Bolsonaro redobla los ataques contra Lula para recortar distancia en los primeros días de campaña en Brasil

Un cambio de última hora en el debate entre candidatos a las elecciones de Brasil del próximo 2 de octubre puso en evidencia la polarización que sufre el país, agravada aún más en los últimos días por el inicio oficial de la campaña electoral el pasado 16 de agosto. Para que Jair Bolsonaro y Lula da Silva no estuviesen juntos en el plató, se cambió la disposición de los candidatos poco antes de empezar. A su llegada, Bolsonaro, que mantiene una estrategia agresiva, dijo que no le importaba estar al lado de Lula, pero que no iba a dar la mano “a un ladrón”. Según publicó el medio Folha de S. Paulo, se trató de una petición de los equipos de ambos candidatos.

El presidente de ultraderecha también llamó “expresidiario” a su rival y dijo que el Gobierno de Lula fue “el más corrupto de Brasil”. Por su parte, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) eligió un tono más moderado para no confrontar de manera directa con Bolsonaro, ya que su estrategia pasa por atraer a una amplia coalición de votantes contrarios al actual presidente para asegurarse la victoria.

La semana pasada, Lula consideró que la polarización es “saludable y estimulante”. “Lo importante es que no confundamos la polarización con el estímulo al odio”, añadió. El político advirtió que en caso de llegar nuevamente al poder dialogará con todo el Parlamento y no hará el papel de “bobo de la corte” de Bolsonaro, quien, a su juicio, “no manda nada, no cuida del presupuesto y es rehén del Congreso Nacional”.

Por su parte, Bolsonaro declaró después del debate que antes de su mandato había una “falsa armonía” en política. “Por nuestra parte, no hay interés en la confrontación. ¡Lo que queremos es servir al pueblo y no a otros intereses!”. Finalmente, publicó un vídeo de Lula hablando sobre la pobreza junto a la intervención del mandatario calificando esos datos como falsos. “El diablo es el padre de la mentira. El ladrón es su embajador en la tierra”, escribió.

Las encuestan mantienen a Lula como favorito para presidir el país, pero Bolsonaro ha recortado puntos en las últimas semanas. Según la encuesta del Instituto Paraná Pesquisa publicada el pasado miércoles, Lula obtendría el 41,7% de los votos en la primera vuelta y Bolsonaro el 37%. En comparación con el 2 de agosto, la distancia entre ambos se reduce de 5,5 puntos a 4,7.

Las encuestas también dan una ventaja a Lula en la segunda vuelta. Según Datfolha, el 37% de los votantes que no tienen intención de votar a Bolsonaro o a Lula en la primera vuelta dice que optará por el candidato del PT en la segunda. El 36% dicen que votará en blanco o nulo y el 22% lo hará al actual presidente.

Mensajes golpistas

Durante el debate, Bolsonaro calificó de “activismo judicial” las acciones de Alexandre de Moraes, el magistrado de la Corte Suprema que ordenó el registro e incautación de posibles pruebas en las residencias de ocho empresarios aliados del presidente, acusados de compartir mensajes golpistas en las redes sociales.

Los mensajes intercambiados en un grupo de Whatsapp fueron divulgados por el diario Metrópoles al día siguiente de arrancar la campaña y, después de estallar la polémica, los empresarios admitieron formar parte del chat, pero negaron haber defendido cualquier acto inconstitucional y se ampararon en su derecho a la libertad de expresión.

“Prefiero el golpe [de Estado] que el regreso del PT. Un millón de veces. Y ciertamente nadie dejará de hacer negocios con Brasil. Como lo hacen con varias dictaduras en el mundo”, decía uno de los mensajes.

Actualmente, existe cierto temor ante “posibles desviaciones en el comportamiento” de agentes del cuerpo de policía, que en los últimos años se ha envuelto más en temas políticos, según señaló la estatal Agencia Brasil, que también citó que este año hay “un número récord de policías militares candidatos”. Ante este malestar, los mandos de la Policía Militar de los 27 estados brasileños garantizaron el pasado miércoles al Tribunal Superior Electoral (TSE) que “las tropas están bajo control” con vistas a los comicios de octubre.

En los chats también se dieron conversaciones donde los empresarios sugerían pagar bonificaciones a los empleados que votaran en las elecciones lo que ellos quisieran. “Alguien del grupo ha dado una gran idea, pero tenemos que ver si no está prohibida. Dar una bonificación en metálico o un premio legal a todos los empleados de nuestras empresas”, dijo uno de los empresarios. “Creo que sería una compra de votos... complicada”, respondió otro.

Además, criticaban las encuestas de votos por estar “manipuladas”. “El Tribunal Supremo Electoral es una costilla del Supremo, que tiene 10 magistrados del PT. Bolsonaro gana los votos, pero puede perder las urnas. Hasta ahora, millones de votos anulados en las últimas elecciones corren a escondidas de los tribunales. No ha habido ninguna explicación”, escribió uno de ellos.

Reprendido por la Justicia

El argumento de un posible fraude electoral lo lleva usando el presidente toda la campaña. Hasta tal punto que, el pasado miércoles, la Justicia electoral de Brasil determinó que fueran retirados de internet los vídeos en los que Bolsonaro atacaba, sin pruebas, la fiabilidad del sistema electoral brasileño del país durante una reunión con un grupo de embajadores extranjeros. 

El líder ultraderechista reunió a los embajadores extranjeros en la residencia oficial de la Presidencia en julio para criticar el sistema. En esa cita, el mandatario dedicó 45 minutos a su campaña de contra las urnas electrónicas que se usan en el país desde 1996, sin que desde entonces haya habido denuncias de fraude.

En su exposición ante los diplomáticos, Bolsonaro también sugirió que algunos miembros del TSE “conspiran” para favorecer en las elecciones de octubre próximo al expresidente Lula da Silva. Para el magistrado Mauro Campbell Marques, del TSE, la declaración de Bolsonaro a embajadores “parece configurar abuso en el ejercicio de la libertad de expresión” y puede afectar el desarrollo de las elecciones al “diseminar informaciones falsas” relativas al sistema de votación.

Paralelamente, la Procuraduría General de la República ha iniciado un análisis preliminar para determinar si Bolsonaro incurrió en un delito, pero ha descartado la apertura de una investigación formal por el momento. La socióloga Esther Solano dijo a elDiario.es en una entrevista que hay un “riesgo alto” de que el presidente no reconozca el resultado electoral.

El presidente de Brasil dijo el pasado lunes que respetará el resultado de las elecciones de octubre si los comicios se realizan de una forma “limpia y transparente”. “Sea cual sea el resultado, con elecciones limpias y transparentes, los resultados tienen que ser respetados”, dijo Bolsonaro en una entrevista al canal Globo.

Unir a la izquierda

Durante el debate, Lula aprovechó para intentar tender puentes con el candidato de centroizquierda, Ciro Gomes, que se sitúa como la tercera opción más votada tras Bolsonaro, a pesar de la reticencia de Gomes, que lo calificó como un “encantador de serpientes”. “La razón de mi distanciamiento es que Lula se dejó corromper”, dijo el líder del Partido Democrático Laborista (PDT), haciendo referencia a los escándalos de corrupción.

La candidatura del PT está respaldada por 10 partidos, representa así la mayor alianza electoral en un país con una gran fragmentación de su sistema de partidos. Geraldo Alckimn, histórico rival de Lula, será el candidato a vicepresidente. La fórmula busca crear una propuesta electoral lo más amplia posible para competir contra Bolsonaro.

En este sentido, Lula ha optado por no erigir un discurso basado en la venganza ni el odio después de 580 días entre rejas por una condena que terminó siendo anulada por el Tribunal Superior de Justicia y el juicio político que en 2016 acabó con el Gobierno de su sucesora, Dilma Rousseff.

Desde entonces, el expresidente ha conseguido victorias en los tribunales brasileños y actualmente no tiene ninguna causa penal abierta en su contra. Hace unas semanas, el magistrado Ricardo Leite de la Justicia Federal de Brasilia archivó una denuncia presentada en 2017 contra Lula por supuesta obstrucción a la justicia.

Lula, sobre la corrupción

Durante el debate, Lula dijo que está “mucho más limpio” que Bolsonaro porque fue “juzgado y declarado inocente por el Supremo y por la ONU” y aseguró que “solo fue preso” por motivos políticos para que Bolsonaro pudiera ganar las elecciones. El pasado jueves, sin embargo, el líder del PT reconoció que se cometieron errores y hubo actos de corrupción durante su gobierno y el de Rousseff, ambos del PT.

“No se puede decir que no hubo corrupción si hubo gente que confesó”, dijo Lula en una entrevista con el medio brasileño Globo. Pero atribuyó esos actos a individuos y no a un plan orquestado por su partido.

“Podría haber escogido un procurador que archivase los procesos o un jefe de la Policía controlado por mí y no lo hice, o hacer un decreto de sigilo de cien años para mí y para mis hijos”, dijo Lula en referencia a Bolsonaro. “No quiero amigos en el Ministerio Público o en la Policía Federal. Veo maravilloso denunciar la corrupción”, añadió.

Lula criticó la actuación e intervención de Bolsonaro en instituciones que combaten la corrupción. “La Policía Federal tuvo en mi Gobierno la mayor libertad de la historia”, dijo Lula, para quien la Operación Lava-Jato, que destapó un escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y las grandes empresas constructoras, “se pasó del límite cuando entró en política”.

El voto de las mujeres

Uno de los momentos más tensos del debate fue cuando el presidente acusó a la periodista Vera Magalhaes de “mentir” y “tomar partido” con una pregunta que le formuló a otro candidato y, con tono irónico, le dijo que cree que la periodista siente “alguna pasión” por él.

“Vera, no podía esperar otra cosa de ti. Creo que duermes pensando en mí. Tienes algo de pasión por mí. No puedes tomar partido en un debate como este, hacer acusaciones mentirosas sobre mí. Eres una vergüenza para el periodismo brasileño”, dijo Bolsonaro.

Maíra Kubík Mano, profesora en Estudios de Género y Diversidad de la Universidad Federal de Bahía califica como “desastrosa” la política de Bolsonaro con las mujeres. Kubik dice a elDiario.es que esa política se basa en que las mujeres “están atadas” a la familia, “lo que supone un enorme retroceso desde una perspectiva feminista”, añade. “Es evidente que lo que quieren es que la mujer esté en el lugar tradicional de la división sexual del trabajo, es decir, en una posición inferior con respecto al hombre”, dice la profesora.

Pero Lula tampoco ha salido bien parado en materia feminista en el debate. Cuando le preguntaron si su Gobierno, de convertirse en presidente, sería paritario, el líder del PT evitó comprometerse y dijo que nombraría a “personas con capacidad para ocupar determinados puestos”. “Lo que no se puede hacer es comprometerse numéricamente. [...] No voy a comprometerme porque si no es posible pasaré por mentiroso”, dijo.

La periodista Aline Gatto Boueri, colaboradora en Gênero e Número, dice que Lula “pareció poco cómodo” cuando le preguntaron por un Gobierno paritario. “Como si no dominara el asunto, que es una demanda de una parte significativa de su base”, señala Gatto, que dice que el expresidente “perdió la oportunidad de reivindicar” que el PT fue el partido por el cual se eligió a la única mujer presidenta de Brasil. 

La periodista también resalta la importancia de las mujeres en estas elecciones dado que componen el 53% el electorado brasileño. “Ese voto está en el centro de la disputa hoy, porque es el que puede definir la elección en primera vuelta. Esperaba que políticas públicas pensadas para corregir las desigualdades de género estuvieran mejor elaboradas en el debate”, dice Gatto.