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El Congreso de EEUU debate por primera vez en 18 años poner fin a la guerra contra el terrorismo

Era 14 de septiembre de 2001. Habían pasado tres días de los peores atentados de la historia en los que murieron 2.977 personas –sin contar a los terroristas– y el Congreso aprobó la conocida como AUMF 2001 (Authoritation for the Use of Military Force). En otras palabras: una declaración de guerra que sigue vigente y que durante 18 años ha servido de base jurídica para bombardear y enviar tropas a cualquier parte del mundo.

“El presidente está autorizado a utilizar toda la fuerza necesaria y apropiada contra aquellas naciones, organizaciones o personas que considere planearon, autorizaron, cometieron o ayudaron en los ataques terroristas que ocurrieron el 11 de septiembre de 2001, o que protegieron a tales organizaciones o personas, con el objetivo de prevenir futuros actos de terrorismo internacional contra Estados Unidos de estas naciones, organizaciones o personas”.

Ninguno de los 100 senadores votó en contra. En la Cámara de Representantes, solo uno de sus 431 miembros rechazó la medida. 18 años después, los vientos han cambiado en Capitol Hill y este miércoles la Cámara de Representantes, dominada por mayoría demócrata, ha votado a favor de revocar la legislación –una propuesta de la misma congresista que hace 18 años votó en contra de la ley–. Ningún republicano apoyó la medida y, con toda seguridad, el Senado, controlado por los conservadores, bloqueará la propuesta.

La votación se produce en medio de una campaña del gobierno de Trump que intenta demostrar los vínculos entre Irán y Al Qaeda, lo que en la práctica justificaría legalmente un intervención militar sin tener que pasar por el Congreso en un contexto de crecientes tensiones entre ambos países.

“No hay duda de la conexión. Punto y final”

El miércoles, poco antes de la votación, el encargado de Irán del Departamento de Estado, Brian Hook, mantuvo una sesión informativa en la Cámara de Representantes. Preguntado si el Gobierno se estaba preparando para informar al Congreso de que tiene autorización para atacar Irán bajo la AUMF 2001, Hook respondió que el Congreso tendría que preguntar al asesor legal del Departamento. “Haremos todo lo que requiere la ley respecto a los poderes de guerra del Congreso y cumpliremos la ley. No estamos buscando una acción militar”, aclaró. Poco después dio otra sesión informativa clasificada en el Senado en la que mencionó los vínculos con Al Qaeda, según asegura The New York Times.

En una sesión del Senado el pasado mes de abril, el senador republicano Rand Paul preguntó al secretario de Estado, Mike Pompeo, que confirmase que el Gobierno no pretende utilizar la legislación de 2001 para ir a una guerra contra Irán. Pompeo respondió que dejaría ese asunto a los abogados para después volver a insistir en la relación entre Teherán y Al Qaeda. “No hay duda de que existe una conexión. Punto y final”. Por su parte, la congresista demócrata Elissa Slotkin ha confirmado que Pompeo había hablado directamente de aplicar la AUMF 2001 en Irán. “Se nos presentó claramente cómo la AUMF de 2001 podría autorizar la guerra contra Irán. El secretario Pompeo lo dijo con sus propias palabras”, aseguró.

El pasado domingo, Pompeo evitó tres veces seguidas responder a una pregunta precisa: “¿Tienen la autorización legal para atacar Irán?” “¿Están seguros de que podrían tomar acciones sin preguntar al Congreso?” “¿Necesita permiso del Congreso?”. “No quiero entrar en situaciones hipotéticas”, respondió Pompeo.

Este lunes, dos miembros del Pentágano dieron una sesión informativa clasificada sobre Irán a miembros del Congreso en la que “se describieron los vínculos históricos entre Irán y los talibanes y se explicó que estos vínculos son ampliamente conocidos”, según explicó el Pentágono. El martes, siete senadores de ambos partidos enviaron una carta al presidente Trump aclarando que “el Congreso no ha autorizado la guerra con Irán y ninguna autoridad legal actual permite a EEUU llevar a cabo hostilidades contra el Gobierno de Irán”. El mismo día, Pompeo estaba visitando el Mando Central del Ejército de EEUU en Florida para hablar de Irán.

La única congresista disidente

Aquel 14 de septiembre todavía había llamas y cadáveres ocultos entre los escombros. Barbara Lee, congresista demócrata por California, fue la única congresista que votó en contra de la declaración de guerra y advirtió de sus peligros. Emocionada, le dijo a sus colegas durante la votación: “Estoy convencida de que la acción militar no prevendrá futuros actos terroristas contra EEUU. Tenemos que pensar durante un minuto en las implicaciones de nuestras acciones hoy para que esto no se convierta en una espiral fuera de control. No nos convirtamos en el mal que deploramos”.

Poco después, en un artículo profético, volvió a justificar su decisión denunciando la ley como “un cheque en blanco al presidente para atacar a cualquiera involucrado en el 11-S, en cualquier sitio, en cualquier país, sin considerar nuestra política exterior a largo plazo ni nuestros intereses económicos y de seguridad nacional y sin un límite temporal”. La AUMF sigue vigente y durante estos 18 años ha servido para intervenir en Afganistán, Filipinas, Georgia, Yemen, Djibouti, Kenia, Etiopia, Eitrea, Irak, Somalia y Siria contra Al Qaeda, ISIS y otros muchos grupos terroristas.

Obama fue fundamental en la poderosa expansión de la AUMF, ya que multiplicó por 10 el número de ataques con drones respecto a su predecesor y los repartió por todo el mundo. En su primer año, Obama ya había superado el número de ataques ordenado por Bush durante toda su presidencia. Muchos temen ahora que el gobierno de Trump utilice la polémica ley para justificar un futuro ataque a Irán.

Con la actual campaña sobre los vínculos entre Irán y Al Qaeda, muchos no pueden evitar mirar atrás, a febrero de 2003, cuando Colin Powell, secretario de Estado de Bush, pronunció su ahora infame discurso en el Consejo de Seguridad de la ONU relacionando Irak con Al Qaeda y las armas de destrucción masiva.