Cita clave para la respuesta global contra la pandemia: qué es y qué puede decidir la asamblea anual de la OMS

Cita clave para la respuesta global contra la pandemia. La comunidad internacional se reúne estos días en el órgano de toma de decisiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) mientras el coronavirus todavía sigue causando estragos en el mundo y las naciones ricas continúan bajo escrutinio por acumular vacunas.

Casi 18 meses después de la crisis de salud “que define a nuestra era”, el mundo permanece en “una situación muy peligrosa”, ha recalcado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la OMS. “Hasta la fecha, se han registrado más casos en lo que va de año que en todo 2020. Siguiendo las tendencias actuales, el número de muertes superará el total del año pasado en las próximas tres semanas”.

Se avecina más de una semana de negociaciones y discusiones con varias cuestiones encima de la mesa, desde la preparación para evitar futuras pandemias hasta el fortalecimiento de la agencia de Naciones Unidas.

Una semana de reuniones virtuales

La Asamblea Mundial de la Salud es el órgano de toma de decisiones de la OMS. A ella asisten delegaciones de todos los Estados Miembros, 194 en total. Se celebra anualmente en Ginebra, Suiza, y entre sus principales funciones están fijar las políticas de la agencia, supervisar las políticas financieras y revisar y aprobar el proyecto de presupuesto por programas, así como nombrar al director general (que tendrá lugar el próximo año).

La sesión de este año, la número 74, se desarrolla del 24 de mayo hasta el próximo 1 de junio de 2021, y se está celebrando de forma virtual debido a la pandemia. La preside Dechen Wangmo, ministra de Sanidad de Bután, que ha sido elegida presidenta de la asamblea este lunes.

Las decisiones, normalmente por consenso

La OMS ha dicho que esta asamblea tiene una “importancia especial” que “nos enfrentamos a una fase crítica en la respuesta mundial” a la pandemia de COVID-19. Los líderes mundiales se reunirán para debatir decisiones y resoluciones específicas.

En la asamblea tienen lugar dos tipos principales de reuniones. Por un lado, las comisiones se reúnen para debatir asuntos técnicos y de salud (Comisión A) y cuestiones financieras y de gestión (Comisión B), y aprueban los textos de las resoluciones, que luego se someten al plenario. El plenario, por otro lado, es la reunión de todos los delegados a la asamblea, que se reúne varias veces para escuchar los informes y aprobar las resoluciones transmitidas por las comisiones.

En la asamblea, los Estados miembros discuten los proyectos de resoluciones y determinan si les interesan apoyarlas. El objetivo es trabajar por consenso y casi todas las resoluciones se adoptan sin votación. Cuando se vota, se decide por mayoría en la asamblea.

Es posible que las delegaciones en Ginebra sigan negociando los puntos controvertidos y que no se llegue a un acuerdo definitivo hasta el final de la semana. “Realmente depende, es difícil de predecir”, explica un observador de Ginebra a elDiario.es.

Atravesada por la COVID-19, pero no solo

Como no podía ser de otra manera, la pandemia de COVID-19 y los esfuerzos por acabar con ella ocupan un lugar central en la asamblea. Se debatirán, por ejemplo, los informes sobre la respuesta y la preparación ante el coronavirus. Pero en la agenda hay cerca de 70 cuestiones, como la salud mental, las enfermedades no transmisibles, la poliomielitis, la resistencia a los antimicrobianos, el personal sanitario, la cobertura sanitaria universal o la violencia contra las mujeres y los menores, así como el presupuesto de la OMS para 2022-2023.

El refuerzo de la OMS, a debate

Este martes tendrá lugar uno de los principales eventos, cuando se presentarán los hallazgos de varios comités de expertos que han evaluado la respuesta a la pandemia de coronavirus. Entre ellos está el informe del Panel Independiente de Preparación y Respuesta a la Pandemia, que concluyó hace dos semanas que el mundo no estaba preparado para una pandemia, considera que el sistema es inadecuado para responder a patógenos como la COVID-19 y la OMS tardó en declarar su mayor nivel de alerta en enero, y sostiene que febrero de 2020 fue un “mes perdido” en el que la mayoría de países optaron por “esperar y ver”, en lugar de tomar medidas firmes.

El grupo de expertos cree que la OMS se vio obstaculizada y no ayudada por las normas y procedimientos sanitarios internacionales y es vital que tenga más poder. Y piden un buen número de reformas para evitar una nueva catástrofe en el futuro, entre ellas reforzar la autoridad y la financiación de la OMS, y establecer un nuevo sistema mundial de vigilancia basado en “total transparencia” de todas las partes, que proporcionaría a la agencia de Naciones Unidas “la autoridad para publicar información sobre brotes potencialmente pandémicos de forma inmediata sin necesidad de aprobación y para enviar expertos a investigar a la mayor brevedad posible cuando sea necesario”.

La asamblea examinará un proyecto de resolución fortalecer la capacidad de preparación y respuesta de la OMS ante las emergencias sanitarias incluyendo las recomendaciones propuestas.

¿Un tratado de pandemias?

El 30 de marzo de 2021, una veintena de jefes de Gobierno se unieron al director general de la OMS y al Presidente del Consejo Europeo para pedir un tratado internacional de preparación y respuesta ante una pandemia. Esta cuestión ha recibido una atención especial. Pero quedan importantes interrogantes sobre la voluntad de los países de comprometerse y ratificar otro instrumento jurídicamente vinculante diseñado para promover la seguridad sanitaria complementando, no sustituyendo, el Reglamento Sanitario Internacional, la piedra angular de la gobernanza sanitaria mundial. En la propuesta de marzo, países como Estados Unidos, Rusia y China, sin embargo, estaban ausentes.

En su informe, el grupo de expertos independiente pidió adoptar una convención marco sobre pandemias en los “próximos seis meses”.

Este lunes, el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel han apoyado la idea de un nuevo tratado internacional. “Me gustaría invitar a todos aquellos que aún no están a bordo o que aún dudan en apoyar la idea de un tratado global sobre pandemias. Deberíamos estar lo más preparados posible para la próxima pandemia, esta es la señal que me gustaría ver en esta Asamblea Mundial de la Salud”, ha dicho la jefa del Gobierno alemán. El jefe de la OMS también ha vuelto a abogar por la elaboración de un tratado.

La redacción y negociación de un tratado sobre pandemias puede llevar de meses a años, y es poco probable que se adopte uno esta asamblea. Según el portal especializado Devex, algunos expertos esperan que los Estados miembros respalden una resolución para la formación de un grupo de trabajo intergubernamental para redactar y negociar un tratado.

Un observador explica a elDiario.es que es posible que no haya consenso para iniciar las negociaciones ahora y se posponga la decisión final sobre si negociar o no un nuevo tratado hasta la asamblea de 2022 o en una sesión especial antes (noviembre de este año o marzo de 2022). Estas mismas fuentes subrayan la “extrema dificultad de negociar” durante una Asamblea Mundial de la Salud virtual.

La desigualdad en vacunas

La enorme brecha de la vacunación entre países ricos –que acapararon la mayoría de suministros– y países empobrecidos está centrando buena parte de las intervenciones en la asamblea. Varios representantes de los países miembros y el director general de la OMS han subrayado la falta de acceso de algunas naciones a las vacunas mientras otras más avanzadas ya se plantean comenzar a inmunizar a la población adolescente.

“Con el tiempo, habrá suficiente suministro para todos, incluso para los que tienen menos riesgo. Pero ahora mismo, no hay suficiente suministro. Los países que vacunan a los niños y a otros grupos de bajo riesgo lo hacen ahora a costa del personal sanitario y de los grupos de alto riesgo de otros países. Esa es la realidad”, ha dicho el director general de la OMS.

Como telón de fondo de las discusiones está la financiación del mecanismo de reparto COVAX –que en estos momentos se enfrenta a una importante escasez de suministros–, la redistribución de excedentes y los llamamientos para aumentar la producción de dosis y suspender temporalmente los derechos de propiedad intelectual, como han vuelto a pedir algunos líderes en la asamblea, entre ellos el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa.

Tedros Adhanom Ghebreyesus ha pedido a los Estados Miembros que apoyen “un empuje masivo para vacunar al menos al 10% de la población de todos los países para septiembre, y un ”impulso hacia diciembre“ para lograr el objetivo de vacunar al menos al 30% para fines de la año. Esto significa, ha explicado, vacunar a 250 millones de personas más en países de ingresos bajos y medianos en solo cuatro meses, incluidos todos los trabajadores de la salud y los grupos de mayor riesgo como primera prioridad.

“No hay forma diplomática de decirlo: un pequeño grupo de países que fabrican y compran la mayoría de las vacunas del mundo controlan el destino del resto del mundo. El número de dosis administradas hasta ahora en todo el mundo habría sido suficiente para cubrir a todos los trabajadores sanitarios y a las personas mayores, si se hubieran distribuido de forma equitativa. Podríamos haber estado en una situación mucho mejor”, ha recalcado.

“Mi impresión es que la Asamblea Mundial de la Salud lanzará un proceso intergubernamental para considerar las diversas revisiones que han salido recientemente (entre ellas del Panel Independiente) así como (...) hacer recomendaciones sobre el camino a seguir, ya sea en la próxima asamblea regular o en una sesión especial de la asamblea”, dice el observador. “Este punto, según tengo entendido, ha sido más o menos acordado, y el proyecto de resolución habla de fortalecer y financiar mejor a COVAX, acelerar las licencias voluntarias, etc. No se habla de exenciones de propiedad intelectual”.

Este jueves, se abordará una estrategia global y plan de acción sobre salud pública, innovación y propiedad intelectual. La asamblea considerará un proyecto de resolución para fortalecer la producción local de medicamentos y otras tecnologías sanitarias.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha anunciado su apoyo a C-TAP (el Acceso Mancomunado a la Tecnología contra la COVID-19), un mecanismo creado hace un año por la OMS que busca la concesión de licencias de forma no exclusiva y transparente para aprovechar la mayor capacidad de fabricación posible. De momento, ningún fabricante de las principales vacunas se ha unido a la iniciativa.