“Queremos que todos aquellos que nos visiten valoren y cuiden nuestra biodiversidad. Pero también somos conscientes de que para defenderla y protegerla debemos conocerla a fondo, mejorar la calidad de sus aguas y preservar su riqueza natural. Proteger nuestro mar balear es apostar por un turismo de calidad que respete el destino”. Esta cita, que podría firmar prácticamente cualquier portavoz de alguna entidad ecologista o conservacionista del mar, la suscribe Gabriel Escarrer, CEO del grupo hotelero Melià. “Nuestra esencia mediterránea nos lleva a valorar la riqueza que nos rodea y que el mar nos ofrece”, valora Escarrer.
“Un pacto como este está orientado al cuidado y protección de uno de los atractivos más característicos de las Illes Balears: el mar”, destaca el empresario de una de las cadenas hoteleras más importantes del mundo. El pacto al que se refiere el ejecutivo de Melià, al que se han adherido más de 150 empresas y entidades de las Balears, nace del esfuerzo de la Fundación Marilles por lograr un acuerdo transversal que incluya a partidos políticos, sectores empresariales y diferentes entidades que remen a favor de lograr una mayor conservación y protección del medio marino.
Cinco compromisos
“Tenemos un mar y una costa que son fuente de beneficios, lo cual es esencial para industrias como el turismo, la náutica o la pesca. El futuro de estas industrias depende de que tengamos el mar en buen estado”, argumenta a elDiario.es Aniol Esteban, director de la Fundación Marilles. Este gran pacto implica cinco medidas muy concretas: crear una red de santuarios marinos que cubra el 10% del mar balear; poner en marcha planes de conservación y recuperación de hábitats y especies vulnerables; garantizar una pesca sostenible y acabar con el furtivismo y el comercio fraudulento; mejorar la calidad de nuestras aguas litorales e invertir un mínimo de un 1% de los presupuestos públicos en conservación marina. Estos compromisos ya cuentan con una base legal ya que están amparados en acuerdos previos regionales, estatales e internacionales y están en sintonía con la estrategia de la UE.
El pacto implica cinco medidas muy concretas: crear una red de santuarios marinos; impulsar planes de recuperación de hábitats; acabar con el furtivismo; mejorar la calidad de las aguas e invertir al menos un 1% de los presupuestos en conservación marina
Entre quienes se han adherido al acuerdo hay cadenas hoteleras, entidades ecologistas y representantes y empresas de los sectores turístico, náutico, pesquero, inmobiliario y financiero, entre otros. El Pacto Azul Balear fue presentado por Marilles en el Parlament el pasado 31 de marzo con el objetivo de que los partidos políticos, “tanto si gobiernan como si hacen oposición, se comprometan a trabajar para la conservación del mar y la costa balear”, destaca Esteban. Todos los partidos con representación institucional acudieron al acto, excepto Vox. “La conservación marina debe ser un tema central”, insiste Esteban, quien considera que existe una “gran asimetría” entre el beneficio económico que extraemos del mar y las inversiones que hacemos para protegerlo.
Después, en abril, Marilles invitó a los diferentes partidos a debatir sobre la conservación del mar, antes de las elecciones locales y autonómicas del 28 de mayo. Toni Costa, ahora vicepresidente y conseller de Economía y Hacienda del Govern, aseguró en el debate, según Esteban, que “el PP, en campaña electoral, nunca se compromete públicamente a firmar manifiestos, pero en función del respaldo social que tuviera sí que lo hará”. Fuentes de la Conselleria del Mar indican a este diario que “valoran positivamente” el pacto.
“Tenemos que trabajar conjuntamente: sociedad civil, empresas, sector económico y la administración para conseguir conservar y mejorar el entorno marítimo. Solo así, si vamos en el mismo sentido, lo conseguiremos”, afirmó Juan Manuel Lafuente, conseller del Mar y del Ciclo del Agua, en un acto en el Colegio de Abogados de las Illes Balears (ICAIB) convocado por Marilles. “Si solo actúa la administración, con imposición de normas y actividad de vigilancia, no vamos a lograr los resultados que esperamos”, dijo.
Tenemos que trabajar conjuntamente: sociedad civil, empresas, sector económico y la administración para conseguir conservar y mejorar el entorno marítimo. Solo así, si vamos en el mismo sentido, lo conseguiremos
Por ello, aseguró Lafuente, el departamento luchará para involucrar y participar activamente en el cuidado del mar, “es lo que nos hace atractivos económicamente, sin olvidar a los residentes, buscando el equilibrio para que también puedan disfrutar”. Durante el acto, Martín Aleñar, decano del ICAIB, afirmó que “es necesario pasar a la acción (...) que nos permita proteger un entorno marino que es fuente de trabajo, de sostenibilidad, de economía y bienestar y de pura vida”.
Alianza Mar Blava: un precedente transversal
Esteban, biólogo marino y economista medioambiental, recuerda que no es la primera vez que se crea “un movimiento transversal, de toda la sociedad balear, que incluye organizaciones normalmente enfrentadas entre sí”, algo que ya ocurrió con la Alianza Mar Blava, que se conjuró para tumbar la amenaza de las plataformas petrolíferas que pretendían instalarse en diferentes puntos del Mar Mediterráneo. Esa alianza, que era tan plural como la que forma el Pacto Azul Balear, no solo consiguió ese objetivo: impulsó leyes, en el ámbito estatal, que prohíben aprobar “nuevas autorizaciones de explotación, permisos de investigación de hidrocarburos o concesiones de explotación para los mismos”. Un logro que se vio reflejado en la ley de cambio climático y transición energética.
El sector hotelero, a favor
“El futuro de nuestras empresas está estrechamente vinculado a un mar y una costa en excelente estado de conservación. Con nuestro apoyo al Pacto Azul esperamos que el sector público y privado puedan trabajar colectivamente para proteger este activo estratégico, que es además una riqueza con la que hemos crecido y de la que merecen disfrutar las generaciones futuras”, apunta Marcos Marí, CEO de Insotel Marí Group.
“Se debe encontrar el equilibrio entre la conservación y el disfrute, así como la generación de economía azul con estudio, análisis, planificación y negociación entre todos”, destaca, por su parte, María Frontera, presidenta de la patronal hotelera de Mallorca. Frontera subraya que el mar es un “activo esencial” para nuestro archipiélago y es imprescindible “cuidarlo, protegerlo y conservarlo”. “Debemos estar implicados los ciudadanos, las administraciones y los sectores económicos. Es una cuestión de responsabilidad, de compromiso y de visión de futuro”, señala.
“Se debe encontrar el equilibrio entre la conservación y el disfrute, así como la generación de economía azul con estudio, análisis, planificación y negociación entre todos. El mar es un activo esencial para nuestro archipiélago
Sin embargo, la Fundación Marilles aspira a ampliar todavía más el número de empresas, entidades y sectores que puedan apoyar la iniciativa. “Vivimos en un mundo en el que algunos sectores parece que solo piden derechos y no quieren asumir ningún tipo de responsabilidad”, lamenta Esteban, que indica que “asumir responsabilidades” es la única opción para garantizar “la experiencia del navegante, del aficionado a la pesca recreativa, el futuro de la pesca profesional o la calidad de la experiencia turística”. Y añade que ello es esencial en un mar donde hay una actividad “tan densificada”.
“Algunos no asumen responsabilidades”
En este sentido, Esteban sostiene que algunos sectores “bastante destacados del mundo náutico” solo piden derechos “sin asumir responsabilidades”, pese a que Balears es el territorio nacional donde hay “una densidad más alta de amarres”. “Si queremos preservar la calidad de la experiencia en el mar tenemos que tener un mínimo de orden a través de una serie de medidas que la mayoría de las personas entienden”, señala el director de Marilles, entre las que cita, campos de boyas bien gestionados; zonas para practicar deportes acuáticos o espacios seguros para los bañistas que no tienen embarcaciones.
Crear una red de santuarios marinos que cubra el 10% del mar balear (ahora mismo solo el 0,2% del mar balear está altamente protegido) implicaría, por ejemplo, una recuperación muy importante de la cantidad de peces y especies. “Esto es una fuente de beneficios para la sociedad”, explica Esteban, ya que actividades económicas como el buceo o la navegación estarían permitidas. O, por ejemplo, invertir un 1% de los presupuestos públicos en conservación marina implicaría pasar de una inversión de tres o cuatro millones de euros a alcanzar los 50. “Podríamos invertir este dinero en diseñar, seguir y gestionar áreas marinas protegidas y santuarios marinos”, indica Esteban, así como impulsar planes de gestión pesquera que conllevarían una mayor productividad para los pescadores, pudiendo incluso trabajar un día menos a la semana, afirma el director de Marilles.
Un mar y una costa en excelente estado de conservación es, además, “el mejor seguro que podemos comprar para hacer frente a los impactos del cambio climático”, apunta Esteban. “Es muy esperanzador ver que tantas empresas y sectores que durante años habían expresado su preocupación por la conservación marina (...) hagan visible su apoyo uniendo voces en un clamor común que pide a futuros gobiernos y oposición que protejan uno de nuestros mayores tesoros”, concluye.