En un discurso solemne, con la voz entrecortada en ocasiones, Joe Biden ha comparecido ante la prensa tras el doble atentado de este jueves fuera del aeropuerto de Kabul, que ha dejado decenas de muertos y heridos, entre ellos varios soldados estadounidenses. “A aquellos que han realizado este ataque y a todos los que desean dañar Estados Unidos: no perdonamos, no olvidamos, os daremos caza y os haremos pagar”, ha dicho. Además, ha añadido que ha dado orden a su cúpula militar para que elabore planes con el fin de encontrar y castigar a los “líderes y las instalaciones” de ISIS en Afganistán.
A preguntas de los periodistas sobre la posibilidad de enviar más tropas, el presidente ha dicho que si hicieran falta estaría dispuesto hacerlo, pero que tras consultar con su cúpula militar no cree que sea necesario. “No harán falta grandes operaciones militares para dar con los terroristas”, ha dicho.
El presidente ha recordado que la amenaza de un ataque terrorista por parte del llamado ISIS-K (o ISIS-J), la rama afgana del Estado Islámico, era una posibilidad de la que los servicios de inteligencia eran conscientes y que ello no va a cambiar la estrategia de EEUU en Afganistán: “Vamos a completar esta misión. Los terroristas no van a impedir que cumplamos esta misión. Vamos a continuar la evacuación”. En cuanto a los estadounidenses que sigan en el país tras el 31 de agosto, ha dicho que seguirán intentando sacarlos de allí incluso después de esa fecha.
En su alocución, en la que ha recordado la figura de su hijo, excombatiente en Irak y Kosovo, fallecido de un cáncer cerebral, Biden ha dicho conocer cómo se sienten los familiares que este jueves han perdido en combate a sus seres queridos. “Las vidas que hemos perdido hoy han sido dadas al servicio de la libertad, la servicio de Estados Unidos y al servicio de las vidas de los demás. Los caídos hoy eran héroes que participaban en una operación de evacuación aérea como no se ha visto en la historia”.
Esta ha sido la primera vez que el mandatario ha hablado públicamente del atentado, el primer ataque mortal sufrido por tropas estadounidenses en Afganistán desde febrero de 2020. El presidente había cancelado toda su agenda programada para este jueves, en la que había un encuentro con el primer ministro israelí, Naftali Benet, que ha sido aplazado al viernes, y ha pasado la jornada siguiendo de cerca los acontecimientos en Afganistán reunido con sus asesores.
El ataque se ha producido a cinco días de la fecha marcada por el propio Biden para el final de la misión de evacuación y la retirada de tropas de Afganistán, el 31 de agosto. EE UU cree que un suicida del grupo terrorista Estado Islámico (EI) detonó una bomba en uno de los accesos al aeropuerto de Kabul, la llamada Abbey Gate, mientras que otro hizo estallar los explosivos que llevaba encima cerca del Hotel Baron, situado en las proximidades del aeródromo, lo que fue seguido por un ataque armado.
Fuentes sanitarias de Afganistán han informado, además, de la muerte de 60 civiles afganos y que otros 150 han sufrido heridas.