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De 1936 a 2024, un nuevo Frente Popular francés para una misma tarea: derrotar a la extrema derecha

Léon Blum, líder de la SFIO, pronuncia un discurso ante un retrato de Rosa Luxemburgo en un congreso socialista celebrado en mayo de 1936 en París, Francia.

Andrés Gil

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En mayo de 1936 salió bien. La unidad venía fraguándose desde hacía un año. Era un momento histórico en el que se fundaba el partido fascista francés, proliferaban las ligas ultras, y ya se había producido una intentona golpista de derechas en París –la conocida como crisis de febrero de 1934–.

Era un tiempo en el que Benito Mussolini llevaba en el poder en Italia desde 1922; Adolf Hitler había accedido a la cancillería alemana en 1933; y en España se avecinaba el golpe franquista que derivó en una Guerra Civil de tres años (1936-1939) y en una dictadura de cuatro décadas (1939-1975).

En Francia también había fascistas, como se vio en febrero de 1934. De hecho, al poco de iniciada la Segunda Guerra Mundial se creó un Gobierno colaboracionista con el III Reich, en Vichy, a cargo del mariscal Philippe Pétain –integrante de Gobiernos franceses en el pasado–, a imagen y semejanza del régimen hitleriano.

Pero en aquel mayo de 1936, en el que la izquierda se presentó unida a las elecciones legislativas y operó eficazmente la retirada táctica en la segunda vuelta, el Frente Popular –que había comenzado a gestarse un año antes, en mayo de 1935– logró una victoria arrolladora en las urnas, con más del 50% de los votos, lo que permitió formar Gobierno en junio de 1936 con el socialista Léon Blum como primer ministro (386 escaños de 608).

La constitución del Gobierno de izquierdas amplio –en el que no participó el PCF– vino seguida de los llamados acuerdos de Matignon que, empujados por la movilización social y laboral, fue más allá del vago programa electoral del Frente Popular para comprometer una serie de medidas de profundo impacto social.

Entre otras cosas, los acuerdos de Matignon introducen los derechos sindicales y prevén un aumento salarial de entre el 7% y el 15%, según el sector –alrededor del 12% en toda Francia–; las primeras vacaciones pagadas (dos semanas) y la semana laboral se redujo de 48 a 40 horas.

Para los obreros y empleados que se iban de vacaciones, se crearon billetes de tren con un 40% de descuento; se aprobó una ley sobre la jubilación de los mineros y otra sobre los subsidios de desempleo. Además, se adopta una política de nacionalización en las industrias aérea y armamentística, y después en los ferrocarriles (se crea la SNCF en 1937); y, si bien no se nacionaliza la Banque de France, se refuerza la tutela del Estado. Asímismo, se crea una oficina nacional interprofesional de los grandes cultivos para sostener los precios pagados a los agricultores, duramente afectados por la crisis.

La vida del Frente Popular no fue muy larga, eso sí, asediada por las presiones internas y externas. Navegó oficialmente en la neutralidad durante la Guerra Civil española, lo que de facto suponía dejar hacer a Franco y abandonar a su suerte a la República.

Blum dejó el gobierno al cabo de un año, en junio de 1937, para regresar unos meses en 1938, ya en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, a cuya finalización llegó a ser fugazmente presidente de la República francesa (diciembre 1946- enero 1947).

Nuevo Frente Popular

El nuevo Frente Popular de 2024 toma el nombre de aquel nacido en la Europa de Entreguerras, y surgió tras la victoria arrolladora de Marine Le Pen en las elecciones europeas del 9 de junio pasado. Aquella noche, el presidente francés, Emmanuel Macron, decidió convocar elecciones legislativas, y en la primera vuelta, el 30 de junio, se evidenció que la extrema derecha de Le Pen no sólo acariciaba una victoria electoral para la segunda de vuelta, este 7 de julio, sino que además podría colocar a uno de los suyo, Jordan Bardella, como primer ministro.

La izquierda, ante esta perspectiva, fue un paso más en la candidatura unitaria de 2022, llamada Nupes (Nueva Unidad Popular Escologista y Social), con la que se logró 131 de 577 escaños. Si en aquel momento el candidato a primer ministro era el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, en esta ocasión, dos años después y bajo el paraguas del Frente Popular, es algo que está pendiente de decidirse, llegado el caso.

En la primera vuelta, el pasado domingo, el Frente Popular logró un 28%, cinco puntos por detrás de Agrupación Nacional (33%), y ha sellado una alianza con el macronismo para retirar dos centenares de candidaturas para agrupar el voto contra los nombres de Marine Le Pen en las diversas circunscripciones.

Según cómo opere esa alianza republicana, tendrá mejor o peor resultado el partido de Le Pen. Los conservadores de Les Republicains, de la familia popular europea, no han querido sumarse a esta alianza contra la extrema derecha y han decidido no dar instrucción de voto a sus electores.

Y el Frente Popular español

El Frente Popular se conformó en paralelo al francés y, como el francés, logró en febrero y marzo de 1936 sus objetivos: ganar las elecciones, lograr una holgada mayoría parlamentaria derrotar al bloque de derechas.

Pero la victoria, que llevó a Manuel Azaña a presidir la Segunda República, duró poco: en julio de 1936 el general Francisco Franco dio un golpe que devino en una sangrienta Guerra Civil y en una larga dictadura que mantuvo a España al margen del curso de la historia europea, fundamentada en la victoria sobre el fascismo y el nazismo en la Segunda Guerra Mundial.

La clave reside en el cambio de posición política en la III Internacional –la comunista–, que pasa de no acordar con la socialdemocracia a una apuesta por la unidad popular en defensa de las democracias asediadas por el fascismo a mediados de los años 30, y que cristaliza en la idea del Frente Popular, como explica Santos Juliá en Europa en crisis, 1919-1939.

Si el primer acercamiento oficial entre el PCF y los socialistas franceses (SFIO) para la unidad de acción fue en junio de 1934; en julio de ese mismo año el Comité Central del PCE propone a la dirección del PSOE la firma de idéntico pacto al que se discutía al otro lado de los Pirineos. La estrategia del Frente Popular la ratifica la III Internacional en su VII Congreso, en diciembre de 1935 –seis meses después de haberse formado en Francia–, al tiempo que se firma un acuerdo bilateral franco-ruso, síntoma del giro de Stalin al frente de la URSS, también.

Han pasado 88 años desde 1936, y un nuevo Frente Popular francés se encuentra ante la misma tarea que entonces: parar a la extrema derecha. Sin embargo, de acuerdo con las encuestas y los pronósticos, esta vez la misión parece más complicada. No obstante, será este domingo cuando voten los franceses y alumbren una Asamblea Nacional que se prevé complicada para nombrar un primer ministro y conformar un nuevo Gobierno.

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