El atentado contra Trump eclipsa la campaña y desdibuja aún más a un Biden cuestionado por los suyos

El expresidente Donald Trump ya está en Milwaukee, donde este lunes ha empezado la Convención Republicana que ya le ha coronado oficialmente como candidato republicano a la Casa Blanca para las elecciones del próximo 5 de noviembre. Nunca antes el candidato que iba a ser nominado en una convención había sufrido un atentado tan solo dos días antes de que empezara. Ahora el país está pendiente de ver si Trump optará por un discurso conciliador o si, por el contrario, alimentará el deseo de venganza entre sus seguidores. Mientras tanto, la imagen del republicano “víctima” de una “persecución política” deja a los demócratas aún más maniatados en una campaña electoral ya muy complicada.

Milwaukee, donde se congregará la flor y nata del Partido Republicano, será el escenario desde donde tomar el pulso al séquito de Trump y a las bases más acérrimas. Las primeras horas posteriores al tiroteo, muchos congresistas republicanos aprovecharon la situación para afianzar la imagen de “mártir político”.

En su discurso a la nación del domingo, Biden ya se cubría las espaldas ante futuros ataques: “La convención republicana empieza mañana. No tengo dudas que criticarán mi historial y ofrecerán su propia visión para este país”. Así mismo, pedía a la ciudadanía salir de “los agujeros donde solo escuchamos a aquellos con los que estamos de acuerdo”. 

Poco después del tiroteo, Trump hizo un aparente llamamiento a la “unidad y la ”resiliencia“ contra el ”mal“. La pregunta es si cuando el republicano suba al escenario va a optar por identificar ese ”mal“ como algo concreto contra el que sus seguidores pueden lanzar toda su rabia. El expresidente sabe que tiene en sus manos la oportunidad de jugar a convertirse, pese a su historial, en esa figura conciliadora en medio de una polarización cada vez más extrema. De momento, Trump ya ha avanzado que ha reescrito su discurso del jueves y que será ”muy diferente“ de lo que estaba previsto.

A pesar de ello, Trump ha elegido como pareja en la carrera a la Casa Blanca al senador J.D. Vance, quien las horas posteriores al atentado, dijo que era la campaña del presidente Joe Biden la que provocó “directamente el intento de asesinato de Trump”.

Antes del tiroteo se esperaba que el acto central de la convención fuera una actualización del discurso con el que asumió la presidencia el 2017. Entonces, durante 16 minutos, Trump evocó la imagen de un país que, según él, estaba carcomido por el crimen y una elite política que había olvidado a la gente común. “La masacre estadounidense se detiene aquí y ahora”, dijo el republicano. “A partir de hoy, una nueva visión gobernará nuestro país. A partir de hoy, será solo Estados Unidos primero. Estados Unidos primero”. 

Se allana el camino judicial de Trump

Si la imagen de Trump con el puño alzado ya parecía haberse convertido en el colofón de su campaña, este lunes un nuevo empujón ha llegado desde el frente judicial: la jueza a cargo del caso de los documentos clasificados de Mar-a-Lago, Aileen M. Cannon, ha anunciado que desestima los cargos contra Trump. Cannon, que fue nombrada en el cargo por el expresidente durante su mandato, ha justificado la decisión explicando que el nombramiento del fiscal especial, Jack Smith, había violado la Constitución y que por tanto él no tenía autoridad para llevar el caso. Con ello se da carpetazo definitivo a uno de los dos casos federales que tenía Trump.

El magnate ha celebrado el fallo insinuando, en un mensaje en Truth, la red social que fundó, que la decisión es una muestra de “cómo avanzamos hacía una nación unida, tras los terroríficos hechos del sábado”. Ha añadido que, por el bien de esta supuesta unidad, “el siguiente paso debería ser desestimar rápidamente todas las 'cazas de brujas': el caso del 6 de enero de Washington, el caso zombie de Manhattan, el engaño de Nueva York y los falsos reclamos sobre la mujer que nunca conocí”. Es decir, Trump está pidiendo que se anulen, por el bien de la “unidad del país”, el juicio Stormy Daniels y el de fraude fiscal de Nueva York, además de que se desestime el resto de casos penales que tiene abiertos.

Sin cambios de seguridad 

A pesar del tiroteo en el mitin de Pensilvania, la organización de la convención ha asegurado que no hay necesidad de aumentar la seguridad porque ya era extremadamente estricta. La afirmación contrasta con las duras críticas por parte del sector republicano contra el servicio secreto. Este lunes se ha sabido que el tejado desde donde Thomas Matthew Crooks disparó contra el expresidente ya había sido identificado como una vulnerabilidad antes de que empezara el mitin. 

La imagen de “víctima” que se ha ganado Trump después del tiroteo también afectará a las manifestaciones en contra de la Convención Republicana que se preveían en la ciudad de Milwaukee. Las autoridades de la ciudad ya han acordado mover la zona reservada para este tipo de movilizaciones lejos del Fiserv Forum, el principal salón de la convención, donde ser reunirán los 2400 delegados y el resto de asistentes.

Más limitaciones para los demócratas

El atentado contra Trump no solo es un duro golpe para los demócratas en la carrera electoral, sino que limita aún más sus opciones. Con un Biden completamente debilitado y en crisis, uno de los pocos recursos que tenían para seguir reflotando la campaña era volver a poner en el foco en Trump como una “amenaza” para el país, intentar volver a encarrilar la campaña en una lucha de propuestas electorales y no imágenes. 

El viernes, justo el día antes del tiroteo, Biden dio un enérgico discurso en Detroit en el que acusó a los críticos de su partido y a la prensa de haber dado “vía libre a Donald Trump”. Las dos últimas semanas el foco ha estado sobre Biden con un intenso escrutinio de cada uno de sus gestos, buscando restos de los tartamudeos vividos durante el debate de la CNN contra Trump. En un intento por desviar la atención, el presidente recordó en el mitin del viernes que “los norteamericanos quieren un presidente, no un dictador”.

Ahora, con Trump capitalizando la imagen de “víctima política” y los republicanos señalando a Biden como “culpable” del tiroteo por el uso de este tipo de retórica, los demócratas lo tienen aún más difícil.