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Claves para entender el conflicto entre Bolivia y Chile por el acceso al mar

Bolivia es uno de los dos únicos países de Sudamérica sin acceso al mar, algo contra lo que lleva luchando 135 años. Cinco años después de la presentación de una demanda por parte de La Paz, la Corte Internacional de Justicia, un organismo de la ONU cuyas resoluciones son vinculantes, ha decidido este lunes no obligar a Chile a negociar con Bolivia un acceso al mar.

La guerra del Pacífico, el origen de la disputa

El origen de la disputa comenzó en 1879 con el estallido de la Guerra del Pacífico. Un año antes, Bolivia estableció un nuevo impuesto a una empresa chilena que, según este país, violaba un tratado comercial de 1874.

Tras una escalada de las tensiones, Chile ocupó militarmente la población boliviana costera de Antofagasta y sus alrededores, poblada en su mayoría por chilenos. Esta maniobra hizo estallar la guerra, que acabó con victoria chilena. En 1884 ambos países firmaron una tregua mientras negociaban un acuerdo definitivo.

El Tratado de 1904: “Dominio perpetuo de Chile”

El Tratado de Paz y Amistad del 20 de octubre de 1904 es un tratado firmado por Bolivia y Chile con el objetivo de terminar el estado de guerra entre ambos países.

El texto firmado sostiene: “Por el presente Tratado, quedan reconocidos del dominio absoluto y perpetuo de Chile los territorios ocupados por este en virtud del artículo 2º del Pacto de Tregua de 4 de abril de 1884”.

Atendiendo a la pérdida de acceso al Océano Pacífico, Chile concede a Bolivia una serie de privilegios recogidos en el tratado, como el acceso a los puertos en el Pacífico, el establecimiento de sus propias agencias aduaneras en los puertos que designe para su comercio y el reconocimiento “a perpetuidad” del más amplio y libre derecho de tránsito comercial por su territorio, entre otros.

La llegada a los tribunales

Bolivia se ha quejado en varias ocasiones de que Chile viola el Tratado de 1904 y que no garantiza el libre derecho de tránsito comercial, aunque Chile lo niega. En 2013, Bolivia presentó una demanda ante el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU para obligar a Santiago a “negociar de buena fe y de forma efectiva a fin de llegar a un acuerdo que otorgue a Bolivia un acceso pleno y soberano al Océano Pacífico”.

Esto significa que la resolución del tribunal, aunque es vinculante, no decide sobre la soberanía de los territorios ocupados por Chile durante la Guerra del Pacífico, sino sobre la obligación de Chile a negociar.

Chile alegó que el tribunal no tenía competencia para resolver este asunto, pero la corte se declaró competente en septiembre de 2015 y pidió la continuación del proceso. Los equipos jurídicos de ambos países presentaron en marzo de 2017 los alegatos finales del litigio. “No hay, ni hubo nunca, una obligación jurídica que fuerce a Chile a negociar una salida soberana al mar con Bolivia”, sostuvo entonces el representante chileno.

Negociaciones pasadas y el “el fin de la paciencia”

En los últimos 70 años, Chile y Bolivia han intentado resolver amistosamente la disputa y se han visto involucrados en varios procesos de negociación.

En 1950 se produjo un intercambio epistolar entre la diplomacia de ambos países en la que supuestamente Chile concedería acceso al mar a Bolivia y La Paz concedería derechos a Santiago sobre las aguas del lago Tititaca. De hecho, Bolivia ha presentado esas cartas en el proceso judicial actual como muestra del compromiso asumido por Chile para resolver el problema, a lo que Chile ha respondido que nunca asumió un compromiso formal.

Años más tarde, en 1975, ambos países estaban dirigidos por regímenes militares, y las buenas relaciones entre Augusto Pinochet (Chile) y Hugo Banzer (Bolivia) permitieron la apertura de un nuevo periodo de negociaciones en las que Chile, presuntamente, accedió a las reclamaciones de Bolivia a cambio de la cesión territorial del mismo tamaño sobre un río que tiene origen en territorio Boliviano. Finalmente las negociaciones se cerraron sin éxito en 1977.

En 2006 se inicio un nuevo proceso de negociaciones con la llamada “agenda de los 13 puntos sin exclusiones”. Diarios locales han informado de reuniones secretas en las capitales de ambos países y Evo Morales reconoció que envió a una representante de Bolivia a sobrevolar las costas en helicóptero junto a emisarios chilenos.

Sin embargo, en 2010 el sucesor de Bachelet, Sebastián Piñera, decidió poner fin a las negociaciones. “Se terminó la paciencia”, respondió Evo Morales en un discurso meses después, anunciando que iniciaría el proceso ante el tribunal de la ONU.

Además, en 2009, años antes de presentar la demanda, Bolivia aprobó una nueva Constitución que refleja sus aspiraciones marítimas, reivindicando “el derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le de acceso al Océano Pacífico”.