ENTREVISTA | David Sassoli, presidente del Parlamento Europeo

“Este virus nos dice que si no damos una respuesta europea, los fenómenos globales aplastarán a nuestros países”

El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli (Florencia, 1956), atiende a eldiario.es por Skype desde la sede de Bruselas. Una Eurocámara que se mantiene abierta para aprobar las medidas que van tomando las instituciones europeas para aplacar una crisis del coronavirus que está empujando las economías a una caída libre de consecuencias desconocidas para las personas. Mientras, los contagios y los fallecidos no dejan de crecer en todo el continente, golpeando especialmente, de momento, a Italia y España.

Sassoli (PD/S&D) defiende una respuesta europea a una crisis colectiva: “El egoísmo nacional no ayuda al propio país a protegerse de las dificultades y dinámicas globales que, si entran en tu casa, te hacen mucho daño. Creo que esta es la principal lección de coronavirus”.

El italiano hace esta reflexión mientras los gobiernos europeos negocian esa respuesta colectiva para contener el schock económico y preparar un plan de recuperación que, esta vez, recuerda Sassoli, no vendrá de fuera de Europa como pasó tras la Segunda Guerra Mundial.

¿Nada será lo mismo después del coronavirus? ¿Cómo será el día después?

Ahora ya no somos como éramos antes. Vivimos esta emergencia que nos ha afectado a todos de forma tan repentina y a escala mundial. Ya durante la emergencia no somos los mismos de antes.

Por supuesto, hay que añadir a esto las consecuencias de esta emergencia, que cambiará muchas cosas. Necesitamos entender cómo los fenómenos globales hoy en día nos hacen a todos interdependientes, y hay que comprender que la respuesta no puede ser, por ejemplo, la de nuestros Estados, sino que necesitamos una respuesta europea a los desafíos globales.

Nunca podremos responder con nuestros Estados nacionales, que tal vez sean todos importantes, pero no necesariamente fuertes para responder a este tipo de desafíos.

Cambiarán muchas cosas, y cambiará la forma en que miramos a la globalización y sus mecanismos. Cambiará nuestra organización: hemos visto, por ejemplo, lo difícil que es responder a una emergencia como el COVID-19. Cambiará nuestra percepción de ser europeos, la importancia de ser europeos.

En todo esto necesitamos fortalecernos, no podemos permitirnos dejar de avanzar o pensar que algo desde fuera nos ayudará a hacerlo. No, debemos hacerlo como europeos y debemos hacerlo todos juntos. Después de la Segunda Guerra Mundial, el Plan Marshall fue una ayuda que llegó de fuera de Europa, pero hoy debemos encontrar los recursos y la respuesta en Europa.

Es una crisis que pone en cuestión todas nuestras certezas. Pero también debemos tener la fuerza, el coraje y la esperanza de que sabremos salir de la crisis.

¿Qué está pasando con la respuesta colectiva de la UE que no termina de llegar?

En primer lugar, no debemos confundir. Están las instituciones europeas y están los gobiernos europeos. De hecho, debemos decir que en estas dos semanas las instituciones europeas han corregido decisiones que algunos gobiernos habían tomado, como bloquear la libre circulación o pensar que las respuestas nacionales eran adecuadas para esta emergencia. Las instituciones han hecho lo correcto.

Enseguida se dejó en suspenso el pacto de estabilidad y crecimiento, se flexibilizaron las normas sobre ayudas estatales, se hizo una importante y decisiva inyección de liquidez del Banco Central Europeo para la adquisición de deuda de pública...

Las instituciones han entendido que se necesita una respuesta europea. Muchos países aún no lo han entendido, pero lo entenderán, porque la profundidad de la crisis les obligará a entender que nadie puede hacerlo solo en este momento.

Creo que este debate entre instituciones y algunos países se está produciendo. Todos debemos llegar a un acuerdo, no se necesitan pruebas de resistencia, hay que llegar por consenso y mediante el uso de la democracia: la idea de tener herramientas importantes para hacer frente a la emergencia y, para después de la emergencia, está ahí.

Todos los países entienden la profundidad de la crisis, y creo que esta conciencia nos coloca en una posición para pensar que tendremos herramientas útiles.

¿Cuál debe ser la respuesta de la UE?

Mira, ahora estamos en la fase de emergencia. Se han dado algunos pasos. Lo dije antes: el pacto de estabilidad y crecimiento, las reglas de ayuda de Estado... Ahora tenemos que cerrar este primer paquete de medidas, y tenemos que hacerlo con una garantía sobre la deuda, porque les hemos dicho a todos los países: 'Gasta el dinero y salva la vida de las personas'. Pero si no garantizamos la deuda que todos los países tendrán, nos encontraremos en una situación de quiebra de los presupuestos nacionales.

Tenemos que dar ahora una respuesta a esta apelación que se ha hecho de gastar el dinero. Llegará usando el presupuesto de la UE; vendrá cambiando el mecanismo de rescate [MEDE], que nació para otras crisis y no para una crisis como esta; tendremos la oportunidad de emitir eurobonos... Estas son las posibilidades, todas válidas. Pero es necesario que en torno a los presupuestos nacionales haya una garantía común y compartida.

Este es el tema de debate en este momento, pero estoy seguro de que encontraremos la solución.

¿Por qué Holanda, los Países Bajos, no están dispuestos? Una actitud criticada duramente por el primer ministro portugués, António Costa.

Porque existe la sospecha y hay un prejuicio. Y también hay una aclaración que todos debemos hacer. No debemos pensar que la deuda global de los países se va a liquidar de esta manera.

Debemos pensar en la emergencia del coronavirus. Esta es una aclaración muy importante: no se trata de descargar la deuda que todos los países tienen sobre los nuevos mecanismos, sino de asegurarse de que este déficit que se creará por la emergencia del coronavirus esté muy definido.

Creo que el debate se ha abierto, o se ha reabierto en los últimos días, en muchos países, incluso en Alemania. Donde me parece que los políticos y dirigentes entienden que hay que fortalecer a todos los países.

Por ejemplo: la industria del automóvil alemana es uno de los sectores más fuertes en Alemania, y muchos componentes se producen en países europeos y no solo en Alemania. Entonces, la industria alemana necesita proteger el mercado europeo, de lo contrario las repercusiones serán durísimas. Creo que, día a día, la profundidad y la gravedad de la situación está permitiendo que todos hagan nuevas reflexiones, y esto es muy importante para encontrar una solución común.

Este miércoles, el primer ministro holandés, Mark Rutte, habló de una conferencia de donantes para España e Italia, en lugar de una respuesta colectiva. ¿Qué opina de esta idea?

Creo que quizás no está claro de qué estamos hablando. El problema aquí no es Italia, España u otros países, es Europa. Si no asumimos que todos los esfuerzos deben centrarse en fortalecer a todos los países de la Unión, y que les conviene a todos, creo que no se está entendiendo suficientemente la catástrofe económica y social a la que nos enfrentamos.

¿Por qué no se están llegando a acuerdos entre los ministros de finanzas en el Eurogrupo o entre los líderes de la UE en el Consejo Europeo?

El Consejo encargó al Eurogrupo que presentara una serie de propuestas, y estamos esperando la conclusión de este trabajo. Por supuesto, evaluaremos los resultados.

Creo que no debemos tener prisa, porque este instrumento no nos va a hacer salir de la crisis mañana. Necesitamos mirar un poco más allá, no tener prisa y buscar las soluciones más efectivas.

Este miércoles se produjo la primera reunión para el plan de recuperación con Charles Michel, Ursula von der Leyen, Christine Lagarde y Mario Centeno. ¿Cree que el Parlamento Europeo debería participar en este tipo de reuniones?

Estamos participando, este viernes me reuniré con Michel y Von der Leyen, en la ronda de consultas con las instituciones. Ayer [por este miércoles] fue con el Eurogrupo y mañana [por este viernes] será con el Parlamento.

Creo que las instituciones están en un buen grado de diálogo y colaboración. Tenemos un debate abierto entre las instituciones europeas y los gobiernos nacionales, y creo que el diálogo y la colaboración entre nosotros, por supuesto, debe ser lo más estrecha posible.

Las respuestas de las instituciones europeas a la crisis están siendo más rápidas y ambiciosas que las de los gobiernos colectivamente.

No hay duda. Pero, repito, no debemos tener prisa, debemos encontrar la mejor solución. Esto no significa tardar demasiado tiempo. Pero significa pensar en herramientas que encuentren el consenso necesario para ser efectivas.

El Parlamento Europeo permanece abierto también durante este período y continuará cumpliendo con su deber. De hecho, hoy [por este jueves] hemos vuelto a convocar la sesión plenaria extraordinaria con votación a distancia con todos los eurodiputados para mediados de abril. Allí votaremos medidas importantes con respecto a la emergencia sanitaria del coronavirus, y una resolución que dirá claramente la línea que el Parlamento quiere que se tome.

Creo que todo esto es importante, porque en esta crisis no debemos renunciar a nuestros valores. Queremos superar la crisis, queremos poder dar respuestas al sufrimiento de nuestros ciudadanos, pero debemos hacerlo con la democracia y con los valores de libertad que nos distinguen.

En este momento hay muchos modelos que no nos gustan, son aquellos que piensan que con más autoritarismo se vive mejor, o se superarán las dificultades. No creemos esto, creemos que las dificultades se pueden superar con más democracia.

Imagino que habla de Hungría, por ejemplo. No sé si ha visto un tuit de Matteo Salvini, que aprovecha esta crisis para lanzar un alegato soberanista. El propio presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, dijo el otro día que la extrema derecha puede sacar provecho de esta crisis.No sé si ha visto un tuit de Matteo Salvini,

Cuando decimos que no queremos renunciar a nuestros valores de democracia, decimos algo muy preciso que implica una gran responsabilidad: que la democracia sea eficiente y que dé respuestas a los ciudadanos. Porque si la democracia permanece suspendida como una nube, los ciudadanos no entenderán ni comprenderán la utilidad de la democracia. No estamos en este momento en esa situación, sino que creemos que con la democracia aumentamos la conciencia de que hay una respuesta europea.

Hoy [este jueves] la presidenta Von der Leyen en una rueda de prensa ha hecho cuentas, y ha dicho que Europa, instituciones europeas y Estados miembros, ha movilizado 2,7 billones de euros con las instituciones. Ahora, por supuesto, debemos hacerlo converger en torno a una política de revitalización de todos los países europeos.

En cuanto a la polémica sobre el soberanismo, quien crea que podemos salir de esta crisis imprimiendo una moneda propia, tal vez no entienda el mundo contemporáneo.

¿Hasta qué punto en esta crisis parece que los liberales se vuelven keynesianos, por la preponderancia que están dando todos a las instituciones públicas, al Estado? ¿Qué reflexión hace?

Sí, hay una reflexión ahora, que debemos retomar y que, por supuesto, también nos acompañará después de la emergencia sanitaria, y en el trabajo de reconstrucción. Y es la del papel del Estado, el papel de lo público en la promoción de la economía y en defensa del modelo social.

Creo que esta idea de que lo público sea un actor especial en la reconstrucción europea, está en nuestras sensibilidades, porque, por supuesto, debemos aprovechar todas las energías públicas, no sólo económicas; sociales y políticas.

Nunca habíamos pensado que nos encontraríamos en esta situación. Habíamos visto la posguerra como algo lejano, de nuestros padres y abuelos. Nunca pensamos que nuestra generación tendría el peso de una reconstrucción de nuestros países y nuestra economía sobre sus hombros.

No podemos escapar de nuestro tiempo, incluso si nos hubiera gustado no haber estado involucrados en esto. No podemos escapar, por eso nuestra responsabilidad debe ser mirar a medio y largo plazo. A todos los que piensan en cómo podemos solucionarlo hoy, se equivocan, hay que tener una mirada más larga.

En 2008, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, dijo aquella famosa frase, al calor de la crisis, que había que reformular el capitalismo. Entonces no se hizo. ¿Qué piensa sobre ello, se hará ahora?

Entonces hubo errores nacionales, que tenían que ver también con una crisis global, de las finanzas mundiales. Incluso entonces muchos de nosotros dijimos que teníamos que dar una respuesta europea a una crisis global.

Se ha perdido el tiempo, pero hoy el coronavirus es más profundo, porque afecta a la vida de las personas. El coronavirus es vida o muerte. Por lo tanto, no podemos usar las anteojeras y los paradigmas que utilizamos en 2008. Tenemos que tener una mirada nueva.

Este virus nos dice que si no damos una respuesta europea, los fenómenos globales aplastarán a nuestros países. Exactamente lo contrario de la respuesta que se dio en 2008. A este respecto, quiero decir que en la mesa de discusión que estamos teniendo, se habla de herramientas antiguas. Y con herramientas viejas con anteojos viejos, no podemos afrontar los desafíos de hoy.

Las relaciones sociales en el confinamiento han evidenciado una importancia de lo vecino, lo común. ¿Cómo afectará a la sociedad esto?

Cuando dijimos al comienzo de nuestra conversación que todo es diferente y que será aún más diferente de cómo entramos en esta crisis, también hablamos sobre esto. Cómo serán nuestras relaciones. Cómo será nuestro trabajo. Y cómo usaremos las herramientas de la tecnología. Creo que todo esto ya está ocurriendo. Hay formas de trabajar y producir que sufrirán profundos cambios.

Por supuesto, lo mismo se aplica a la relación entre las personas. Es un mundo que ha cambiado mucho en este mes.

Son relaciones digitales, pero también fraternales.

No debemos pensar que la distancia es una falta de fraternidad. Probablemente debemos tener diferentes formas de hacerlo, expresarlo. Pero todos los ciudadanos de Europa se están dando cuenta de que nuestra vida realmente ha cambiado en el último mes y medio. Nunca lo hubiéramos imaginado.

Los periodistas a menudo simplificamos. Y hemos hablado de la lucha norte-sur en el conflicto entre España e Italia con Alemania y Holanda por la salida de la crisis. Pero no es solo norte y sur. ¿Cómo podemos explicar esto? Ni siquiera es sólo izquierda contra derecha, porque con España está Grecia (conservadores) y Finlandia (socialdemócratas), con Holanda.

No podemos pensar que la política no responde a intereses y conveniencias, esto es normal. Pero en este momento estamos convencidos de que una respuesta para proteger a nuestros países debe venir de Europa. Por supuesto, debemos encontrar la conveniencia de todos. Y en este momento, la conveniencia para todos es la defensa del mercado europeo. Si no hubiera un mercado europeo, Italia sería mucho más pobre. Pero si no fortalecemos el mercado europeo, Italia será aún más pobre.

Y vale lo mismo para Holanda. También para Suecia, para Alemania, para todos nuestros países.

Entonces, si asumimos lo que significa para nuestra economía la defensa del mercado europeo, debemos tener una respuesta europea. A los soberanistas, a los nacionalistas, les gustaría explicar que una respuesta nacional es suficiente.

Pero todos entienden que sin una respuesta europea, nuestros países son mucho más que pobres, están abandonados.

¿Qué costes morales económicos, sociales y políticos tendrá?

Los costes humanos ya los tenemos, porque ya vemos boletines sanitarios que son boletines de guerra en España e Italia. Pero también en otros países, por el sufrimiento de las personas y los fallecimientos. Y esto, por supuesto, nos duele. Es un coste humano muy alto.

Tendremos un coste social y un coste económico, porque aquellos que eran más débiles antes de la emergencia se encontrarán más débiles después de la emergencia. Y no podemos permitir esto, debemos defender a las personas que ya eran débiles. Y luego tenemos que reconstruir nuestro tejido industrial, porque después de la crisis muchas compañías tendrán dificultades para reabrir. Tenemos que apoyarlos.

Creo que este trabajo de reconstrucción debemos verlo muy claro, y concierne a Europa, no se trata solo de un solo país.

¿Cuál es la lección más importante de esta crisis?

El egoísmo nacional no ayuda al propio país a protegerse de las dificultades y dinámicas globales que, si entran en tu casa, te hacen mucho daño. Creo que esta es la principal lección de coronavirus.

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