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La contraofensiva de Ucrania gana más terreno y presiona a las fuerzas rusas en el este y el sur

En un momento en el que el Ejército ruso aún se está recuperando de la pérdida casi total de la región de Járkov, las fuerzas ucranianas han ganado más terreno en el sur y el este ocupado del país, donde han hecho retroceder a las tropas de Vladímir Putin. Durante la última semana, además de arrebatar a los rusos la estratégica Limán, en el este, las tropas de Ucrania han recuperado decenas de localidades cercanas al río Dniéper hacia el sur en su intento de volver a controlar territorio alrededor de Jersón, el corazón de la región del mismo nombre, y han avanzado simultáneamente hacia Lugansk.

Todas ellas son áreas que Moscú se ha anexionado desafiando el derecho internacional tras una serie de pseudorreferéndums ampliamente condenados por ilegales y falsos, aunque las fronteras de los territorios que Rusia asegura haber absorbido siguen sin estar claras.

La contraofensiva relámpago ucraniana que recuperó en cuestión de días miles de kilómetros cuadrados en la región de Járkov el mes pasado ha seguido avanzando desde el oeste al este y haciendo retroceder a las fuerzas rusas. El pasado fin de semana, pocas horas después de que Putin anunciara su anexión, las tropas ucranianas entraron en Limán y ahora controlan la ciudad después de que los rusos se retiraran de este territorio para evitar ser rodeados.

La recuperación de Limán es un logro operativo para Kiev: es un enclave ferroviario estratégico situado en Donetsk, en el Donbás, y se cree que estaba siendo empleado por los ocupantes como un centro logístico. También es clave para que las fuerzas ucranianas puedan adentrarse en la vecina región de Lugansk, que Rusia dio por completamente controlada en julio. Algunos analistas occidentales leyeron esta derrota rusa como una señal de que Putin está dejando de priorizar la defensa de Lugansk para mantener los territorios ocupados en el sur.

Tras más de un mes de operaciones, la contraofensiva ucraniana en el norte de Járkov aún no ha culminado y ahora está avanzando hacia el oeste de Lugansk, como apuntan los analistas del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en inglés), un think tank con sede en Washington. El gobernador ucraniano de Lugansk, Serguéi Gaidai, ha informado esta semana de que las fuerzas de Kiev han comenzado a recuperar varios pueblos. “Ha empezado la desocupación de la región de Lugansk. Ya se han liberado varias localidades del Ejército ruso, y allí las fuerzas armadas de Ucrania ya están izando la bandera ucraniana”, dijo este miércoles.

Los expertos del ISW señalan que las fuerzas rusas no han logrado mantener las orillas de los ríos Oskil y Síverski Donets y aprovecharlas como fronteras naturales para impedir que las fuerzas ucranianas se adentren hacia partes vulnerables del noreste ocupado y aseguran que no hay pruebas de que el Ejército ruso haya reforzado sustancialmente la región de Lugansk. Creen que las fuerzas ucranianas están continuando con sus operaciones para amenazar las posiciones rusas a lo largo de la carretera que conecta las ciudades de Svatove y Kreminna.

Mientras tanto, continúan los intensos combates cerca de Bajmut, ciudad de Donetsk aún en manos ucranianas sobre la que las fuerzas rusas están intentando avanzar. Fuera del campo de batalla siguen saliendo a la luz las cicatrices de la ocupación rusa: la Policía ucraniana ha recuperado 534 cuerpos de civiles en territorio retomado por el Ejército ucraniano desde principios de septiembre en Járkov. La mayoría han sido encontrados en las tumbas aparecidas en Izium.

El impulso en el sur

En el sur, desde el 1 de octubre, Ucrania ha recuperado más de 500 kilómetros cuadrados de territorio en la región de Jersón, según dijo este jueves el presidente Volodímir Zelenski, que no especificó en qué direcciones han logrado el progreso sus tropas. Desde ese mismo día, las fuerzas de Kiev han retomado el control de una treintena de localidades en esta área, según el subjefe del Departamento Operativo Principal del Estado Mayor General de Ucrania, Oleksiy Grómov.

“El enemigo está tratando de contraatacar (...) para frenar el avance de nuestras tropas y restaurar las posiciones perdidas”, dijo Grómov este jueves. El Ejército local ha insistido en que la situación sigue siendo compleja en el frente sur y está cambiando rápidamente. Las fuerzas ucranianas están avanzando hasta 20 kilómetros en algunos ejes a lo largo de la línea del frente, y al mismo tiempo los rusos lanzan potentes ataques, según Natalia Humeniuk, portavoz del Mando Sur de las fuerzas ucranianas. Alrededor del 80% de la región todavía está ocupada por Rusia, según el Kyiv Independent.

Kiev ha sido comedida a la hora de hacer públicos los avances en este frente, y a menudo está confirmando la recuperación de las localidades varios días después de que los soldados ucranianos compartan vídeos y fotografías desde un lugar determinado. Durante semanas, las autoridades ucranianas han guardado silencio en torno a los detalles de su esperada operación para recuperar el sur ocupado, con la que han golpeado desde el verano las líneas de suministro rusas, como los puentes que las abastecen utilizando sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes y artillería proporcionados por Occidente en un intento de aislarlas.

Hasta ahora, Jersón ha sido un campo de batalla duro para las tropas de Kiev, con un progreso más lento en comparación con la rápida contraofensiva en el noreste, alrededor de Járkov. Estratégicamente ubicada al norte de la península de Crimea y en la orilla occidental del río Dniéper –en la única porción de territorio que el Ejército ruso controla en esta orilla, de hecho–, la ciudad portuaria de Jersón, capital de la región homónima, se considera un enclave vital para el control del sur, que es una puerta de entrada al mar Negro.

La ciudad cayó en manos rusas en los primeros días de la invasión. Mantener Jersón es importante para Rusia, ya que es la única capital regional que ha logrado capturar desde que lanzó su ofensiva en febrero. Se considera que recuperarla sería un gran logro para Kiev y una derrota humillante para Moscú. El sur es uno de los frentes principales, tal vez el más importante, de la guerra. Michael Kofman, experto en el Ejército ruso, ha asegurado que Jersón es más relevante económica y estratégicamente para Ucrania que el Donbás.

Rusia reconoció el lunes que las tropas ucranianas, con unidades de tanques numéricamente superiores, habían logrado romper algunas líneas defensivas rusas y obligaron a las fuerzas rusas y prorrusas a replegarse a nuevas posiciones defensivas. Vladimir Saldo, autoridad de ocupación en Jersón colocada por Moscú, reconoció en la televisión estatal que la situación era “tensa”. Blogueros militares rusos también se han hecho eco de los reveses en el campo de batalla, a medida que aumentan las críticas a los líderes de Moscú que se suman a las tensiones en torno a la movilización “parcial” decretada por Putin. Otro líder prorruso en la región, Kirill Stremousov, criticó este jueves públicamente a los “generales y ministros” por no comprender los problemas en el frente y llegó a insinuar que el ministro de Defensa ruso debería plantearse suicidarse. “Muchos dicen que, si fueran ellos el ministro de Defensa que ha permitido llegar a esta situación, se pegarían un tiro”.

“El imperativo político será permanecer”

A pesar de que las unidades ucranianas han avanzado hacia el sur empujando la línea del frente hasta en 20 kilómetros más y consiguiendo principalmente avances a lo largo de la orilla oriental de los ríos Inhulets y la orilla occidental del Dniéper, la inteligencia británica cree que aún no están amenazando las principales posiciones defensivas rusas. Los analistas del ISW piensan que las tropas rusas están estableciendo posiciones defensivas en la parte superior de la región tras el desmoronamiento de la línea rusa en el noreste de Jersón y, según imágenes por satélite, parecen estar retrocediendo para reforzar sus posiciones en el centro de la región ante los recientes avances ucranianos.

Expertos militares occidentales han mostrado cautela sobre el ritmo actual de progreso de la contraofensiva en el sur. Según Jack Watling, analista del grupo británico de expertos en defensa Rusi, “no hay pruebas de rendición o colapso [de las fuerzas rusas] como vimos en la región de Járkov”. Pero explicó a The Guardian que si las fuerzas ucranianas consiguen atravesar la segunda línea de defensa a la que se han replegado los rusos, podrán cortar las líneas de suministro rusas con artillería y atraparlas en la orilla occidental de Jersón.

En un reportaje reciente, el Washington Post habla con soldados cerca del frente sur que advierten de que Jersón es demasiado importante como para que los rusos se retiren de forma tan desordenada como en Járkov. “Esto no es Járkov. Allí, dejaron todas sus municiones y vehículos y huyeron. Aquí, ni siquiera tenemos muchos trofeos. Simplemente se retiraron del combate, se lo llevaron todo a su nueva posición y se están atrincherando de nuevo”, dice un coronel ucraniano, Roman Kostenko, al medio estadounidense.

Si las tropas ucranianas logran avanzar lo suficiente, las fuerzas rusas corren el riesgo de quedar aisladas en Jersón, rodeadas por el Ejército de Kiev y el río. Varias voces han señalado que una estrategia para los rusos podría ser retirarse de manera ordenada por el río en lugar de correr el riesgo de ser rodeados. Pero es probable que las tropas ocupantes luchen por mantener Jersón. El mes pasado, el New York Times informó de que Putin ha rechazado personalmente solicitudes de sus comandantes para que se les permita retirarse de la ciudad de Jersón.

“Rusia se enfrenta a un dilema: la retirada de las fuerzas de combate a través del Dniéper hace más sostenible la defensa del resto de la región de Jersón, pero el imperativo político será permanecer y defender”, dice el Ministerio de Defensa británico en su última actualización de inteligencia al respecto.

“Creemos que es poco probable que los líderes rusos autoricen una retirada total de Jersón por razones políticas”, ha dicho una fuente oficial occidental a la prensa de manera anónima esta semana. “Así que esta situación en el sur podría volverse cada vez más complicada con, potencialmente, una fuerza rusa más desesperada de espaldas al río Dniéper”.

Sin embargo, las tropas ucranianas, indica la misma fuente, “están potencialmente en riesgo por las fuerzas rusas en la zona, pero también el potencial de fuego de artillería sobre sus posiciones”. “No será una carrera fácil a través de un territorio sin restricciones”, dice, y añade que, operativamente, “el panorama es complejo y dinámico”. “El patrón general es que es Ucrania la que dicta el ritmo operativo en este momento”.

La ciudad de Nueva Kajovka, a unos 70 kilómetros al este de Jersón, emerge como un objetivo para las fuerzas ucranianas en su avance. Nueva Kajovka tiene un importante puente, una central hidroeléctrica y un embalse que controla el suministro de agua a un canal que abastece a Crimea –anexionada por Moscú en 2014–, por lo que se considera crucial para las comunicaciones y, según fuentes occidentales, para la viabilidad de las tropas rusas. Su control podría dar una ventaja a Ucrania en la zona.

“Es probable que los comandantes rusos consideren la creciente amenaza que se cierne sobre el área de Nueva Kajovka como una de sus preocupaciones más acuciantes”, ha dicho la inteligencia británica esta semana. “El cruce fluvial dañado sobre el Dniéper en esta zona sigue siendo una de las pocas rutas disponibles para reabastecer a las fuerzas”.

Según Reino Unido, Moscú ha destinado la mayor parte de sus fuerzas aerotransportadas, “severamente infradotadas”, a la defensa de Jersón, por lo que “dispone actualmente de pocas fuerzas adicionales de alta calidad y de despliegue rápido para estabilizar el frente”. “Probablemente pretenda desplegar en el área a los reservistas movilizados”, cree la inteligencia británica. Según los expertos del ISW, las agrupaciones rusas en el norte de Jersón –y en el frente de Limán– estaban compuestas en gran parte por unidades que habían sido consideradas entre las principales fuerzas de combate convencionales de Rusia antes de la guerra.

Durante los más de siete meses que ha durado la invasión, el Ejército de Putin ha sufrido escasez de personal, falta de coordinación y problemas con las líneas de suministro, con informaciones también sobre la moral baja de algunas unidades.

Tras el éxito en Járkov a principios de septiembre, Zelenski, que intenta mantener el apoyo occidental, aseguró que los próximos tres meses iban a ser cruciales. Fuentes estadounidenses citadas por el Financial Times han advertido de que Ucrania se enfrenta a una batalla crítica para recuperar territorio en el sur antes de que el invierno traiga consigo condiciones de lucha difíciles, con el terreno posiblemente embarrado. “Sin duda, es crucial avanzar con rapidez en la liberación del territorio ocupado, porque existe la sensación de que los cambios en el tiempo limitarán las acciones militares activas en esta región”, dice Ihor Romanenko, ex jefe adjunto del Estado Mayor de Ucrania, al FT. “Si nuestros aliados nos ayudaran proporcionando más del armamento moderno que pedimos, la situación sería mucho más rápida y no estaríamos hablando del factor meteorológico”.

La invasión rusa de Ucrania ha dejado a su paso un reguero de destrucción, ha obligado a huir a millones de personas y se ha cobrado miles de vidas. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha confirmado que al menos 6.114 civiles han muerto desde el inicio de la ofensiva, y un número mayor de heridos. Sin embargo, se da por hecho que las cifras reales son más elevadas.