Cómo una cafetería de Manila ayuda a familiares de víctimas de asesinatos extrajudiciales
En 2021 Jun Santiago, miembro de la congregación religiosa redentorista, montó un pequeño café en Cubao, Manila, con la ayuda de un grupo de artistas y profesionales de los medios. Fue para darles trabajo a las familias de las víctimas de ejecuciones extrajudiciales durante la pandemia y ofrecerles una vía para compartir sus historias.
Santiago estableció el Silingan Coffee en el complejo Cubao Expo con la ayuda de la alianza Dar Respuesta y Romper el Silencio Contra los Asesinatos (RESBAK, por sus siglas en inglés), que facilitó el espacio para el café. RESBAK une a artistas y a profesionales de los medios de comunicación que se han unido para oponerse a la guerra contra las drogas y los abusos de derechos humanos del expresidente filipino Rodrigo Duterte.
El nombre de la cafetería es el término en lengua bisaya para “vecino”, y refleja el lema del local, que se ha hecho popular entre estudiantes y defensores de los derechos humanos. “No solo vendemos cafés, también contamos historias”, dice Santiago al medio filipino Rappler.
Desde su fundación en 2021, el café no solo ha mejorado sus servicios ―ahora cuenta con una cocina móvil en la Iglesia Redentorista de Parañaque―, sino que algunos de sus empleados se animaron a compartir sus experiencias como familiares de víctimas de ejecuciones con cualquier cliente que deseara escuchar sus historias.
Nanette Castillo, de 54 años, ha trabajado como camarera en la cocina móvil de Silingan. En 2017 su hijo Aldrin fue asesinado a tiros por cinco hombres no identificados cerca de su casa. Las autoridades calificaron el caso de Aldrin como “muerte bajo investigación”, similar a otros incidentes de tiroteo de los que participaron sospechosos no identificados.
“Estamos contentos en Silingan porque somos como una familia. El personal ha pasado por lo mismo, todos somos víctimas. Todos perdimos a nuestros seres queridos y la mayoría somos el sostén de la familia”, dice Castillo en tagalo, la lengua hablada mayoritariamente en Filipinas.
Ann, que perdió a su hijo y a su marido en la llamada guerra contra las drogas, también trabaja como camarera en Silingan. La mujer de 49 años se las arregla para hacerlo mientras combina sus estudios con otros trabajos a tiempo parcial. Dice que pudo recuperar la esperanza gracias al apoyo del café y que ve su trabajo como una escapatoria temporal de los horrores provocados por la política de Duterte: “Cuando trabajo soy feliz porque estoy con mis compañeros. Es nuestra oportunidad de ponernos al día, de pasar tiempo juntos y de asegurarnos de que ellos también están bien”.
Los familiares siguen enfrentándose a dificultades a la hora de buscar justicia para sus seres queridos. A través del espacio que les ha brindado Silingan, Castillo espera derribar estereotipos sobre las víctimas. “La cafetería Silingan no es solo para las familias de los mal llamados ‘drogadictos’; la cafetería Silingan es para quienes respetan los derechos humanos, se preocupan por la gente y disfrutan ayudando a las personas”, dice.
Las promesas de Marcos
Mientras esperan a que prospere la investigación sobre la muerte de sus familiares, los empleados de Silingan le piden al actual presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., que demuestre verdadera “unidad” resolviendo los casos. En la entrevista se les pregunta qué mensaje quieren transmitirle al presidente tras su primer aniversario en su residencia y lugar de trabajo, el Palacio de Malacañán.
Castillo se dirige a él y le pide “que actúe como un presidente”. “Como siempre dice usted, para que haya unidad en el país, demuéstrenos que está haciendo lo correcto: que se investigue a las personas que cometieron estos asesinatos”, dice dirigiéndose a Marcos.
El presidente actual asegura que continuará la guerra contra las drogas de Duterte pero de una manera “ligeramente” diferente, haciendo de la prevención y la rehabilitación sus principales prioridades en lugar de centrarse en la mera aplicación de la ley. Unos meses después de su toma de posesión en 2022, dijo que no tiene intención de permitir que Filipinas vuelva a formar parte del Tribunal Penal Internacional.
Castillo añade que entonces deberían investigar todos los casos de muertes por la guerra contra las drogas sin excepción. Ann comenta: “Mi llamamiento al presidente es que preste atención a las víctimas. Todos conocemos la historia de los Marcos, pero esta es una forma de que demuestre que es diferente”.
Esta historia fue publicada originalmente en Rappler (Filipinas), y es republicada dentro del Programa de la Red de Periodismo Humano, apoyado por el ICFJ, International Center for Journalists.
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