Construir un hospital con capacidad para 1000 camas en tan solo 10 días. Es el excepcional proyecto puesto en marcha por las autoridades chinas con la intención de dar solución a la alerta sanitaria provocada por el coronavirus de Wuhan. Una crisis que, por el momento, ha causado 170 muertes y obligado al Gobierno chino a poner en marcha un protocolo de actuación sin precedentes en los últimos años con el objetivo de frenar el número de infectados, que ya supera los 8.000 tan solo en territorio chino.
Este protocolo de emergencia contempla entre sus principales objetivos revertir el colapso de un sistema sanitario chino incapaz de absorber el extraordinario número de pacientes que estos días han agotado los recursos humanos y materiales de los hospitales de Wuhan. Con este objetivo, el Gobierno chino ha planteado como una de las medidas al respecto la construcción de un hospital temporal con componentes prefabricados que permita afrontar la situación.
La construcción de este hospital –al que se unirá otro, aun más grande, que se prevé operativo para el próximo 5 de febrero– ha generado un seguimiento viral debido a la retransmisión a través Internet de un streaming de las obras por parte, en otras plataformas, de la televisión nacional china.
Desde el inicio del proyecto, millones de personas de todo el mundo –hasta ocho de forma simultánea– han conectado con este vídeo en directo a través de las distintas plataformas que permiten seguir el transcurso de la construcción de los dos edificios en marcha actualmente. Un seguimiento en vivo, inédito hasta el momento en este tipo de empresas, que ha generado un interés impulsado por las redes sociales, donde los usuarios han convertido la obra en un fenómeno viral.
La llamativa solución puesta en marcha por las autoridades del país asiático –que, sin embargo, aun no han precisado como planean revertir la escasez de efectivos sanitarios que afecta de forma particular a la atención primaria– encuentra su principal precedente en el complejo Xiaotangshan, levantado en 2003 en la ciudad de Pekín con motivo de la alerta ocasionada entonces por el virus SARS.
En dicha ocasión el tiempo empleado en la construcción del proyecto fue incluso menor, ya que entonces en tan solo una semana se logró levantar un hospital que logró reducir al 1,18% la tasa de mortalidad de los pacientes tratados en la instalación, frente al 9,65% en el que se ubicaba la tasa general.
Con este nuevo hospital, ubicado a unos 25 kilómetros de la zona metropolitana de Wuhan y en el cual la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China (NDRC) ha estimado que se invertirán en torno a 300 millones de yuanes (unos 40 millones de euros), se pretende alcanzar un resultado similar al logrado hace diecisiete años y descongestionar los espacios hasta ahora saturados.
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