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Una comisión de la OEA auditará los resultados electorales de Bolivia

La Organización de Estados Americanos (OEA) llevará a cabo una auditoría de los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 20 de octubre en Bolivia. El recuento dio la victoria en primera vuelta del presidente Evo Morales y desató duras acusaciones de fraude desde la oposición y protestas en varias ciudades del país que han dejado decenas de heridos.

La organización regional ha confirmado al Gobierno que enviará al país un equipo de unos 30 técnicos para que realicen una auditoría y verifiquen si el proceso electoral fue transparente, de acuerdo con los medios locales. En una carta, Luis Almagro, secretario general de la OEA, ha notificado al Ejecutivo de Morales que la comisión se instalará en Bolivia “a partir del martes 29 (ayer) o miércoles 30 de octubre”.

La misiva fue enviada al canciller Diego Pary el mismo día en que el Tribunal Supremo Electoral presentó el resultado final del escrutinio, el pasado viernes. El recuento dio como ganador a Morales, del gobernante Movimiento al Socialismo, con el 47,08% de los votos, frente al 36,51 de Mesa, de la alianza Comunidad Ciudadana.

Esta diferencia del 10,57% es suficiente al mandatario para ganar en primera vuelta, con tan solo un 0,57 puntos de margen. La ley electoral exige el 50% de los votos más uno o el 40 con 10 puntos de ventaja sobre el segundo para vencer en primera vuelta, pero cuando no se logran estos porcentajes, se va a segunda ronda entre los dos más votados.

A medida que el recuento iba llegando a su fin, la OEA y la UE pidieron que se celebrara una segunda vuelta para disipar las posibles dudas ante las acusaciones de fraude. La oposición comenzó a denunciar una posible manipulación de votos y sus partidarios comenzaron a echarse a la calle después de que, durante el recuento rápido y tras un parón de 24 horas, el órgano electoral otorgara a Morales una ventaja de casi 10 puntos frente Mesa. Antes de esa interrupción, criticada por la misión de la OEA en el proceso electoral, la tendencia indicaba que sería necesaria una segunda vuelta.

Ante el cuestionamiento internacional, el Gobierno boliviano propuso a la Organización de Estados Americanos (OEA) hacer una auditoría de los resultados. Las conclusiones serán vinculantes para las partes. Morales ha señalado que, si se prueba el fraude electoral, irá a una segunda vuelta. El ministro de Comunicación, Manuel Canelas, ha insistido en que el resultado “será vinculante”. “El momento que se empiece a realizar el proceso de auditoría es evidente que podría determinar un cambio de resultados, no vamos a decir nada diferente”, aseguró.

El vicepresidente Álvaro García Linera invitó este martes a Carlos Mesa a sumarse a la auditoría y se mostró confiado en que despejará las denuncias de la oposición, asegurando que es “la mejor manera de aclarar dudas”.

Por su parte, Mesa, que gobernó Bolivia desde 2003 hasta su renuncia en 2005 en medio de una grave tensión social, respondió poco después, pidiendo al Ejecutivo que dé marcha a atrás y no reconozca los resultados que le dieron la victoria a Morales para verse ambos en una segunda vuelta.

“¿Están dispuestos a reconocer que el resultado final del Tribunal Supremo Electoral, que no es otra cosa que un instrumento del Gobierno, no son los resultados que se pueden aceptar? ¿El Gobierno está dispuesto a retroceder en ello?”, preguntó Mesa.

“Si ellos están dispuestos a reconocer que hasta tanto no haya una auditoría, no aceptan los resultados como válidos y cerrados, estaremos en condiciones de decir algo fundamental”, sentenció.

Este martes, se repitieron nuevos episodios de violencia en algunas ciudades, mientras el Gobierno y opositores tensan la situación. Afines y contrarios del presidente Morales volvieron a encontrarse en las calles de ciudades como La Paz y Cochabamba, en esta última de forma violenta. En La Paz, la Policía intervino para que no chocaran unos y otros, separándolos. En Cochabamba, se desataron enfrentamientos en medio de los gases lacrimógenos de los policías para intentar dispersarlos.