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Violencia, desamparo y turnos extra: la dramática situación de las ambulancias en Ibiza y Formentera

Más de 130 turnos extra ha tenido que atender este mes de agosto el personal técnico de ambulancias del Área de Salud de Eivissa y Formentera, que trabaja con una plantilla muy deficiente, “que ni de lejos” puede llegar a cubrir los servicios necesarios durante todo el año y mucho menos en verano, cuando la población de ambas islas se multiplica. Para hacer frente a la demanda de urgencias en Eivissa se dispone de tres ambulancias de Soporte Vital Avanzado, “que son las UVI móviles, que van con un médico, un enfermero y un técnico en emergencias sanitarias”, además de las cuatro de Soporte Vital Básico, que son las ambulancias que tienen entre el 75 y el 80% de la gran carga de trabajo y que están operativas las 24 horas. Asimismo, se cuenta para este servicio con otro vehículo en Sant Agustí todo el año y otro en Sant Joan solo para el verano, los dos en horario diurno. Todas asumen “una carga laboral altamente brutal”, comenta a elDiario.es José Manuel Maroto, presidente del Comité de empresa de la Unión Sindical de Técnicos Sanitarios (USAE).

En Formentera, por su parte, existe una UVI móvil y una ambulancia de soporte vital básico que trabajan las 24 horas que, para que puedan funcionar, dependen de que el personal de Eivissa doble turnos, sin lo cual no podrían tener ni los descansos mínimos. En cuanto al trabajo nocturno, “no hay ningún refuerzo en temporada” y los trabajadores denuncian que operan “con un alto nivel de estrés, dada la presión tanto del volumen de trabajo como psicológica, ya que es la franja horaria en la que más urgencias surgen debido a que gran parte del turismo que acude a Eivissa lo hace por su ocio de noche”, afirma Joan Roig, integrante del Comité de Salud Laboral. El resultado: servicios a los que no se llega porque se está atendiendo otra urgencia, aglomeración de gente que hace muy difícil el acceso al lugar, situaciones violentas y de peligro, carreras, exposición a las cámaras de los móviles invadiendo la intimidad y la operativa del personal técnico, insultos, y todo ello, en una escena de total desprotección.

Una de las técnicas de emergencias, en conversación con elDiario.es, relata una situación al límite: “El otro día me llamaron para atender a una señora que acababa de llegar a la isla y que no quería abandonar el hotel. Su marido había muerto esa misma mañana de un infarto fulminante. Cuando entré en la habitación, la mujer no podía ni hablar, y yo no me pude aguantar y empecé a llorar desconsoladamente, no podía parar, le pedí disculpas. Era un servicio que no nos correspondía, no era ninguna urgencia que yo pudiera solventar, pero, como tantas veces, allí estaba de nuevo intentando capear el temporal, de cortafuegos. Por supuesto, tuve que salir corriendo para atender otro servicio. Como pude me tragué mis lágrimas y continué. No sé qué paso con aquella mujer”.

130 turnos extras de 12 y 24 horas en agosto

“Tenemos un déficit de personal brutal, brutal, brutal”, asegura José Manuel Maroto. “La empresa pública no ha sabido gestionar la situación en la que estamos, aunque tenemos que decir que este es el mejor modelo de gestión porque si dependiéramos de una subcontrata estaríamos aún peor. No obstante, en cinco años no han sido capaces de consolidar una situación laboral óptima y la gente se va de Eivissa. En el mes de agosto se ha llegado a tener la necesidad de cubrir 130 turnos que estaban descubiertos por falta de personal, 130 turnos que son de 12 o de 24 horas, que ha tenido que asumir la plantilla actual como jornada extraordinaria para poder sacar el servicio”, añade.

Tenemos un déficit de personal brutal, brutal, brutal. La empresa pública no ha sabido gestionar la situación en la que estamos, aunque tenemos que decir que este es el mejor modelo de gestión porque si dependiéramos de una subcontrata estaríamos aún peor

La Conselleria balear de Salud, por su parte, desmiente estos extremos, e insiste en que “Eivissa mantiene unos tiempos de respuesta adecuados para las urgencias y óptimos para las emergencias, dentro de la media estatal”. “Las isócronas de las unidades (que son líneas que unen puntos en los que algo ocurre o a los que se llega en el mismo tiempo desde un punto o ubicación dada) siguen siendo buenas y la demanda asistencial es respondida con proporcionalidad y adecuación de medios”, puntualizan. Además, las mismas fuentes aseguran a elDiario.es que actualmente la plantilla estructural de técnicos de emergencias de Eivissa y Formentera está cubierta. “En total a día de hoy tenemos 143 técnicos trabajando”, dicen, aunque sí admiten que “en verano se han producido algunos problemas puntuales por la cantidad de personas que llegan a las dos islas”.

Salarios bajos

Los salarios son otro caballo de batalla. La plantilla asegura que son bajos. “Los nuevos contratos están saliendo al mes limpios unos 1.642 euros por unas 152 horas mensuales, pagas extras incluidas (turnos, horas nocturnas, guardias de 24 horas), que a la mayoría les conviene hacer para redondear un poquito el salario”, comenta José Manuel Maroto. “Es el único atractivo que tenemos actualmente para poder atraer personal. Pero con este dinero actualmente es prácticamente inviable vivir. Tenemos un porcentaje elevadísimo de gente que tiene que estar haciendo turnos extras o trabajando en otros sitios para poder pagarse una vivienda digna”, concreta el presidente del comité de empresa.

“Esos son los de las nuevas contrataciones. Porque yo que soy de las viejas, mi sueldo base está entre 1.300 y 1.400 euros, aunque con mi antigüedad me entra formación como complemento, pero llevo 21 años trabajando. Además, esto es en verano porque en invierno posiblemente no tendremos ningún extra”, puntualiza la técnica. Los representantes sindicales y la trabajadora cuantifican en 10 o 12 las personas las que tendrían que incorporarse a la plantilla fija, calculando sobre el trabajo que desarrollan en estos momentos, y subrayan que “el Servicio de Salud ni siquiera tiene bolsa de empleo”. “Todas las ofertas se hacen son a través del Servei d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB) y se agotan en dos días porque nadie quiere venir en estas condiciones a Balears”, aseveran.

Diferentes convenios y ambulancias con deficiencias

El convenio del sector se firmó entre la Conselleria y los representantes de los trabajadores el pasado mes de mayo, aunque todavía quedan “bastantes flecos que concretar” en las mesas de negociación, “que ni siquiera se han constituido”, cuenta Maroto. “Está totalmente parado, en él se tendría que haber hecho una especie de relaciones de puestos de trabajo, se tendría que haber creado una bolsa legal. Parece que nadie es consciente de lo que puede acarrear el tener esto parado. Además, el personal tiene que presentar todos los papeles en cada ‘apertura’, es decir, cada oferta, aunque ya estés trabajando. Y esto hay que hacerlo igual 30 veces al año”, añade.

Asimismo, se producen agravios comparativos entre la plantilla más antigua y las nuevas contrataciones, asegura la técnica: “Yo que soy de las antiguas, no tengo nada que ver con los nuevos. Por ejemplo, yo tengo el carnet de camión, tengo el catalán y hay gente que viene que ni camión ni catalán y está cobrando más que yo”. Esta situación se produce porque no todas las personas que cubren el servicio tienen el mismo convenio. Unos están dentro del convenio de transporte y otros en el que se tiene que terminar de negociar con el Govern. “Es decir, hay gente que trabaja en las ambulancias, que no dispone de un sueldo ni de un convenio dentro del Servicio de Salud. Lo que pretendemos es que todos estemos en él con las mismas bases salariales”, especifica José Manuel Maroto.

“Le reclamamos y exigimos a la Administración que, por favor, utilicen los medios que tiene a su alcance para conseguir una estabilidad laboral. Esto pasa por que nos reconozcan y que nos apliquen una serie de conceptos. Uno de ellos es el Complemento de Área de Difícil Cobertura, al que ya habíamos llegado con el anterior equipo de gobierno. Además, solicitamos un reconocimiento de la insularidad como lo tienen Canarias y Ceuta y Melilla”, añade Maroto, el presidente del Comité de Empresa. Además, los trabajadores proponen la posibilidad de crear viviendas públicas para trabajadores, ya que “todo ayuda”. Fuentes de Salud aseguran respecto a la finalización del nuevo convenio que, “como es normal, aún están trabajando para adaptarse a todos los puntos”. 

Asimismo, desde el GSAIB (Gestión sanitaria y asistencial de las Illes Balears) aseguran que, a pesar de que la Conselleria anuncie a bombo y platillo que se elimina el requisito del catalán para ejercer en la sanidad pública balear, este no es el problema, sino el precio de la vivienda y la carestía de la vida. “A todo esto le añadimos, para hacer un cóctel molotov perfecto, que incluso la gestión de los recursos operativos como son vehículos y demás, ha sido otro fiasco por parte de esta empresa pública, porque durante estos cinco años se han ampliado los servicios, pero no se han ampliado los vehículos ni el personal”. Pablo Roig explica que tampoco disponen de todo lo necesario en las unidades de Soporte Vital avanzado: “Han tenido ahí una movida con los monitores y hemos denunciado incluso por salud laboral como un riesgo alto de accidente que puede causar muerte porque el material no está anclado, no se cumple normativa”.

Los técnicos sanitarios han solicitado en numerosas ocasiones más formación “para reconocer actitudes de los pacientes” que se pueden prever como agresivas. Además, “fórmulas de control verbal, que en una persona agresiva es un factor muy importante”, comenta el dirigente sindical. Estas clases sí han sido desarrolladas para el personal médico y de enfermería, dentro del PACO (Protocolo de prevención y actuación en los casos de acoso sexual o por razón del sexo, la orientación sexual o la identidad de género).

“Nosotros tenemos al año una formación, pero debido a la variación de la plantilla no llega a todo el mundo. Cuando llega la época estival nadie tiene la formación. Hay cursos muy buenos que se están dando a nivel nacional e internacional de cómo repeler una agresión en el caso de que todo falle si te van a agredir, cómo controlar los movimientos del cuerpo de la persona que te va a pegar, cómo evitar que me pegue, cómo bloquear. Pero, eso sí, si tú me quieres pegar es que no te estás muriendo”, asegura la técnico.

Violencia, miedo y desesperación 

“Toda patología grave que te puedas encontrar en la isla es asumida por Soporte Vital Avanzado. Y si la gravedad del paciente es importante, siempre, siempre, siempre pedimos el apoyo de los compañeros de Soporte Vital Básico”, afirma Maroto. La patología más recurrente que se encuentran los profesionales son las intoxicaciones graves, “mucho paciente psiquiátrico agresivo, que es difícil de controlar y contener, politraumatismos, precipitados y accidentes de tráfico”, dice Roig.

El presidente del comité de empresa lleva 30 años en las ambulancias y 20 en la UVI móvil. “A mí, a título personal, lo que más me estresa son los pacientes psiquiátricos, porque son totalmente impredecibles. Tú puedes ver una persona completamente tranquila y a los diez segundos tienes que estar corriendo. O intentando quitártelo de encima. Por eso, ya se creó un protocolo para el cual íbamos siempre acompañados por policía para atender este tipo de pacientes”. Pero el protocolo no funciona siempre. “Tú llamas a la policía para cualquier cosa y te dicen ‘¿se está muriendo?’ y si les decimos que no, no mandan a nadie, porque están en la misma que nosotros. No hay personal”. Lo que no podemos hacer es tener a compañeros de las unidades de Soporte Vital Básico que desde la central te digan que tienen seis servicios en cola“, lamenta Maroto.

Las situaciones complicadas y extremas las sufren estas personas a diario y durante todo el año, como relata la técnica consultada: “Pasó en el mes de diciembre, un compañero fue brutalmente agredido por una familia en un domicilio de un paciente psiquiátrico, al que no acudió la policía en un primer momento. Sufrió una fractura de tabique nasal, entre otras lesiones físicas. A día de hoy sigue de baja con estrés psicológico. Ve una ambulancia y se echa a temblar. Lleva trabajando con nosotros unos 27 años. Y solo tiene atención psicológica telefónica. Esto es con lo que nos encontramos día a día”.

En verano la situación se complica hasta límites inhumanos en zonas como el West End, en Sant Antoni, una de las zonas demarcadas dentro de la ley de turismo de excesos, o Platja d´en Bossa, donde se sitúa gran parte de la oferta de ocio nocturno. A partir de la hora de cierre de los grandes clubs de Eivissa, tanto Soporte Avanzado como Básico tiemblan ante lo que se van a encontrar. Así lo cuenta la técnica: “Hay momentos en los que tenemos que utilizar técnicas de control verbal, y otros físicas, o tenemos que encerrarnos dentro de la ambulancia y salir por patas, literalmente. Otras veces que ni nos podemos bajar del vehículo y tenemos que hacer caso omiso porque tememos por nuestra integridad. Imagínate una situación con un paciente agresivo, uno conduciendo y otra persona detrás sola y sin policía. U otra en la que la situación es complicada y no es seguro atender a la persona. Escucha, hasta que no lo vea azul no me bajo. Si no veo un entorno seguro, no me bajo. Pero claro, también es muy duro llegar a un sitio, ver a una persona tirada y no poder bajar”.

Ante estas situaciones critican también la actitud de la empresa, “y no digamos de la mutua”, apostilla Maroto. “Se denuncia, pero no siempre la respuesta por parte de la empresa y de las autoridades es la deseada. En la mayoría de los casos son herramientas que se ponen a posteriori de la agresión. Lo que nos hace falta es prevenirla”, declara el presidente del Comité. La plantilla cuenta con un sistema de comunicaciones ante agresiones “muy bueno”, pero que no funciona, según Maroto: “Tenemos unas emisoras portátiles con una especie de botón de pánico. Aprietas el botón durante tres segundos y salta una alarma general solicitando ayuda por un tema de agresión. No funciona”. Tampoco están operativos los sistemas de localización de los vehículos. “Así es que vamos con un teléfono móvil. Si un día hay una catástrofe, lo primero que se cae es la red telefónica; nos encontraríamos completamente tirados. Algunos días hasta hemos trabajado con nuestros teléfonos personales”, puntualiza indignado el sindicalista.

Más agresiones y accidentes de tráfico esta temporada

La técnico pone de manifiesto que esta temporada en concreto ha habido intoxicaciones por alcohol, drogas, violencia de género, “como cada año”, pero lo que más ha notado “han sido muchos accidentes de tráfico y mucha agresión, la gente está muy muy agresiva, está habiendo mucha pelea, y como no hay suficiente policía parece que hay barra libre”. “Y nosotros no nos arriesgamos ya a meternos en una de estas sin la policía. Este año esperé en la carretera de Sant Joan a que pasase el coche de la Guardia Civil cuando me llamaron por una pelea en un domicilio. No tenía recursos para entrar ahí y tampoco es mi trabajo. Estuve esperando una hora y media”, añade.

En otra ocasión, la técnico se ha encontrado con un paciente psiquiátrico fuera de control y ha tenido que avisar con urgencia a Soporte Avanzado para que le administraran sedación. “Para lograrlo tuve que hacer oír a la locutora de la centralita los gritos y los puñetazos para que los llamaran. Un enfermo de este tipo puede estar muy tranquilo y en un segundo la situación se convierte en un infierno. Al final, me metí sin policía, que llegó a la vez que la UVI, pero yo ya estaba allí, en el marrón”, explica.

Maroto cuenta otra situación que vivió hace unas fechas: “Un compañero y yo estábamos de libre y saliendo de cenar en la zona de Platja d´en Bossa vimos que venía una ambulancia. La calle completamente atascada, con la ambulancia muy saturada y se pararon a recoger a una persona. Nos dimos cuenta de que estaban los dos compañeros de Soporte Vital Básico siendo increpados por tres o cuatro amigos del atendido y estaban intentando entrar a la ambulancia a la fuerza. Los compañeros estaban totalmente sobrepasados. Tuvimos que quitarles a la gente de encima. Esas son las situaciones cotidianas que vivimos. Situaciones de ir a recoger a una persona y pelearnos con tres para no entrar en conflicto, es lo más típico de las zonas calientes. Hace unos años en el West le tiraron un botellazo a un compañero. En otra ocasión llegamos y había una persona tirada en el suelo y tres o cuatro amigos agresivos increpando que empezaron a empujar”.

Uno de los casos más espeluznantes que viven “muy a menudo” es el del intento de suicidio. Así lo cuenta la técnico: “A principio de verano estuvimos atendiendo a una persona que se quería tirar desde un balcón, las compañeras intentaron convencerle para que desistiera, pero al final se tiró delante de ellas. Necesitaron apoyo psicológico. Incluso disfrazamos a un policía de sanitario para intentar que se acercara más a él. O sea, lo que tú puedes ver en las películas se queda corto para lo que vivimos. No te puedes imaginar. Luego tuvieron que bajar e intentar que llegara vivo al hospital”. Cuando pasan estas cosas, las personas que intentan salvar vidas no pueden salir del trabajo e irse a casa, necesitan dejar atrás todo lo vivido en el día para que esto no afecte también en sus relaciones familiares. “El único apoyo que tenemos son los compañeros y compañeras o las amistades”, dice Maroto.

¿Y qué es lo más fuerte que han visto? “Es una pregunta que nos hacen mucho por el morbo. Cuando empiezas dices una pierna amputada, una cabeza… pero lo más cruel que se puede vivir es cuando, por ejemplo, hay un atropello y al fallecido le suena el teléfono, lo coges y en la pantalla pone ‘mamá’. Eso es lo más duro”, asegura la técnico emocionada mientras sus compañeros intentan quitarle fuego al asunto.

Cuando empiezas dices una pierna amputada, una cabeza… pero lo más cruel que se puede vivir es cuando, por ejemplo, hay un atropello y al fallecido le suena el teléfono, lo coges y en la pantalla pone ‘mamá’. Eso es lo más duro

El personal técnico apoya una gestión pública

El GSAIB (Gestión sanitaria y asistencial de las Illes Balears) gestiona desde el año pasado el servicio de ambulancias del transporte programado con la internalización de 245 profesionales que antes trabajaban para empresas privadas, después de que el Gobierno socialista de Francina Armengol optara por internalizar los servicios. Además, se gestionan de forma directa 118 vehículos, con un presupuesto de 12,4 millones de euros anuales en toda Balears. Esta gestión privada podría correr peligro con el nuevo equipo de gobierno del PP, que criticó en su momento las medidas del Govern de izquierdas (una coalición de PSOE, Podemos y Més per Mallorca) por la falta de transparencia en las internalizaciones y en los criterios de selección del personal, según declararon en aquellos momentos a la prensa balear.

A pesar de la mala gestión que, según los profesionales de las ambulancias, ha hecho el gobierno de Armengol, el modelo público de gestión “sigue siendo el mejor”. “Al fin de al cabo la empresa privada lo que pretende es un beneficio económico. En la pública tenemos la seguridad de que nuestros salarios están garantizados. Cuando hemos estado en la empresa privada el secuestro de nuestros salarios y pagas extra era una medida muy recurrente de ellos para exigir incrementos en los presupuestos que les facilitaba la Administración, que al fin al cabo nunca llegaron a nosotros, sino que servían de beneficios para la empresa”, asegura Maroto. Este agrega que, además, cuando estaban trabajando para ellos “en muchas ocasiones” iban en vehículos que no reunían las condiciones mínimas. “Tener una Sanidad pública es una garantía para los trabajadores y los usuarios”, especifica.