El juez que investigó al magnate Cursach: “Jamás había visto a tanta gente arruinada llorar en mi despacho”

Esther Ballesteros

Mallorca —

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El exjuez Manuel Penalva, quien durante cerca de tres años levantó las alfombras de un supuesto entramado mafioso vinculado al magnate Bartolomé Cursach, ha asegurado este jueves que, a lo largo de las investigaciones que llevó a cabo, jamás en su trayectoria judicial había visto “llorar desconsoladamente a tanta gente en mi despacho por cómo les había arruinado la vida”. Durante su declaración como acusado en el juicio que se celebra por las presuntas irregularidades cometidas durante la instrucción del caso Cursach, Penalva -para quien la Fiscalía reclama 118 años de cárcel, la mayor condena solicitada para un juez en España- se ha reafirmado en la legitimidad de las actuaciones que desplegó y en las tesis acusatorias que manejó: “Los únicos que comenzamos una investigación para tratar de desmantelar toda esa trama corrupta fuimos nosotros”.

Penalva, quien se sienta en el banquillo junto al exfiscal Miguel Ángel Subirán y los cuatro policías nacionales de Blanqueo con quienes trabajaron codo con codo al frente de las investigaciones, se ha expresado en estos términos a preguntas del fiscal Tomás Herranz, el mismo que, al término del juicio celebrado el año pasado contra Cursach y otros 16 acusados, la mayoría de ellos policías, manifestó entre lágrimas que la causa contra el magnate había sido “un fracaso total de la Justicia” y había provocado la “muerte civil” de los 17 procesados. Todos ellos fueron absueltos tras no haber quedado acreditados los hechos que se les imputaban.

“Los policías a los que usted pidió perdón [en alusión a aquel momento] daban preavisos a los establecimientos [de Cursach] para evitar cualquier tipo de sanción. Cuando interesaba machacar a un local de la competencia llamaban a unidades armadas hasta los dientes, y, si esa situación se repetía dos o tres veces, comprenderá que lo dejaban anulado y exterminado”, ha relatado el exmagistrado, ratificando de este modo las investigaciones que llevó a cabo en su día. En este sentido, el acusado ha recordado que, entre otros locales, “aquello ocurrió en s'Arenal, donde se presentó el GAP [el Grupo de Actuación Preventiva de la Policía Local de Palma] y donde incluso llegaron a desnudar a clientes. Ese local, que hacía la competencia a Cursach, cerró en muy poco tiempo. Esto es rigurosamente cierto”.

En esta línea, ha recordado que, al adentrarse en esas investigaciones, “nunca había visto a tanta gente arruinada llorar de impotencia” en su despacho, porque “acudieron a todas las instituciones y ninguna de ellas había atendido sus denuncias y sus necesidades: la Guardia Civil, la Policía de Palma, la de Calvià, el Ayuntamiento, la Conselleria... Todo el mundo les dio la espalda”. Penalva ha manifestado, además, cómo uno de aquellos testigos “tuvo que vender el reloj de su padre para dar de comer a sus hijos. Luego Cursach le ofreció dinero para que no lo acusara”.

“Cursach vigilaba mis movimientos”

Durante su comparecencia, el exjuez ha recriminado que “del caso Cursach, en el juicio contra Cursach, no se habló nada porque [el fiscal] Carrau y Herranz prescindieron de 60 testigos y de numerosos informes policiales, uno de ellos sobre Tito's, otro sobre el Megasport [negocios propiedad del magnate], que hablaban de las irregularidades que la maquinaria Cursach, por sus influencias con el Ayuntamiento, permitía cometer”. 

En otro momento de su declaración, Penalva ha señalado que, según le manifestó una fuente “fidedigna pero que ya no está viva”, el empresario mallorquín “vigilaba” e “investigaba” sus cuentas y sus movimientos. “Esa persona me dijo que tuviera cuidado, que Cursach me estaba vigilando”, ha incidido al ser preguntado por el chat de WhatsApp que, bajo el nombre de 'Sancus', mantenían abierto el exjuez, Subirán y los cuatro policías nacionales en paralelo a la instrucción del caso Cursach y cuyo contenido ponía en entredicho su actuación al frente de la causa. “Si nosotros hablábamos por WhatsApp es porque éramos conocedores de que estábamos sometidos a vigilancias por el señor Cursach”.

“Nadie se atrevía a declarar contra Cursach”

Según la Fiscalía, las conversaciones de WhatsApp revelarían la actuación presuntamente coordinada que los antiguos investigadores llevaron a cabo para, supuestamente, presionar a testigos, efectuar detenciones ilegales y alargar de forma deliberada el ingreso en prisión de varios investigados del caso Cursach con el objetivo de reforzar sus acusaciones. Para justificar la existencia del chat, Penalva ha subrayado que la causa “fue una investigación brutal, intensísima, mañana, tarde, noche y festivos. Teníamos la necesidad de comentar muchas cosas”, ha aseverado, incidiendo en que para establecer “una mejor comunicación era inviable hablar por teléfono, éramos muchas personas trabajando a destajo”.

Penalva ha manifestado, además, que “todos los funcionarios tenían miedo. La táctica de Cursach era: 'Te asusto y luego te doy prebendas': pases VIP, cestas de Navidad... Era lo que utilizaba la maquinaria delictiva de Cursach”, ha aseverado el jurista, quien ha incidido en que el empresario “tenía a varios funcionarios amedrentados e intimidados, y luego tenía a unos cuantos que le hacían el trabajo sucio. Sus mandados advertían al resto”. En esta misma línea, ha abundado que los testigos que declaraban ante él “venían todos asustadísimos. Nadie se atrevía a declarar contra Cursach. Y si lo hacían, luego se desdecían. Como para no hacerlo, si luego les mandaba a unos sicarios como los que nos quería mandar a nosotros”, ha manifestado tajante.

Con todo, los hechos que en este juicio se imputan a Penalva, Subirán y los cuatro policías se enmarcan, principalmente, en las actuaciones llevadas a cabo por los antiguos investigadores para supuestamente “intimidar” a los detenidos en una de las piezas en las que se desgajó el caso Cursach: la relativa a la supuesta alteración del concurso para adjudicar el servicio de regulación del aparcamiento (ORA) en Palma.

En el marco de este fleco, en octubre de 2016 fueron arrestados varios empresarios, los nueve funcionarios que integraban la mesa de contratación que tramitó el expediente y los padres y el hermano del exdiputado y exconcejal del PP Álvaro Gijón, a quien los ahora acusados atribuían haber obtenido un millón de euros y un piso a cambio de amañar el concurso. Las pesquisas fueron finalmente archivadas ante la ausencia de indicios delictivos contra todos ellos.

“Guardia pretoriana” al servicio de Gijón y Rodríguez

Al ser inquirido sobre cómo fueron iniciadas las investigaciones sobre el caso ORA, Penalva ha recordado que el testigo que les puso en conocimiento los pormenores que rodearon a la adjudicación les ofreció “credibilidad”. “Es el testigo que en octubre de 2015 había dicho que Gijón y [el exconseller de Interior] José María Rodríguez (PP) habían tratado de organizar un grupo reducido de policías que iban a actuar como una especie de guardia pretoriana a su servicio”, ha recordado sobre unos hechos que finalmente no quedaron acreditados.

Al respecto, ha aseverado que los agentes que iban a integrar “el núcleo duro” eran policías “investigados, muy investigados en el 'caso Policías'”, germen del caso Cursach en torno a una supuesta estructura criminal dirigida a instrumentalizar las distintas unidades policiales y aplacar, mediante extorsiones y amenazas, a cualquiera que pudiera hacer sombra en los negocios nocturnos al magnate. “Para que se vea de qué personas hablamos, uno de los policías tenía vinculación con las mafias rumanas y los Ángeles del Infierno, otro tenía por bandera la intimidación, otro exigía a los locales que le compraran los productos que vendía”, ha recordado el acusado, quien ha aseverado que, en 2016, ese mismo testigo “nos habló de un servicio de espionaje que José María Rodríguez quería montar con uno de esos policías al frente”. 

“Todo eso se confirmó de forma abrumadora durante la instrucción, aunque el caso Cursach terminó como terminó, ya sabemos por qué”, ha deslizado Penalva en referencia a la absolución del empresario mallorquín y del resto de los hasta entonces investigados, lo que ha dado inicio a uno de los momentos de tensión de la jornada. En ese instante, el fiscal Herranz, retomando las palabras del exjuez, le ha preguntado por qué el caso Cursach finalizó de ese modo. “Bueno, usted pidió el sobreseimiento y utilizó aquella causa para este juicio. No quiero entrar en polémicas...”, ha respondido Penalva, provocando la inmediata reacción del fiscal ante el tribunal: “Podrá el declarante decir lo que quiera, pero no vamos a permitir que se nos impute un uso indebido del procedimiento penal. Si se retiró la acusación es porque no había ninguna prueba”.

En otro instante, ante la insistencia de Penalva de recalcar que los indicios contra los investigados del caso ORA eran “abrumadores”, el fiscal le ha espetado: “¿Cómo tiene el valor de decir que son abrumadores si no miró ningún documento en la causa?”.

“La Audiencia ha confirmado en un 99,9% mis decisiones”

Herranz ha proseguido su intervención preguntando al procesado “qué fuentes de prueba” ofreció aquel testigo para que mereciera credibilidad, dado que su testimonio había sido: “Aunque no haya podido comprobarlo, dentro del PP es vox populi que el concurso de la ORA se adjudicó por intercesión de Gijón, que amañó el concurso”. Ante esta pregunta, el exjuez ha contestado: “Se me puso en conocimiento un hecho, verdad o no pero presuntamente delictivo, y decidimos investigarlo. Es que si no, visto cómo ha transcurrido esta causa, a lo mejor estaría aquí sentado por no haberlo investigado. Me habrían dicho: 'Oiga, que este señor dice que se ha pagado un millón y medio y usted no ha hecho nada'”.

“Había algunos datos que sobrevolaban en el ambiente, como el hecho de que la gestión de la ORA había sido deficitaria hasta entonces, y resulta que se adjudica a una empresa que presenta una oferta cinco millones más cara, que además ofrece bicicletas eléctricas frente a otra que ofrece sustituir los parquímetros... Hombre, un poco revelador sí es”, ha proseguido para justificar su papel a la hora de investigar el concurso. .“Yo tomé las decisiones que tomé y la Audiencia ha confirmado en un 99,9% mis decisiones. No se puede reescribir la historia”, ha abundado.

Al ser interpelado sobre si tenía animadversión hacia Gijón, Penalva ha asegurado que no lo conocía “de nada”: “Ni me importa quién es, ni quién fue ni quien será.. ”Pero sé por qué viene la pregunta: porque Gijón ofreció varias entrevistas en las que nos ponía a caer de un burro y en una de ellas dijo que le tengo manía. A raíz de esa entrevista, el agente Bandera me dijo: 'Hombre, no sabía que le tenías manía'. Y yo le contesté: 'Pues mira, resulta que sí, pero porque lo dice él'“.