada uno de los ‘pads’ (la suerte de teclas). “Al ser escalas musicales que siempre están en el mismo tono y que siempre suenan bien, tampoco hay disonancias”, detalla. “Enseguida puedes estar haciendo cosas bonitas casi sin darte cuenta”.

El apoyo de algunos músicos que conocían hizo que la idea se convirtiera en un negocio: así, en 2014, fundaron Oval Sound. “He acabado montando una empresa de tecnología musical, que es el sueño de toda mi vida”, destaca Posada. No era la primera vez que se atrevía a emprender. Creador digital, investigador y profesor, nunca le ha gustado trabajar para otros. Por eso creó hace unos años el estudio de diseño interactivo MID y cofundó Broomx Technologies, una compañía que diseña experiencias inmersivas en la que sigue involucrado.

Con buen ojo, decidieron aprovechar el lanzamiento de Kickstarter en España para presentar su original instrumento de forma circular y validar su producto. La jugada les salió bien y los internautas acogieron con entusiasmo su original creación, pero tenían mucho trabajo por delante para que aquel vídeo se hiciera realidad. “Con lo que salimos a Kickstarter era una cosa muy limitada, un juguete, pero fue lo suficiente como para crear expectación, porque realmente lo que vendíamos en Kickstarter era una serie de cosas que iban mucho más allá de ese producto y eso que nos ha hecho también sufrir durante todo este último año”.

Los problemas tras el éxito en Kickstarter

“Diseñado, creado y fabricado con cuidado en Barcelona”: así se describía en la campaña. Siguiendo las recomendaciones de asesores, consultores y de los propios responsables de la plataforma, el equipo de Oval optó por trabajar con proveedores locales “al máximo posible para controlar la producción” de este instrumento que se puede tocar dando golpes, moviendo los dedos sobre la superficie como si fuera una pantalla táctil o incluso haciendo gestos. “A China solo tiene sentido irse cuando estás fabricando del orden de 20.000 unidades al año o más. Si estás fabricando menos de eso, para los chinos no eres rentable”, afirma, “y te la van a liar siempre que puedan”.

Pese a tomar esa decisión, les salió “el tiro por la culata”. Uno de los proveedores decidió subcontratar la fabricación de algunas piezas a China para “abaratar costes”. Lo hizo por su cuenta y, según Alex, fue “un desastre”, pues “son piezas caras que implican hacer unos moldes, una inyección de plástico y una fabricación que tú no controlas”.

Las piezas a medida no llegaron como ellos habían pedido y han tenido que solicitar hasta ocho versiones diferentes para que se ajustaran a sus necesidades. El tiempo de espera hasta que la fábrica china modificaba los moldes, fabricaba las nuevas piezas y las enviaba a España ha hecho imposible tener el Oval listo en la fecha que esperaban. “Al hacerlo tan lejos, con tanta distancia y con tantos problemas logísticos, hemos perdido seis meses con esa tontería”, detalla Posada. “Ya está todo solucionado. Son temas que pasan y de todo se aprende”.

Lógicamente, el retraso en la entrega del producto ha hecho que los mecenas hayan comenzado a impacientarseimpacientarse. Tras meses de espera, y pese a que todas las campañas llevan un aviso de “entrega aproximada” y Kickstarter avisa de que la “la fecha indicada en cada recompensa es una estimación del creador”, algunos han llegado a protestar públicamente. Ahora bien, ¿ha sido su apoyo financiero suficiente para fabricar este peculiar instrumento?

“Los costes de Kickstarter no están generando ningún margen para nada”, protesta Posada. “Al final es una inversión que nosotros estamos haciendo en los ‘backers’, no al revés. El producto ha subido [su precio] para que podamos empezar nosotros ya a tener un poquito de margen con las ventas”.

Efectivamente, las dificultades en la producción han hecho que Oval se haya encarecido: los 250 primeros mecenas consiguieron uno por 400 euros, y en la campaña se especificaba que el precio de venta del instrumento “sería de 599 euros o más”. Finalmente, puede reservarse en su web por 979 eurosreservarse. “300.000 euros para 1.000 unidades [el número de instrumentos que van a producir en la primera tirada] no es nada, es la ruina, es para darte un empujón”.  

Pasar de idear un novedoso instrumento a ser el CEO de una empresa que ha desarrollado tanto un producto físico (lo que les ha hecho necesitar un laboratorio y un almacén) como una ‘app’ con la que se conecta por Bluetooth (Oval Synth, que ya está disponible en Android e iOS) no ha sido tarea fácil.

Diez personas contratadas y cinco ‘freelances’ integran ya el equipo de Oval Sound, así que recaudar 400.000 euros de capital semilla proveniente de inversores privados400.000 euros de capital semilla, una cantidad mayor que la que obtuvieron en Kickstarter, ha sido imprescindible para salir adelante.

“No nos podemos quedar en un producto de Kickstarter. Es solo el primero de una serie de productos que van a venir, que son los que realmente van a penetrar en el mercado y son los que van a hacer que se convierta en una empresa de referencia a nivel mundial”, asegura Posada.

El próximo reto: más financiación (y más proyectos)

Aunque ya se están enviando los primeros instrumentos, la compañía también está trabajando ahora en mejorar la aplicación que permite manejarlos, tal y como prometieron en Kickstarter. De momento solo dispone de un modo de reproducción, pero se añadirán funciones para que el Oval se convierta en un estudio de grabación portátil para crear canciones complejas y en una suerte de juego (los usuarios tocarán melodías simples siguiendo las indicaciones de las luces led y obtendrán una puntuación).

Optimizar la electrónica y aumentar el volumen de producción para generar economías de escala y abaratar los costes, disponer de existencias en lugar de fabricar bajo pedido y crear una red comercial internacional son otros de los retos de esta joven empresa. Para conseguirlo, planean abrir una ronda de financiación para captar inversores y también quieren conseguir financiación pública: “El proyecto necesita un año o dos de inversión para ser viable”.

Acudir a The Next Web Conference (un evento anual que reúne a inversores y ‘startups’ y se celebrará dentro de unos días en Ámsterdam) y al Startup Garden de Sónar en junioStartup Garden (un programa de actividades orientado a ‘startups’ dentro del festival de música electrónica) son los siguientes pasos de Oval Sound.

Un proyecto que se convirtió en el primer gran éxito de Kickstarter en España (un logro nada desdeñable si se tiene en cuenta que, de los más de 350.000 proyectos publicados en la plataforma, casi dos terceras partes ni siquiera alcanzan su objetivo de financiación), pero al que aún le falta madurar para convertirse en una empresa rentable. “La gente se cree que levantas 300.000 euros y ya tienes la vida solucionada. Y para nada, muy lejos de la realidad”, sentencia Posada.

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Todas las fotografías son propiedad de Oval Sound

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