Joe Biden permite a Ucrania utilizar armas norteamericanas para atacar territorio ruso

A principios de semana, el secretario general de la OTAN elevó la presión para que los aliados permitieran que Ucrania pueda atacar Rusia con las armas que le fueron prestadas. A pesar de que Estados Unidos era uno de los países reticentes a hacerlo, por el miedo de acabar en una confrontación directa con un país que tiene armas nucleares, el presidente Joe Biden finalmente ha autorizado a Kiev para atacar territorio ruso con armas norteamericanas, según ha publicado Político este jueves

El medio norteamericano revela que Washington habría dado luz verde en secreto a Ucrania para que realice ataques limitados contra objetivos rusos en la frontera de Járkov, donde a principios de mayo Rusia abrió un nuevo frente. Las reticencias de Biden a dar el paso no eran gratuitas: hace días que Moscú amenaza con que habrá consecuencias si los aliados occidentales autorizan al presidente ucraniano el uso de sus armas en territorio ruso. 

El permiso que ha concedido Biden a Ucrania limita el uso de las norteamericanas únicamente en los contraataques en Járkov. Las tropas ucranianas pueden utilizar cohetes y lanzacohetes proporcionados por EEUU para atacar objetivos que se encuentran al otro lado de la frontera noreste con Rusia. Así mismo, Washington mantiene la prohibición de los ataques de largo alcance dentro de Rusia y descarta su uso contra objetivos civiles. 

La Casa Blanca aún no ha dado explicaciones sobre el porqué de este cambio de estrategia. Járkov es la segunda ciudad más grande de Ucrania y el nuevo frente que ha abierto allí Rusia está obligando a desviar más tropas a esta región, dejando otras zonas más vulnerables a los ataques de Moscú. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya ha reconocido que sus hombres han perdido terreno en esta zona. Los bombardeos contra la capital y las localidades de esta región ya han provocado un nuevo éxodo de personas dentro del país mientras los combates continúan. 

A finales de la semana pasada, Biden autorizó un nuevo paquete “urgente” de ayuda militar para Ucrania valorado en 275 millones de dólares. La remesa estaba compuesta de elementos de defensa, entre ellos sistemas de lanzacohetes HIMARS, para que el ejército ucraniano pudiera seguir manteniendo el flanco de Járkov. El envío, que se aprobó mediante el uso de la Autoridad Presidencial de Transferencia para el apoyo militar, debería llegar a las tropas ucranianas en cuestión de días. 

Estados Unidos no es el único país que ha permitido que Ucrania utilice sus armas contra Rusia. El primero en dar el paso fue el Reino Unido, que a principios de mes defendió la necesidad de permitir que Kiev pueda utilizar las armas de los aliados para atacar Rusia. “De la misma manera que Rusia está atacando el territorio de Ucrania, podéis entender perfectamente por qué Ucrania siente la necesidad de asegurarse que se está defendiendo”, dijo el ministro de Exteriores, David Cameron, desde Kiev. 

Desde que estalló el conflicto el febrero del 2022, una de las principales preocupaciones de los aliados occidentales era que el uso de sus armas contra Rusia se pudiera interpretar como un ataque que escalara la guerra a nivel global. Dos años más tarde, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, está empujando a los estados miembros de la alianza para que levanten las restricciones que impiden a Ucrania atacar territorio ruso con las armas prestadas. 

Francia, los países bálticos y Polonia también se ha mostrado favorables a la petición de Stoltenberg, quien pide a los países conseguir llegar a un acuerdo común. Aun así, no se trata de una decisión conjunta, sino que cada aliado tiene que negociar unilateralmente con el gobierno ucraniano qué uso puede dar al armamento que le suministra.