El empresario alemán y diputado del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania en el estado de Sajonia, Jörg Dornau, ha utilizado a presos políticos como mano de obra barata en su plantación de cebollas en Bielorrusia. Según una investigación publicada por el medio independiente bielorruso Reform.news, Dornau firmó un acuerdo con el “Centro para el aislamiento de los delicuentes” de la localicad de Lida para que los presos trabajaran en la plantación, con una paga de 5 euros al día. Un trabajo que, según Reform.news, el político alemán inspeccionó personalmente.
En uno de los testimonios recogidos por el medio bielorruso, Andrei, un hombre sentenciado a 15 días en el Centro por darle un “me gusta” a una publicación en las redes sociales, cuenta que trabajaban de 7 de la mañana a las 18 de la tarde, sin comer ni beber y con ropa de abrigo no adecuada a las condiciones. “Nuestras manos y nuestros pies se congelaban”, dice Andrei, quien explica que se firmó un contrato entre el Centro y la empresa Zybulka-Bel, vinculada a Dornau, que el trabajo no era forzado y que servía para pagar los gastos de la detención. “Cada día firmábamos el consentimiento para el trabajo. Si el capataz consideraba que un detenido trabajaba bien, se le pagaba. Al Centro de Lida le pagaban 30 rublos (unos 8 euros), a los detenidos unos 20 (unos 5 euros)”.
Dornau ha representado al partido populista de extrema derecha AfD en el parlamento de Sajonia, en el este de Alemania, desde 2019 y ha estado bajo escrutinio por sus negocios en Bielorrusia.
El mes pasado, según informa Politico, el Parlamento de Sajonia —donde la AfD quedó como segunda fuerza en las elecciones estatales del pasado 1 de septiembre— del condenó a Dornau a pagar una multa de 20.862 euros por no revelar su participación en Zybulka-Bel. La empresa se registró en Bielorrusia en octubre de 2020, en los meses en los que las fuerzas de seguridad del régimen aautoritario de Alexander Lukashenko reprimían en la calle las protestas que estallaron tras las elecciones presidenciales que se celebraron en agosto de ese año. Hasta el martes, había más de 1.300 presos políticos en Bielorrusia, según la organización bielorrusa de derechos humanos Viasna.