Los turistas consumen uno de cada cuatro litros de agua en Illes Balears: “Debemos repensar el modelo de turismo 'low cost'”

Santiago Torrado

Menorca —
11 de junio de 2022 10:40 h

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El Marès es un símbolo de Balears. Una piedra que da vida. De su porosidad calcárea dependen los yacimientos subterráneos que abastecen Menorca de agua potable. Los dos principales acuíferos de la isla –Subaida y Migjorn– filtran el agua de lluvia a través de esta roca hacia los depósitos naturales, de los que depende casi la totalidad del consumo humano de agua. Desde hace algunos años existen otras fuentes de abastecimiento, como las plantas potabilizadoras y desalinizadoras, sin embargo, los acuíferos subterráneos siguen siendo la columna vertebral del acceso al más escaso recurso insular. 

Según el Observatorio Socioambiental de Menorca (OBSAM), ambos acuíferos sufren, desde 1997 hasta nuestros días, un sistemático descenso en el nivel de agua acumulada. Esta bajada de reservas se explica –en parte– por el progresivo aumento de turismo masivo, como demostró recientemente el estudio encabezado por el profesor Celso García de la Universitat de les Illes Balears, que señala que un 24,2% del total del agua utilizada en las islas durante los meses de temporada alta corresponden directamente a no residentes. 

En diálogo con elDiario.es, el profesor García señala que “es el turismo low cost el que genera masificación –y demanda de recursos– pero no deja ingresos. Hay que pensar en alternativas a este tipo de turismo que conduce a la saturación de las islas. Lo que señala nuestro estudio es que hay algunos municipios concretos donde el impacto de este turismo es mayor y donde hay que repensar el modelo”. 

Las urbanizaciones con costa y los jardines

Miquel Camps es ecologista y durante muchos años tuvo un grupo de música para niños muy conocido en la Isla. Forma parte del GOB Menorca desde los 19 años y hoy está a cargo del área de Política Territorial. Miquel señala, desde hace tiempo, la importancia de diseñar una estrategia sostenible para el problema de la escasez de agua en Menorca. Con una mirada global, que no pierde de vista las particularidades de la isla, responde a elDiario.es sobre la crisis hídrica:

“Hay tres elementos para entender parte del problema del agua. Por un lado, la falta de aplicación real del Plan Hidrológico cuya competencia corresponde al Govern balear y no al Consejo Insular. Por otro lado, el hecho de que Menorca carece de ríos, montañas o embalses, por lo que dependemos exclusivamente del agua de lluvia que se infiltra en los acuíferos. Y, por último, no hay que perder de vista la perspectiva del cambio climático, ya que la mayor irradiación solar fruto del deterioro de la capa de ozono genera y generará en los próximos años, mayor evaporación del agua.”

Miquel señala que un gasto innecesario de agua potable son las urbanizaciones de la costa y los chalets con jardín. “Los miles de metros cuadrados de jardines tropicales que hay en las casas de la costa consumen hasta seis veces más agua que una vivienda del núcleo urbano. Es un gasto innecesario en medio de la escasez. No podemos usar agua de acuífero para regar jardines”. 

Consumo de la agricultura y ganadería

Otra dimensión del problema del agua es el gasto no regulado –descontrolado según muchos ecologistas– de algunas fincas intensivas dedicadas a la explotación bovina y a la plantación de oleaginosas. El regadío de maíz y sorgo, por ejemplo, se realiza sin controles, ya que ninguna finca cuenta con medidores. El agua en el mundo agrario es gratis. 

Luis Nadal es presidente de la Asociación de Empresarios Agrarios de Menorca. Es l’amo de Bini Llautí Vell y mantiene una finca con vacas frisonas con las que produce leche. Sobre la falta de control en el regadío no responde a elDiario.es, pero sí confirma que “hay 120 o 130 fincas en Menorca que usan agua de acuífero y mantienen explotaciones intensivas de ganado”. “De todas formas, la falta de agua nos afecta a todos por igual” lamenta.

Aunque no se conocen, Miquel tiene una idea para Luis. “Las fincas que producen leche en Menorca acusan un déficit económico que se cubre con subvenciones. Entonces las cuantiosas ayudas públicas que el estado brinda a los productores lácteos, podrían usarse para que el sector se reconvierta en lugar de profundizar el mismo modelo. Utilizar esos recursos para reorientar ese sector, de forma que sea más viable económicamente y de paso ahorramos el enorme problema ambiental que implica el gasto sin control de agua potable”.

Sobre el dispendio de agua en urbanizaciones y domicilios privados en zona de costa, Miquel plantea otra posible solución: “Se podría reorganizar el cuadro tarifario del agua, lo que no quiere decir subir el precio a todo el mundo, sino aplicar sanciones económicas a quienes gasten de más o hagan un mal uso. Otra idea que venimos planteando para quienes quieran tener jardines con plantas no autóctonas, que requieren riego constante, es fomentar el uso de sistemas de recogida de aguas pluviales por domicilio y así aliviar la carga sobre los acuíferos”.

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