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Guerra abierta entre policías locales y el hijo de una histórica narcotraficante por el caso Cursach

Esther Ballesteros

Mallorca —
31 de enero de 2023 22:44 h

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Fue uno de los primeros testigos en entrar en escena en el marco de las investigaciones al considerado rey de la noche mallorquina, Bartolomé Cursach. Francisco Fernández Cortés, El Ico, hijo de Francisca Cortés, La Paca, histórica matriarca del poblado chabolista palmesano de Son Banya, se erigió en poco tiempo en testimonio clave del caso Cursach. Fruto de sus manifestaciones, varios policías locales de Palma acabaron en prisión: los acusó de haberlo extorsionado a cambio de no someter a controles e inspecciones sus locales nocturnos dado que, según aseguraba, sus establecimientos eran competencia directa del magnate y esos agentes lo protegían. Más de seis años después, los funcionarios a quienes incriminó han acabado exonerados y El Ico, investigado por falso testimonio.

Después de que el macrojuicio del caso Cursach finalizase con sus 17 procesados absueltos tras no quedar acreditados los hechos que se les imputaban –fueron acusados inicialmente de urdir un entramado mafioso para salvaguardar los intereses del empresario mallorquín–, comienzan a reactivarse las causas abiertas contra los principales testigos sobre los que se sustentó buena parte del procedimiento judicial. La Justicia puso el foco sobre éstos por supuestamente mentir en sus declaraciones, lo que motivó que unas cuarenta personas, policías en su mayoría, fuesen encarceladas durante la instrucción de la causa. Entre ellos se encuentra El Ico, quien ha sido citado a declarar en calidad de investigado el próximo 6 de febrero. Lo hará por videoconferencia, dado que cumple condena por tráfico de drogas en una cárcel de Madrid.

Fernández Cortés, quien acumula varias penas, entre otros numerosos episodios, por asuntos de drogas y por protagonizar un tiroteo en un club de alterne de Palma, apareció en el caso Cursach en 2015, cuando decenas de testigos comenzaron a desfilar ante el exjuez Manuel Penalva y el exfiscal Miguel Ángel Subirán, quienes prevén ser juzgados en los próximos meses a raíz de las supuestas irregularidades que habrían cometido para sostener la existencia de un entramado mafioso alrededor de Cursach. Bajo la condición de testigo protegido número 13, El Ico comenzó a aportar datos que hablaban de cómo se había visto obligado a abonar 'mordidas' semanales de hasta 500 euros a varios policías a cambio de no recibir inspecciones de ningún tipo en los dos locales que regentaba, unos pagos que, relataba, efectuaba en mano cuando los agentes se personaban en sus discotecas.

Sobre uno de los agentes, manifestó que éste “hacía la ruta cobrando la 'tasa' a los empresarios de ocio nocturno de la zona y una vez que cobraba ya no volvía a pasar en cuatro o cinco meses”.

“Competencia de Cursach”

El testigo atribuía tales extorsiones a que sus negocios eran competencia directa del grupo Cursach y a que disponía de datos comprometedores relativos a la contabilidad de este conglomerado empresarial. Unos informes que ofreció a los investigadores y que, sin embargo, nunca llegó a entregar. Fruto de sus incriminaciones, los agentes a los que señaló en sus comparecencias acabaron tras las rejas, acusados de participar en una red de chantaje y extorsión que actuaba “como una auténtica organización policial instalada de manera permanente en el delito”, como hizo constar el juez Penalva en varios de los numerosos autos que, a lo largo de dos años, dictó para prorrogar el secreto de sumario de la causa.

Durante su declaración el pasado 4 de noviembre en el juicio del caso Cursach, manifestó que pagaba “mordiditas” a policías locales de Palma a cambio de disponer de más aforo en su discoteca Cavalli e incluso reconoció que “lo único” que ha hecho en toda su vida “ha sido vender droga”. Si bien en un principio parecía que El Ico no iba a declarar –“No estoy en igualdad de condiciones. Sé de qué lado masca la iguana”, llegó a decir–, finalmente se decidió a responder tanto a las preguntas del Ministerio Fiscal como de los abogados de la defensas, no sin antes “jurar por mis muertos” que diría la verdad.

Durante su declaración en el juicio del caso Cursach, manifestó que pagaba “mordiditas” a policías locales de Palma a cambio de disponer de más aforo en su discoteca Cavalli y reconoció que "lo único" que ha hecho en toda su vida "ha sido vender droga"

Testigos “con intereses propios” y “sin escrúpulos”

Más allá de las acusaciones vertidas por El Ico, las sospechas que entre 2018 y 2019 comenzaron a aflorar sobre las presuntas prácticas ilícitas llevadas a cabo por Penalva, Subirán y cuatro policías nacionales del grupo de Blanqueo con los que colaboraban estrechamente llevaron a la Justicia a poner el foco sobre ellos, así como sobre los principales testigos que durante años comparecieron en el caso Cursach. Entre ellos se encontraba el conocido narcotraficante.

En el marco de esas pesquisas, la Policía Nacional se introdujo de lleno en el esclarecimiento de lo que había sucedido tras las cortinas de la causa y, en uno de los numerosos informes que aportó a las investigaciones, determinó que juez, fiscal y policías nacionales de Blanqueo llegaron a urdir una “maquinaria” dirigida a instrumentalizar a sus testigos –algunos de los cuales, afirman los informes, conformaban un “siniestro” grupo de personas “con intereses propios” y “sin escrúpulos”–, obtener falsas pruebas acusatorias, omitir las que podían poner en duda sus tesis y llevar a cabo continuas filtraciones a la prensa. Y todo ello con el supuesto objetivo de apuntalar sus tesis y generar una opinión pública a su favor.

El Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJIB) acabó imputando a esos testigos en la causa por la que Penalva, Subirán y los cuatro policías nacionales prevén sentarse en el banquillo, si bien, meses después, el presidente del órgano judicial e instructor del procedimiento judicial, Carlos Gómez, acabó descartando que los antiguos investigadores del caso Cursach los coaccionasen para que mintiesen. No obstante, remitió las pesquisas relacionadas con todos ellos al decanato de Palma para que sean los Juzgados de Instrucción los que investiguen si aquéllos incurrieron, 'motu proprio', en delitos de acusación o denuncia falsa.

Entre tales testigos se encuentra El Ico, sobre quien, en contra del criterio de Gómez, la Policía Nacional señalaba en su informe que había sido aleccionado por Penalva y Subirán para que incriminase en falso a varios policías locales. A cambio, el testigo obtendría la libertad en otros procedimientos judiciales en los que se encontraba investigado. Y llega a señalar: “Parece increíble que los policías locales intentaran extorsionar en masa a uno de los delincuentes más conocidos de la isla con conocimiento de que éste no dudaría en grabarlos y denunciarlos”. 

A lo largo del atestado, los inspectores detallan cómo se habrían preparado las distintas declaraciones que el testigo prestó en el caso Cursach, así como los careos en los que intervino, el 12 de febrero de 2016, junto a tres de los agentes a los que incriminó, Jaime G., Juan Miguel V. y José Antonio M. Asimismo, el informe hace alusión a los mensajes que los antiguos investigadores de la causa se enviaron, la noche antes de llevar a cabo estas diligencias, en el chat de WhatsApp que todos ellos mantenían abierto mientras se encontraban al frente del caso Cursach y en el que se hacían llamar 'Los intocables'.

“El Ico dirá hasta que mató a Manolete”

Entre las conversaciones se lee cómo el exjuez Penalva, entonces titular del Juzgado de Instrucción número 12 de Palma, comenta al resto de participantes: “Igual podéis tantear al Ico antes del careo para aprovechar un poco el tiempo”. Otro de los integrantes del grupo, agente, añade: “Hombres de poca fe. La inspectora que lleve escote [en alusión a la subinspectora del grupo que iba a estar presente en el careo], que El Ico se ha 'enamorao' y dice hasta que mató a Manolete”. Los inspectores señalan en su atestado cómo la noche antes de la declaración y los careos de El Ico “parece que los ahora investigados, presuntamente, pretenden tratar de dirigir al testigo y de prepararlo. Llegan incluso a decir que El Ico dirá 'hasta que mató a Manolete”.

Llegado el momento de los careos, llevados a cabo en el despacho del juez Penalva, “puede verse cómo El Ico, al que presuntamente los ahora investigados [en referencia a Penalva, Subirán y los integrantes del grupo de Blanqueo] habrían indicado en los días previos y ese mismo día que denunciara con todo lo que pudiera a los tres policías locales a cambio de conseguir su libertad, está descontrolado, nervioso y convierte en un show los tres careos”, añade la Policía Nacional en su informe.

Los funcionarios policiales subrayan, incluso, cómo El Ico iba incorporando de forma progresiva nuevos datos a las declaraciones que ya había prestado con anterioridad, haciéndolo “con enormes contradicciones” y aportando nuevos hechos delictivos que “parece imposible que hubiera pasado por alto” en sus anteriores comparecencias. “Durante los tres careos se puede apreciar cómo El Ico no tiene el más mínimo temor a los policías locales, a los que incluso avasalla, y cómo busca con la mirada la complicidad de la que parece ser la inspectora”, añade el informe.

El Ico reclama su libertad

Se da la circunstancia de que, tres días después de los careos, Cortés planteaba un 'habeas corpus' –figura jurídica que permite la puesta a disposición inmediata de un detenido ante la autoridad judicial en caso de que se considere que ha sido ilícitamente arrestado, aunque El Ico se encontraba en prisión– mediante un escrito que rezaba: “Hago un 'habeas corpus' y ahora le explico la huelga de hambre, porque el juez número 12 dijo que mi puesta de libertad sería hoy, muchísimas gracias”. Según el atestado, los entonces investigadores del caso Cursach le habrían prometido su puesta en libertad “a cambio de sus declaraciones y careos” para inculpar a los tres policías. Sin embargo, Cortés optó por reclamar su inmediata puesta en libertad al no ver cumplida “dicha promesa”.

Del mismo modo, los inspectores señalan cómo en el resto de careos en los que Cortés también estuvo presente “puede comprobarse cómo El Ico no conoce a los policías, mezcla las informaciones de unos con otros, de todos dice lo mismo, que iban a las fiestas, que consumían cocaína, que cobraban mordidas...”. “Aporta datos del todo genéricos y absurdos sin que en ningún caso se le pregunte por ello o se abunde en sus respuestas. Ejemplos son: que diga de una persona a la que conoce de cobrarle extorsiones y de invitarlo a fiestas que 'es posible que en algún momento llevaba barba'; sobre otro dice que le suena mucho, que lo recuerda en situaciones cogiéndole de la chaqueta y advirtiéndole de que es mejor pagar las mordidas, de otros dice que iban siempre armados siendo policías...”.

El atestado también hace referencia a otra circunstancia protagonizada por El Ico, quien aseguró que un extrabajador del grupo Cursach le había entregado unos documentos en los que, presuntamente, se destapaban las irregularidades supuestamente cometidas por los policías locales y que el hijo de ‘La Paca’ aseguró que entregaría al Juzgado. Sin embargo, subrayan los inspectores, “como se verá a lo largo de la investigación, El Ico nunca tuvo estos documentos, que posteriormente dirá que eran la contabilidad de Cursach. Nunca los entregó. Posteriormente cambiaría la versión y diría que se los hizo llegar Joaquín 'El Prestamista'”.

Fiestas y restaurantes

La causa en la que ha sido citado a declarar el próximo 6 de febrero deriva, en concreto, de una querella interpuesta por uno de los policías a los que incriminó en su día. El agente dirige su denuncia no solo contra El Ico, sino también contra otro de los testigos del caso Cursach, el extestigo protegido 16/20, quien este lunes compareció como investigado, si bien se acogió a su derecho a no declarar. Este testimonio implicó al funcionario policial entre los agentes que “recibían sobres de dinero” de entre 200 y 1.000 euros según el caso, además de acusarle de acudir “a las fiestas y en los restaurantes a comer gratis”, hechos que, en su querella, el antiguo investigado califica de “rotundamente falsos”.

Asimismo, respecto a las acusaciones de El Ico, el policía señala las contradicciones en que incurrió en sus distintas comparecencias y apunta a las “clamorosas falsedades” manifestadas por aquél, “lo que viene a reforzar la tesis de que dicho individuo se inventó los hechos que imputó a mi mandante”, abunda la defensa. Y, entre otras manifestaciones, asevera que en el interior de Son Banya el actual investigado “se vanagloriaba de ser el testigo protegido 13, tratando de intimidar a los policías”, toda vez que, sostiene, El Ico le ha acusado en falso para “vengarse” de él en particular “y de la Policía Local en general, debido a los múltiples incidentes que éste ha protagonizado” y en los que intervinieron agentes del cuerpo. “Es evidente su odio hacia la Policía Local de Palma”, sentencia.