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El tesoro prehistórico de Menorca supera el último escollo para ser Patrimonio de la Humanidad

El poblado talayótico de Torretrencada.

Nicolás Ribas

11 de mayo de 2023 18:48 h

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Menorca, con apenas 702 kilómetros cuadrados de extensión, es la isla del mundo con mayor cantidad de yacimientos prehistóricos. Hasta ahora se han inventariado un total de 1.568, de los cuales 1.298 han sido declarados Bien de Interés Cultural (BIC). La isla alberga el 9% de los BIC de toda España. Si la longitud total de pared seca se pusiera en fila desde la Plaça des Born (Ciutadella), se alcanzaría Santiago de Chile.

Los muros de piedra que delimitan el campo y las construcciones ciclópeas -realizadas con grandes piedras sin argamasa- que abundan en el paisaje menorquín muestran un patrimonio arqueológico propio de las poblaciones griegas de Micenas y Tirinto, en la península del Peloponeso, y que se atribuían a los pelasgos. Se trata de unas edificaciones que tienen una extensión total de 11,2 millones de metros y un volumen que supera los 13 millones de metros cúbicos, según la base de datos espacial del IDE Menorca.

Definida como arquitectura ciclópea por las dimensiones monumentales de estas torres, a día de hoy, los científicos dudan de su función. También se desconoce cómo se construyeron ni tampoco se sabe para qué servían las casas o talayots circulares, aunque se cree, por pruebas que se han recopilado, que podrían haber hecho la función de almacenamiento y distribución de alimentos.

Más cerca de ser Patrimonio Mundial

Este tesoro arqueológico está más cerca de ser reconocido en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, después de que el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, por sus siglas en inglés) haya recomendado en su informe final la inscripción de Menorca Talayótica. “Una odisea ciclópea insular”, lema de la candidatura, hace referencia al relato de una cultura que, con un esfuerzo titánico, consiguió levantar multitud de construcciones ciclópeas en un territorio muy reducido del Mediterráneo. El testimonio de una cultura insular, atrapada entre el cielo y el mar, que todavía brilla en la constelación de las islas.

La decisión final de inscribir la candidatura en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco se tomará en el cuadragésimo quinto Comité de Patrimonio Mundial, en base a los informes y recomendaciones de ICOMOS. En este sentido, Menorca Talayótica cumple con los criterios tres y cuatro para su inclusión, es decir, aportar un testimonio único de una tradición cultural o una civilización (viva o desaparecida) y ser un ejemplo representativo de un tipo de construcción o conjunto arquitectónico-paisajístico que haga referencia a varias etapas significativas de la historia humana.

Menorca Talayótica cumple con dos criterios de inclusión: aporta un testimonio único de una tradición cultural o una civilización y es un ejemplo de un tipo de construcción que hace referencia a varias etapas significativas de la historia humana

Los 280 yacimientos prehistóricos -seleccionados para la candidatura Menorca Talayótica- divididos en nueve áreas, perfectamente conservados y con la singularidad propia de la isla -las navetas funerarias, las casas circulares y las taulas, junto con los talayots y otras estructuras-, son considerados una muestra excepcional de arquitectura ciclópea. Su evolución a lo largo de 1.500 años se considera “una fuente de conocimiento sobre la vida de los talayóticos”. Su distribución en el paisaje menorquín, con una organización espacial que muestra interconexiones visuales entre estructuras ciclópeas, puede tener “posibles interpretaciones sagradas, simbólicas y connotaciones políticas”, según ICOMOS.

Menorca Talayótica fue incluida el 29 de enero de 2013 en la lista indicativa del Ministerio de Cultura para optar a Patrimonio Mundial. Cuatro años después, en la cuadragésimo primera reunión del Comité del Patrimonio Mundial celebrada en Cracovia, se estudió la propuesta, cuya inscripción fue finalmente aplazada. El Comité entendía que se debían aclarar una serie de cuestiones, entre ellas, la definición de “talayótico” y su referencia a una “cultura” o “periodo”. Además de poner el foco en los monumentos y la arquitectura, debía considerarse una gama más amplia de pruebas arqueológicas (herramientas piedra y metal, vasijas de cerámica…), así como datos sobre la fauna e indicaciones paleoambientales.

Además, se exigía a las instituciones locales crear una estructura de gestión común para su coordinación y aplicación efectiva. Este plan de gestión incluiría una política de conservación, trabajos de mantenimiento e investigación arqueológica, así como el control y gestión de las visitas y la promoción de un turismo responsable, entre otras cuestiones. Así, el sistema de gestión basado en la creación de la Agencia Menorca Talayótica -por parte del Consell Insular de Menorca-, una entidad coordinadora participativa e integradora, y el plan de gestión de Menorca Talayótica han satisfecho los requerimientos de ICOMOS en tanto sientan las bases “para la adecuada administración de los yacimientos”. El organismo, que forma parte de la ONU, ha indicado que hay un “compromiso evidente con la conservación de este bien por parte de España y la comunidad local”. Este año, el Comité de Patrimonio Mundial se reúne en Riad del 10 al 25 de septiembre, donde se decidirá la inscripción.

Destacan 23 yacimientos arqueológicos

Se trata de 280 yacimientos arqueológicos -de los cuales se destacan 23-, divididos en nueve áreas, que muestran una amplia diversidad de construcciones ciclópeas que ilustran la evolución de estas prácticas de edificación en piedra seca durante unos 1.500 años, desde la Edad del Bronce (1.600 a.C.) hasta la Edad del Hierro Tardía (123 a.C.). Estas estructuras incluyen estructuras hipogeas (cuevas artificiales); talayots (una especie de torre de piedra que podía ejercer funciones defensivas o de vigilancia); taulas (dos grandes piedras construidas en forma de T); recintos de taulas (cuya función podría ser religiosa); navetas funerarias o de entierro; casas circulares o salas hipóstilas. Se maneja la hipótesis de que las orientaciones e interconexiones tengan significados cosmológicos.

Se trata de 280 yacimientos arqueológicos, que incluyen cuevas artificiales, talayots, navetas funerarias o casas circulares

La primera área, situada en el municipio de Ciutadella, alberga -desde la prehistoria hasta el presente- los mejores suelos para el aprovechamiento agrícola y ganadero. Se trata de un lugar con una alta densidad arqueológica -se han inventariado 36 yacimientos-, que incluye la naveta des Tudons -el monumento más representativo y mejor conservado de este tipo de construcciones funerarias-, así como los vestigios de dos importantes poblados talayóticos: Torrellafuda y Torretrencada, totalmente integrados en el paisaje agrícola.

En el mismo municipio se encuentra el asentamiento de Son Catlar -donde se han catalogado 34 yacimientos-, el recinto de taula más grande excavado hasta la fecha en Menorca, donde se han encontrado también casas circulares, una cantera, ocho talayots y yacimientos funerarios en cuevas. Destaca por su singularidad y elevado valor ecológico el humedal de Son Saura: un espacio natural que ha sido usado desde la prehistoria para actividades agrícolas y ganaderas. Son Catlar representa uno de los conjuntos monumentales más emblemáticos de Menorca: es conocido por su espectacular muralla que la envuelve, levantada al final del periodo talayótico, con torres que presentan rasgos que evidencian un proceso de hibridación cultural de la época púnico talayótica.

En Son Mercer de Baix (1.400 a.C.), ubicado en el municipio de Ferreries, se conserva el poblado de navetas vivienda con cubierta de piedra, llamado Cova des Moro, entre los barrancos de Trebalúger y Son Fideu. La Cova des Pas, uno de los 24 yacimientos inventariados, proporciona pruebas de prácticas funerarias colectivas desarrolladas en cuevas funerarias en el acantilado entre 1200 a.C. y 800 a.C. Estas navetas marcan el paso del periodo constructivo megalítico al ciclópeo, por lo que representan un enclave de referencia en la génesis de esta cultura prehistórica insular.

En el centro sur de la isla, destacan los barrancos de Torrevella y Son Boter, un área con una gran biodiversidad y muestras del agroecosistema tradicional menorquín. En esta zona se encuentran más de 40 cuevas sepulcrales de diferentes periodos y tipologías. Entre ellas, destaca la Cova des Coloms (data de la Edad del Hierro Temprana), donde a principios del siglo XX se encontraron importantes materiales del periodo talayótico. Sus principales poblados son Sant Agustí Vell, Torrenova d’en Jordi Marc, Santa Clara y Binicodrell de Baix, donde se exhiben restos de taulas y casas circulares. Destaca el famoso talayot de ses bigues de mata de Sant Agustí.

Necrópolis de cuevas artificiales

En el municipio de Alaior encontramos el gran poblado prehistórico de Torre d’en Galmés, donde se han clasificado 25 yacimientos arqueológicos en un paisaje que se ha visto muy poco alterado desde entonces, con casas circulares, un sistema de agua desarrollado y de almacenamiento de alimentos. Los acantilados de Cala en Porter albergan una gran necrópolis formada por cuevas artificiales. El dolmen de ses Roques Llises -el mejor conservado del archipiélago balear-, muy cerca del poblado talayótico de Torre d’en Galmés, representa la mejor evidencia de las primeras construcciones megalíticas procedentes de las construcciones ciclópeas. Su orientación astronómica tiene continuidad en monumentos funerarios posteriores como las navetas de entierro. Al lado se encuentra el monumento Na Comerma de Sa Garita, aún sin excavar, donde se cree que se realizaban ritos religiosos.

También en zonas del municipio de Alaior situamos como yacimientos destacados Torralba d’en Salort, donde encontramos el recinto de taula mejor conservador de la isla, además de dos talayots de planta circular, una sala hipóstila y cuevas artificiales de entierro; So na Caçana, con dos recintos de taula -el único yacimiento de la isla de estas características- y dos talayots de tipología poco ortodoxo, motivo por el que se cree que se pudo tratar de un santuario; Calescoves, que posee la necrópolis más extensa de la isla, con más de 90 cuevas artificiales y escenario de rituales funerarios y Rafal Rubí, que alberga dos navetas de entierro.

En sureste de Maó, donde se han inventariado 13 yacimientos, destacan los poblados de Talatí de Dalt, que conserva dos talayots y un recinto de taula singular; el talayot de Torelló y Cornia Nou, que posee dos talayots de la fase inicial talayótica -cuando alcanzaron su mayor monumentalidad-, y en el que se han encontrado evidencias de organización social de las comunidades, así como de la gestión del agua y de sus producciones agrícolas.

También en el mismo municipio, en la zona de Maó-Es Castell, se sitúan los vestigios del gran poblado de Trepucó, uno de los más importantes de Menorca, muy similar en extensión al de Torre d’en Galmés. Se conservan dos talayots -uno de los cuales es el más amplio de las Islas- y un monumental recinto de taula. El yacimiento -primero en ser excavado- también integra un conjunto de casas circulares.

Mina prehistórica

En el noroeste de la isla, donde se han clasificado 28 yacimientos, destacan dos poblados talayóticos: sa Torreta de Tramuntana, que conserva un talayot, un recinto de taula, restos de casas circulares y en el sureste, restos de una naveta y de cuevas naturales de entierro y Morellet, además de Mitja Lluna -en Illa d’en Colom-, la única mina prehistórica conocida en el archipiélago balear y una de las pocas que se conservan sin alteraciones posteriores en el sur de Europa. La zona comprende el núcleo de la Reserva de la Biosfera de Menorca, donde está ubicada s’Albufera des Grau: un hábitat húmedo de diversas especies de flora y fauna de una riqueza ecológica muy singular.

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