La guerra se alarga, ya van para cinco meses desde aquel 24 de febrero en que Vladímir Putin inició la invasión de Ucrania. Desde entonces, “se suceden los bombardeos de infraestructuras civiles, con víctimas civiles”, relata el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell: “Rusia está usando, además, la violencia sexual como arma de guerra, al igual que la crisis energética y de alimentos”.
¿Y cuánto podrán aguantar las sociedades europeas estos niveles de inflación, de precios energéticos, con la amenaza rusa de cortar el gas en invierno? “Las sociedades europeas no pueden permitirse estar fatigadas”, ha afirmado Borrell, en el día en el que los ministros de Exteriores de la UE han acordado otros 500 millones para comprar armas para Ucrania a través de la Facilidad de Paz, que eleva a 2.500 millones de euros el total destinado a armas: “En el cansancio democrático se apoya Putin. Él cree que las democracias son frágiles, que cada nueva noticia esconde la anterior. Pero es que nosotros no nos podemos permitir ese cansancio democrático. Los Estados miembros de la Unión y sus gobiernos tienen que seguir asumiendo y defendiendo la decisión que adoptaron sobre medidas restrictivas para con la economía rusa y a eso han de atenerse. Y además han de seguir ejerciendo presión sobre la economía rusa, sabiendo que tampoco va a ser algo milagroso. Pero lo tenemos que hacer. Tanto como estemos apoyando a Ucrania militarmente”.
“Usamos los mecanismos que están a nuestro alcance”, ha dicho Borrell: “Hay aumento de precios de la energía, y de los productos alimentarios. ¿Cómo no los va a haber? Hay un incremento de los precios de la energía. Claro que los hay. ¿Y de los productos alimentarios? Claro que los hay. ¿Cómo no los va a haber? Si hay 20 millones de toneladas de trigo que no llegan a los mercados, es evidente que los mercados van a reaccionar al alza. Pero esas son consecuencias de la guerra. Las guerras tienen estas consecuencias. Afortunadamente nosotros no sufrimos bombardeos como los ucranianos ni tenemos que exiliarnos de nuestras casas. Pero sí, el mundo entero sufre las consecuencias de una guerra y de las políticas que Putin está usando para acompañar esta guerra. La guerra se hace con armas de fuego en el territorio donde la guerra tiene lugar y también se hace bloqueando el acceso de los alimentos a los mercados. La sociedad europea tiene que ser consciente de que ésta es una prueba de resistencia y nosotros tenemos que tener la resistencia suficiente para seguir apoyando a Ucrania. No tenemos otra solución. Ellos tampoco”.
“En torno a la mesa no ha habido fisuras”, ha dicho el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, “todos estamos de acuerdo en que tenemos que continuar con el apoyo a Ucrania, que las sanciones están dando los resultados esperados, pero que necesitan también un tiempo para desplegar su impacto completamente”.
Albares ha argumentado que “España está en una situación especialmente favorable por la bajísima dependencia del gas ruso. Es especialmente favorable porque tenemos, junto con Portugal, el 50% de la capacidad de regasificación de gas natural licuado, y estamos dispuestos a colaborar y ayudar y a ser solidarios”.
El jefe de la diplomacia española ha añadido: “Los españoles tienen que ser conscientes de que estamos ante una crisis global causada por la decisión de un solo hombre y su guerra, que es Vladímir Putin. Pero nosotros estamos mejor preparados energéticamente que otros, que tiene una mayor dependencia del gas ruso, y el impacto en los suministros para España no es un problema tan enorme como en otros países de la Unión Europea”.