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La búsqueda de una relación autónoma entre la UE y China genera tensiones entre los 27

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —
15 de abril de 2023 22:36 h

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Un socio con el que colaborar, un competidor difícil y un rival sistémico. Tres definiciones que pueden parecer incluso contradictorias para definir la relación de la UE con China. Son las reglas de juego que los líderes de los 27 establecieron el pasado mes de octubre en la antesala de la preparación de la búsqueda de una aproximación al gigante asiático que está evidenciando las diferencias en el club europeo e incluso aflorando tensiones. 

Y es que la UE lleva tiempo buscando su sitio en un mundo polarizado. Al tiempo que Bruselas está embarcada en prepararse para la guerra comercial desatada entre EEUU y China y buena parte de sus políticas en los últimos meses se han encaminado a reducir al máximo la dependencia del régimen de Xi Jinping ante la desconfianza que suscita, la UE ha reactivado las relaciones diplomáticas a distintos niveles sin perder de vista la relación estratégica con Estados Unidos. 

“Los esfuerzos van en la misma dirección. Nadie en Europa, como se llame el Gobierno o el miembro de la Comisión, quiere una desvinculación de China e ir a dos bloques en este mundo. Todos dicen que necesitamos reactivar con China, pero hacerlo responsablemente y en base a los intereses europeos. No podemos ser ciegos a los riesgos y dependencias”, resume una fuente europea. 

Eso es lo que defendió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en un discurso en el que sentó las bases de la relación antes de viajar a Pekín. Allí repitió el mismo mensaje. Ante Xi Jinping, la jefa del ejecutivo comunitario se quejó de los “desequilibrios” en las relaciones comerciales. Además, la dirigente alemana dejó claro que la relación de la UE con China dependerá de la posición que mantenga con Rusia respecto a la guerra de Ucrania. En la UE han llegado a la conclusión de que sólo Xi Jinping puede convencer a Vladimir Putin.

El tono de Von der Leyen fue mucho más duro que el del presidente francés, Emmanuel Macron, a quien acompañaba en esa visita. “Sé que puedo contar con ustedes para hacer que Rusia entre en razón y para llevar a todo el mundo a la mesa de negociaciones”, dijo el líder liberal, a quien Xi Jinping recibió con todo el lujo no sólo en Pekín sino también en una cena en Cantón. Macron, que viajó acompañado de empresarios, consiguió réditos económicos, entre ellos un pedido a Airbus de la compañía de alquiler china CASC por 160 aviones.

Fue Macron, cuya visita ya había generado suspicacias en los aliados desde el anuncio, quien desató la tormenta. Si Pekín pide una mayor autonomía a la UE respecto de Estados Unidos, fue precisamente lo que defendió el presidente francés nada más despegar tras su viaje a China. En una entrevista concedida a los diarios Les Echos y Politico durante el vuelo de regreso, Macron defendió la necesidad de que los 27 tengan una “autonomía estratégica” y sean un “tercer polo” respecto a esas dos potencias enfrentadas. 

Macron defendía que los europeos no pueden ser “vasallos” de sus aliados, en referencia a EEUU. Y se refería específicamente a Taiwán, que es uno de los focos de tensión entre China y el país norteamericano. “Lo peor sería creer que nosotros los europeos tendríamos que seguir en este asunto y adaptarnos al ritmo de Estados Unidos y a una sobrereacción de China”, argumentaba Macron en un momento en el que China había desplegado maniobras militares con simulación de ataques desde portaaviones en torno a la isla en respuesta al viaje de la presidenta, Tsai Ing-wen, a California. 

“Queremos buenos amigos, queremos socios, pero siempre queremos estar en una posición de poder elegirlos, no depender de ellos”, se reafirmó en un acto unos días después en La Haya en el que advirtió a los europeos de que si se pierde soberanía y se depende de otras potencias “ya no decidirán por sí solos”. 

La posición respecto a Taiwán situó a Bruselas en una posición compleja y tensionó a los socios a los dos lados del Atlántico. En el gobierno comunitario se esforzaron por dejar claro que la postura respecto a la isla no ha cambiado. “Hay una política bien establecida que es la de 'una sola China' y continuamos haciendo un llamamiento a la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán y nos posicionamos de manera clara contra cualquier deseo de cambio unilateral del ”statu quo', en particular con el uso de la fuerza“, respondió el portavoz. La UE tiene importantes relaciones comerciales con Taiwán, pero no lo reconoce como un estado soberano. 

El que más ha alzando la voz frente a Macron ha sido el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, que precisamente iniciaba un viaje en EEUU. “Miran con miopía a China para poder vender más productos de la Unión Europea allí a un coste geopolítico enorme, haciéndonos más dependientes de China y no menos”, expresó en Washington, con quien tiene una mayor alineación. “No se puede proteger a Ucrania hoy y mañana diciendo que Taiwán no es asunto suyo”, advirtió, según recoge AFP: “Creo que, Dios no lo quiera, si Ucrania cae, si Ucrania es conquistada, al día siguiente China podría atacar, puede atacar, Taiwán”. En términos similares se había pronunciado el líder del PPE, Manfred Weber, en una entrevista en la que aseguró que la UE debía “estar del lado de Ucrania y de Taiwán”.

De nuevo esas declaraciones incomodaron en Bruselas, donde recordaron que no se está en una situación bélica en torno a la isla. 

Más diplomática fue la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, que se desmarcó de Macron al asegurar que Europa “no puede ser indiferente” a las tensiones sobre Taiwan durante su visita a China y defendió el establecimiento de alianzas con socios que comparten los valores europeos en referencia a EEUU cuando se encaran “amenazas de seguridad” como Rusia, informa Politico. 

El Gobierno de EEUU evitó hacer sangre con la posición de Macron. “Francia es nuestro aliado más antiguo. Los valores que compartimos han guiado nuestra relación y siguen haciéndolo hoy”, afirmó en una rueda de prensa el portavoz del Departamento de Estado Vedant Patel, informa la Agencia EFE. No obstante, sus palabras no pasaron desapercibidas y fueron cuestionadas por políticos republicanos. 

En Bruselas tratan de calmar las aguas y restar importancia a las tensiones. “Tenemos un número de estados miembros con una significante variación del énfasis, pero todos están de acuerdo con la política general respecto a China, que fue reafirmada en el Consejo Europeo de octubre”, señala una fuente europea sobre el trinomio “socio”, “competidor” y “rival” en base al que la UE está buscando su propia relación con China