La reparación es independencia, creatividad e inspiración. Vivimos en un mundo en el que las tecnológicas programan cuándo morirá tu ordenador o tu 'smartphone', una práctica que algunos países (con Francia a la cabeza) y la propia Unión Europea están comenzando a regular.
Desde la calle, muchos son también conscientes de esta problemática, sobre todo los que conectan con el movimiento 'maker', que que te invita a hacer las cosas por tu cuenta. Son seguidores de un manifiesto – 'Repáralo tú mismo', de Kyle Wiens - que defiende que si no puedes arreglar tu máquina, aún no la posees; que si haces tuya una cosa, durará más y será más eficiente. Te ahorrará dinero, aprenderás nociones básicas de ingeniería y colaborarás a preservar un planeta que cuenta con recursos ilimitados.
Hay espacios, como Maker Convent, en Barcelona, que intentan formar a los usuarios para que ejerzan un consumo responsable y fabriquen sus propios aparatos. Daniel Cruz, uno de sus miembros, defiende que los consumidores cubran por sí mismos sus necesidades, que vayan más allá para convertirse en “proconsumidores”. “Ha llegado un momento en el que solo cogemos lo que se nos da”, explica a HojaDeRouter.com. Y eso tiene que cambiar.
¿Lo que más sorprende a quienes se inician en este ámbito? Las sencillas técnicas que se utilizan. Quienes se implican empiezan a fabricar cosas con facilidad y en poco tiempo. Se motivan y pronto empiezan a integrarse en una dinámica de “creación y de acción”, añade Cruz. Para ayudar a otros a aprender “a hacer” solo tienen que publicar en internet cómo ha sido el proceso de elaboración, y cualquiera podrá replicar cada objeto.
¿Y si eres tú el que programa la obsolescencia?
Daniel Canogar, primer artista español que logró exponer su obra en la neoyorquina Times Square, está convencido de que la tecnología nos hace viejos. Nos obliga a vernos viejos. El objetivo es claro: si te renuevas, desde ese punto de vista tecnológico, habrás dado grandes pasos para alejarte de la vejez. En definitiva, habrás rejuvenecido.
En su proyecto más reciente, “Small Data”, Canogar vuelve la vista atrás a partir de sus paseos por centros de reciclaje y chatarrerías, reuniendo dispositivos antiguos y colocándolos bajo una nueva luz para mostrar la fragilidad de un pasado que en realidad no es tan pasado.
Canogar interactúa con los aparatos e intenta que se vean más nuevos, que vuelvan a adquirir vida. Su conclusión es clara: el obsoleto eres tú, y no solo eso, tú contribuyes a la obsolescencia de los objetos que compras. Eres tú quien acaba excluido del sistema. En un mundo tecnológico, tus decisiones apenas cuentan: el ser humano se hace prescindible.
“Somos nosotros, los consumidores, a quienes se nos está presentando como obsoletos”, afirma Canogar. Y somos también nosotros los que, con nuestro sentimiento de inferioridad, y nuestra necesidad continua de renovarnos y comprar, contribuimos a que las empresas continúen programando la fecha de defunción de nuestros dispositivos.
Canogar quiere que su trabajo sirva como forma de denuncia, pero también como un medio para compartir un malestar generalizado, la sensación de estar desperdiciando los recursos, y sobre todo “darle importancia al milagro de ingeniería de los productos que tiramos a la basura”.
El artista asegura tener una relación muy estrecha con la tecnología, y a pesar de su trabajo nos habla desde un iPhone 5 “que ya se ha quedado obsoleto”. ¿Será que Canogar también se ha dejado seducir por las estrategias empresariales? En efecto, desde la aparición del iPhone 6 se siente un poco menos joven, y no se conforma con reutilizar uno de los antiguos Nokia que seguramente haya rescatado de los cementerios tecnológicos.
¿Cuestión de marketing?
Tu móvil está formado por partes que deberían ser divisibles, que deberías poder reemplazar siempre que sea necesario, si se estropea o, simplemente, te cansas de ver siempre lo mismo y quieres cambiar su estética. Hasta hace poco era impensable, al menos de la mano de una gran tecnológica, pero Google y su Proyecto AraProyecto Ara quieren brindarte esa oportunidad. Los móviles modulares serán como un gran Lego cuyas piezas son intercambiables.
Cuando surgió la iniciativa, muchos recibieron con júbilo una idea que podría combatir la obsolescencia programada. Sin embargo, Victor Díaz, un español que estuvo vinculado a este proyecto en sus orígenes (y que ahora trabaja en BQ), no está muy concencido. Opina que el interés de Google por los 'smartphones' modulares está más relacionado con una cuestión estética y de diseño: ofrecer un teléfono que sirva a cualquier tipo de persona, que se adapte a la personalidad de cada cual.
“Puede ser que pensaran en combatir la obsolescencia al comienzo, pero yo no creo que con teléfonos modulares se pueda conseguir esto”, explica Díaz a este medio. “No existe una modularidad universal; a medida que la tecnología evolucione, se requerirá cambiar otras partes”. ¿Es eso combatir la obsolescencia?
Algunos atribuyen erróneamente el origen del Proyecto Ara a Phonebloks, una iniciativa de teléfonos modulares propuesta por un diseñador holandés cuya intención sí era combatir la obsolescencia programada. Díaz desmiente que la iniciativa de Motorola naciera ligada a esta - “el Proyecto Ara llevaba ya un tiempo gestándose” -, pero cuando vieron que la idea de Phonebloks se hacía viral en YouTube, quisieron contactar con ella para nutrirse, conversar.
En otras palabras, aunque el Proyecto Ara no tuviera como primer objetivo luchar contra la obsolescencia, sí parece cierto que después se interesó por el tema.
Al final lo más importante es que cada usuario conozca bien la tecnología que utiliza, sepa de qué está hecha y cuándo ha previsto el fabricante que se quede desfasada. Actualmente, nos cuenta Díaz, no hay ninguna herramienta que permita obtener ese conocimiento. “Con una guía y un pequeño esfuerzo podría saber qué componente se le ha roto y sustituirlo”, pero esto, de momento, no existe. Y el ingeniero piensa que ninguna gran empresa de tecnología va a contribuir a ello, aunque intenten disfrazarlo. La lucha empezará en los usuarios.
-----------
Las imágenes que ilustran este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Daniel Canogar (y ), Duncan Hull, Wikimedia Commons