El primer ministro británico, Boris Johnson, ha sufrido este martes la mayor rebelión interna en el Parlamento desde que llegó al poder, ante el rechazo que generó entre los conservadores la exigencia de un certificado COVID para entrar en discotecas y eventos multitudinarios.
A pesar de su holgada mayoría en la Cámara de los Comunes, Johnson ha necesitado el respaldo de la oposición laborista para sacar adelante la medida por 367 votos a favor y 124 en contra, de los cuales 99 fueron conservadores.
En una votación previa, los parlamentarios aprobaron asimismo la reimposición de mascarillas en la mayoría de espacios públicos interiores por 441 votos frente a 41, con el rechazo de 38 conservadores.
Entre otras medidas, el Gobierno de Johnson anunció la semana pasada su intención de obligar de mostrar un certificado de vacunación, o bien un test de COVID negativo, para acceder a diversos espacios públicos. “No queremos una sociedad en la que se pidan papeles y se prive a las personas de su libertad”, ha argumentado durante el debate de hoy el “tory” Tim Loughton.
El también conservador Mark Harper, uno de los cabecillas de la revuelta “tory”, ha acusado a su propio Gobierno de haber entrado sin necesidad en un “modo de pánico y emergencia”. El ministro de Sanidad, Sajid Javid, ha sostenido por su parte que las medidas propuestas son “proporcionadas” ante la amenaza de la nueva variante ómicron.
La cifra de contagios diarios publicada hoy en el Reino Unido ha alcanzado este martes los 59.610, si bien las autoridades sanitarias estiman que la cantidad real de infecciones diarias por la variante ómicron puede haber alcanzado las 200.000.