En su historia reciente, Liberia se ha visto inmersa en dos guerras civiles —entre 1989 y 1996 y entre 1999 y 2003— que han devastado su economía y que han destruido, entre otras muchas cosas, su sistema de educación, que no ha sido capaz de remontar desde entonces. En 2013, 25.000 estudiantes suspendieron el examen nacional de acceso a la Universidad. Ellen Johnson Sirleaf, presidenta del país africano y premio Nobel de la Paz, admitió que la educación del país era “un desastre” y que hacia falta un reajuste completo. Después de esto, Liberia ha sido uno de los territorios más afectados por la epidemia del ébola, lo que ha empeorado aún más la situación de las escuelas y del proceso educativo.
Ahora, el Gobierno ha decidido acometer ese ajuste del que hablaba la premio Nobel. Sin embargo, en vez de generar ese cambio desde la propia Liberia, el Ejecutivo ha decidido pagar a una empresa para que lo haga. Con el programa piloto Partnership Schools for Liberia, la Administración facilitará que empresas privadas se hagan cargo de algunas de sus escuelas primarias y de infantil durante los próximos cinco años.
Uno de los primeros contratos asignados —con una estimación de 65 millones de dolares (unos 56,6 millones de euros)— ha recaído en Bridge International Academies, una compañía fundada en 2008 que cuenta con capital de magnates de la tecnología como Mark Zuckerberg (fundador de Facebook) o Bill Gates (fundador de Microsoft) y de instituciones como la Corporación Financiera Internacional y el departamento para el desarrollo internacional del Gobierno de Reino Unido.
Esta compañía privada ya opera en más de 400 colegios de primaria e infantil en Kenia, Uganda y Nigeria con el objetivo, según explican ellos mismos, “de llevar la mejor enseñanza y el mejor pensamiento pedagógico a cada clase en cada pueblo y barrio pobre del mundo”.
Un guión para cambiar la enseñanza
Con el método de esta empresa, en vez de pagar a profesores con más experiencia y cualificación o de invertir dinero en la formación de nuevos maestros, la compañía contrata a gente local —que pueden ser profesores o no— y les da unas semanas de entrenamiento y una 'tablet' con lecciones preguionizadas diseñadas por expertos en educación y basadas, en este caso, en el currículum nacional de Liberia.
Con esta preparación, les envían a dar clase con el objetivo de que se ciñan de manera estricta al guion. Esto implica que todas las clases de un mismo nivel tendrán exactamente la misma estructura sea cual sea el colegio, hasta el punto de que las instrucciones indican al educador cuánto tiene que esperar a que un niño responda o cada cuánto tiene que dirigir la mirada al libro o la pantalla. Bridges International Academies implantará su modelo de aprendizaje en cincuenta escuelas del país, en un primer programa piloto que comenzará en el curso 2016-2017.
Según la compañía y el propio Gobierno, todos los profesores que están contratados en la actualidad mantendrán sus puestos de trabajo. Sin embargo, los que no alcancen los estándares de Bridge, que monitorizará su asistencia y sus resultados, podrían ser transferidos a otro tipo de labores para la Administración.
“Para muchos profesores del país lo más frustrante es que, a pesar de tener las mejores intenciones, reciben poco entrenamiento y poco apoyo. Es una realidad que ningún sistema educacional es mejor que sus propios profesores. Sin embargo, el Gobierno no tiene los recursos, los expertos ni las estructuras para preparar adecuadamente a 19.200 profesores. Partnership Schools puede cambiar esto”, explicó en un comunicado George Kronnisanyon Werner, ministro de Educación del país.
La oposición de los profesores
Los profesores del país parecen no estar de acuerdo con este punto de vista y amenazan con convocar una huelga si el programa piloto no es cancelado. Consideran que la implantación del sistema de Bridge International Academies es una toma de control por parte de una compañía extranjera apoyada por magnates y una irresponsabilidad por parte del Gobierno, que evita hacerse cargo de todas las mejoras que necesita urgentemente el sistema de educación del país.
“Ahora mismo no hay libros en la mayoría de los colegios. La Universidad de Liberia, que se supone que tiene que preparar a los profesores, no tiene laboratorios equipados. En la mayoría de los institutos tampoco hay laboratorios para los estudiantes que quieren hacer biología, química o física, lo que complica las cosas para los maestros. Por eso suspenden los estudiantes. Pero el Gobierno está usando a los profesores como chivo expiatorio”, declaró Samuel Johnson, secretario general de la Asociación Nacional de Profesores de Liberia.
Patrick Burrowes, profesor universitario experto en África y la diáspora y autor de un libro sobre Liberia, también ha rechazado abiertamente este nuevo programa. Según el académico, el ministro de Educación del país ha fallado en su labor principal: crear un plan que mejore el sistema. Por eso ha decidido que sean otros los que se encarguen de ello. “Como no ha conseguido lo que se esperaba de él, ahora lo vemos ofreciendo sus funciones a otros que aún responden menos ante la sociedad”, ha declarado.
En su opinión, tras haber obviado a profesores y académicos liberianos, tanto dentro como fuera del país, el ministro ofrece dos pociones mágicas, “teléfonos y privatización”, una vía con la que el experto no puede estar menos de acuerdo. “Lo peor de todo es que estas medidas no son opciones que se puedan desarrollar en el país. Como la mayoría de las políticas implementadas en la pasada década, son parte de un marco neoliberal, financiado por el Banco Mundial y otros actores internacionales”, censura Burrowes.
Un modelo estadounidense importado
En un país fuertemente influenciado por Estados Unidos durante los dos últimos siglos, no parece chocante que el ministro de Educación se refiera al territorio norteamericano para mostrar un caso de éxito.
“Nuestra primera inspiración para Partnership Schools viene de un lugar inesperado: Nueva Orleans, en Luisiana, Estados Unidos. Después de que el huracán Katrina devastara la ciudad en 2005, su sistema de educación quedó hecho jirones. El Gobierno de la ciudad tomó la audaz decisión de no reconstruir el monopolio del sistema publico. En cambio, se aliaron con operadores no gubernamentales para crear un ecosistema diverso de escuelas 'charter'”.
Y según el ministro, funcionó. A pesar de los retos sociales y económicos, Kronnisanyon argumenta que las escuelas 'charter' fueron capaces de ofrecer notas competitivas y mejores resultados y que los niños más pobres de Nueva Orleans fueron los que más se beneficiaron. A este sistema apela el político
Sin embargo, este modelo no existe solo en Estados Unidos. Un 15% de las escuelas de Reino Unidos son ya “academias”. Y en enero de 2016, el Gobierno de la Provincia Occidental del Cabo, en Sudáfrica, lanzó sus propias “escuelas de colaboración” en las que el Gobierno financia a empresas para que dirijan sus escuelas públicas. Las autoridades de Nairobi, en Kenia, también exploran una solución similar.
Violación de las obligaciones
Kishore Singh, relator de la ONU para el Derecho a la Educación, también se ha opuesto de forma abierta a lo que considera una violación de las obligaciones legales y morales de Liberia. A su juicio, las escuelas públicas y sus profesores, así como el sistema de educación como un bien público, están siendo atacados.
“Es irónico que Liberia no tenga los recursos para cumplir con su obligación de proveer de un sistema de educación gratis a cada niño, pero sea capaz de encontrar grandes sumas de dinero para subcontratar a una compañía privada para que lo haga en su nombre”, censuró en una carta abierta que ha molestado a las autoridades del país liberiano.
“Esas sumas podrían emplearse en mejorar el sistema público de educación existente y en apoyar las necesidades educacionales de los más pobres y marginados”, indicó Singh.
Un modelo tecnológico
Desde Bridge International Academies explican a HojaDeRouter.com que su modelo, apoyado en la tecnología, facilita el aprendizaje de los niños y les ofrece una oportunidad a la que no podrían acceder de otra manera.
“Por primera vez desde el final de la guerra civil los profesores estarán equipados y respaldados de forma que podrán ser maestros brillantes y efectivos. Bridge les dará a los niños todos los libros y los materiales de enseñanza que necesiten para que se sientan involucrados en la clase y para que puedan continuar su aprendizaje desde casa”, afirma Matthew Nyanplu, encargado de las relaciones públicas de Bridge International Academies en Liberia.
Respecto a la importancia de la tecnología en este método, en el contexto de uno de los países más pobres del mundo, Nyanplu explica que las escuelas no necesitan ni WiFi ni electricidad, ya que las 'tablets' tienen una batería que dura dos semanas y los profesores pueden cargar sus teléfonos de la misma forma que lo harían con el personal. El sistema funciona a través de la red 2G y el equipo de la empresa se asegura de que esté operativo antes del comienzo del curso escolar. “Bridge ya emplea teléfonos móviles y tablets en más de 450 colegios en las comunidades más pobres de Kenia, Uganda y Nigeria”, concreta a favor de su modelo educativo.
También defiende que el programa piloto no es una privatización, sino un método con el que el Gobierno trabajará con proveedores de educación para probar un nuevo sistema en unas 120 escuelas públicas del país, es decir, en aproximadamente un 3%, y siempre bajo la supervisión del Ministerio de Educación.
A falta de unos meses para que comience el proyecto, y con muchas voces discordantes, el Ejecutivo espera que esta solución tecnológica y apoyada por grandes filóntropos como Gates o Zuckerberg sea la respuesta para el problema educacional de Liberia. Queda por ver si estos guiones y el uso de 'tablets' contribuirán a mejorar la educación en un país en el que un 42% de los niños con edad para asistir a clases de primaria no están el el colegio. También habrá que debatir si, incluso con mejoras, se trata del sistema correcto.
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Las imágenes de este artículo son propiedad de Erik Cleves Kristensen (1 y 4), La Misión de la ONU para la Respuesta de Emergencia al Ébola (2) y Ken Harper (3 y 5)