“La historia estaba mirando cuando las potencias del Eje se rindieron”. El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha arrancado su discurso de bienvenida ante los miembros de la OTAN el martes por la tarde (hora local) recordando el momento de su fundación, en ese mismo punto, el Auditorio Andrew W. Mellon de Washington, hace 75 años. Biden ha defendido que hoy la Alianza es “más fuerte que nunca” y ha anunciado el envío de cinco sistemas de defensa aéreos, incluidos cuatro Patriot, a Ucrania.
Al mismo tiempo, el país, y más concretamente el Partido Demócrata, estaban mirando cada uno de los gestos del presidente, buscando restos de los tartamudeos vividos durante el desastroso debate de la CNN contra Donald Trump. Verbalmente, Biden ha enviado un mensaje de unidad ante la amenaza rusa. Físicamente, ha defendido que a sus 81 años sigue capacitado para ser el candidato el próximo 5 de noviembre.
La “histórica donación”, realizada entre Estados Unidos, Alemania, Países Bajos, Rumanía e Italia, cumple con una de las peticiones más repetidas por parte de Ucrania en los últimos meses de conflicto. Los sistemas de defensa antiaéreos permitirán a las tropas de Volodímir Zelenski proteger infraestructuras como el hospital infantil de Kiev, que fue abatido este lunes bajo misiles rusos. El ataque aéreo, que ha dejado al menos 41 personas muertas y ha afectado también otras zonas del país, es uno de los más mortíferos en meses.
El anuncio del envío de sistemas antiaéreos es un preludio de las ayudas económicas y militares para Ucrania que se darán a conocer durante la cumbre de la OTAN. En los próximos días se espera que los aliados ofrezcan a Kiev un plan de ayuda militar valorado en 40.000 millones de euros y la creación de un destacamento militar en Alemania que se encargara de coordinar el entrenamiento y equipamiento de las tropas ucranianas, según ya avanzó el lunes el director para Europa en el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, Michael Carpenter.
“Putin quiere nada menos que la subyugación total de Ucrania”, ha denunciado Biden, que ha añadido: “Y sabemos que no se detendrá en Ucrania”. Como ya hizo durante el discurso del Estado de la Unión el pasado mes de marzo, el presidente ha dibujado Ucrania como la línea de contención contra el avance ruso: “El momento para defender la libertad y la democracia es ahora y el lugar es Ucrania”.
Rusia no ha sido el único país que Biden ha citado como principal amenaza para la Alianza, el presidente también ha señalado Irán, Corea del Norte y China como potencias que quieren “que la OTAN falle”. En este sentido, ha resaltado la importancia de la OTAN en el contexto geopolítico actual como garante de la “paz” y la “democracia”, frente a “los autócratas que quieren cambiar el orden mundial”. “Este es un momento crucial para Europa y la comunidad transatlántica, y yo añadiría que para el mundo”, ha afirmado.
El fantasma de las amenazas de Trump
Como muestra de que la Alianza ahora es más fuerte que nunca, y contestando a las críticas de Trump sobre el gasto que supone para Estados Unidos la OTAN, Biden ha remarcado que actualmente “ya hay 23 países miembros” que destinan el 2% de su PIB en defensa. “Cuando llegué a la presidencia el 2020, solo había nueve”, ha señalado Biden.
Las declaraciones de Trump diciendo que “animaría” a Putin a atacar a los países miembros que no contribuyen suficiente en la defensa colectiva de la Alianza ya despertaron la inquietud de los socios europeos. Las últimas encuestas, que a tan solo cuatro meses de las elecciones proyectan a Trump por delante de Biden por un ancho margen, agravan la sensación de dependencia e indefensión ante Washington. Es por ello que Biden ha querido resaltar que “una sobrecogedora mayoría bipartidista de estadounidenses entienden que la OTAN nos protege a todos. El hecho de que el Partido Demócrata y el Republicano estén aquí presentes es otra muestra”.
A pesar del mensaje de calma enviado por el presidente, el Viejo Continente ya hace tiempo que ha empezado a invertir más en capacidad militar para poder ser autosuficiente ante Estados Unidos. De hecho, otro de los objetivos de la cumbre que se celebra en Washington será blindarse ante un posible segundo mandato de Trump. No solo por su postura respecto a los países aliados, sino también por su voluntad de dejar de enviar asistencia militar y económica a Ucrania.
Antes de finalizar su discurso de inauguración, Biden ha hecho entrega de la Medalla Presidencial de la Libertad al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, por su labor al frente de la Alianza. Momento en que todos ojos se han puesto sobre las manos del presidente mientras cerraba por detrás del cuello de Stoltenberg el broche. Unos pocos segundos que volvían a poner a prueba las capacidades físicas de Biden, quien ha conseguido abrochar la medalla con éxito.