El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha excluido este lunes a los nacionales de Irak de su nuevo decreto migratorio. Los ciudadanos que tuvieran un visado válido antes de la emisión de la orden ejecutiva del 27 de enero también podrán entrar al país.
La decisión de librar a Irak se debe al compromiso de Bagdad a Colaborar con la investigación de sus ciudadanos. Así intentan explicar desde la Casa Blanca la nueva versión del veto, que restringe la emisión de visados durante 90 días a nacionales de seis países de mayoría musulmana, y prohíbe la entrada a territorio estadounidense durante 120 días de refugiados de todo el mundo.
Según esas fuentes, el Gobierno de Irak se ha responsabilizado de mejorar los estándares de documentación con los que viajan sus ciudadanos a EEUU, y a ejecutar en el “tiempo oportuno” los procesos de repatriación de sus nacionales con órdenes de deportación en Estados Unidos.
En este nuevo decreto el Gobierno de EEUU prohíbe la entrada al país durante 120 días de los refugiados de todo el mundo para reforzar los procedimientos de seguridad y confirmar que las personas que piden asilo no suponen una amenaza para la seguridad de los estadounidenses.
Para justificar la emisión de esta nueva orden ejecutiva el Gobierno de Estados Unidos ha informado este lunes de que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) investiga actualmente a 300 refugiados por actividades terroristas.
En la anterior orden, bloqueada en los tribunales, se prohibía de manera indefinida la entrada de refugiados sirios a Estados Unidos, pero esta vez el Gobierno no los menciona de manera específica y los incluye con el resto de refugiados.
“Irak ya no está en la lista”
La consejera presidencial Kellyanne Conway detalló a la cadena conservadora Fox que, frente al primer veto, emitido el pasado 27 de enero y bloqueado por una decisión judicial, la nueva orden dejará fuera a los ciudadanos de Irak y a los de los países afectados con residencia permanente en EEUU o ya estén en posesión de un visado. “Irak ya no está en la lista”, afirmó Conway, en coincidencia con lo anunciado hoy por el ministerio de Exteriores de ese país.
Esta nueva orden entrará en vigor a las 00.01 hora local (05.01 GMT) del próximo 16 de marzo con la intención de que los diferentes ministerios del ejecutivo estadounidense puedan coordinarse entre ellos. La asesora de Trump señaló, además, que en la nueva orden hay “seis o siete grandes puntos” que “clarifican” quiénes se verán afectados y que los refugiados sirios “son tratados de la misma manera que todos los refugiados”.
A pesar de que el Gobierno de Estados Unidos ha sacado a Irak de su lista, ha detenido la emisión de visados durante 90 días a los ciudadanos de seis países de mayoría musulmana: Irán, Somalia, Yemen, Libia, Siria y Sudán.
A diferencia de la anterior orden, en esta se especifica que pueden entrar a Estados Unidos los ciudadanos de esos seis países que tuvieran un visado válido antes de las 17.00 hora local (22.00 GMT) del 27 de enero, la fecha en la que se emitió la primera orden ejecutiva sobre inmigrantes y refugiados.
Ese extremo no quedó claro en el anterior decreto y se produjo un gran caos en los aeropuertos de todo el mundo, pues ciudadanos con visados válidos no pudieron viajar a Estados Unidos.
Otra de las diferencias que se incluye en esta nueva versión del veto es la eliminación de cualquier referencia a los ciudadanos cristianos, grupo que se había intentado proteger en el anterior decreto.
Tras una semana de caos y confusión durante la cual el Gobierno ya introdujo algunas modificaciones, un juez federal suspendió el anterior veto de forma temporal para estudiar su constitucionalidad, una decisión que luego mantuvo un tribunal de apelaciones al que Trump había recurrido.
La respuesta del Gobierno de Trump ha sido preparar una nueva orden con la que pretende evitar problemas judiciales.
“Cambio de envoltorio”
Los líderes demócratas del Congreso de Estados Unidos, el senador Chuck Schumer y la representante Nancy Pelosi, han reprobado el nuevo veto migratorio del presidente e insistieron en que igualmente se trata de “una prohibición” discriminatoria, aunque esté “diluida”.
“Una prohibición diluida sigue siendo una prohibición. A pesar de los cambios de la Administración, esta peligrosa orden ejecutiva socava nuestra seguridad. Es más, resulta mezquina y antiestadounidense. Debe ser derogada”, ha indicado Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, en un comunicado.
Por su parte, Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, ha asegurado que “el cambio de envoltorio” que ha llevado a cabo el Gobierno de Trump sobre la polémica orden ejecutiva “no ha hecho nada para cambiar los objetivos inmorales, inconstitucionales y peligrosos de su prohibición a los musulmanes y los refugiados”.
“Esta es la misma prohibición, con el mismo propósito, impulsada por la misma discriminación peligrosa que debilita nuestra capacidad de combatir el terror”, ha señalado la líder demócrata.